Confirmado, la banca española tiene aguante
Los test de estrés han sometido a los bancos a escenarios muy adversos y han mostrado que el sector es resiliente, pero no puede bajar la guardia.
¿Qué pensaría si el PIB, en lugar de crecer de forma acumulada en términos reales un 9,8% de 2022 a 2024, como está previsto, se desplomara un 1,3%? ¿Y si la inflación en lugar de aumentar un 12% lo hiciera el doble, el 20,8%? ¿Y si el bono a 10 años se situara en un tipo de interés promedio del 5,2% en lugar del previsto del 2,4%? ¿Y si la bolsa perdiera un 36,1% de su valor en lugar de un 11,2%? Obviamente, pensaría que estaríamos ante un escenario macroeconómico adverso (por no decir catastrófico) y, confiemos, altamente improbable de que ocurra.
Pues bien, estas cifras son las que ha utilizado el Banco de España para someter a estrés a la banca española con el objetivo de analizar su capacidad de resistencia ante un escenario adverso de 2022-24. Y la pregunta que se hace con este examen es si tiene provisiones y recursos propios suficientes para afrontar ese contexto.
En concreto, como ante semejante escenario su cuenta de resultados se verá negativamente afectada y tendrá que sanear el activo conforme empeore su calidad (obviamente aumentará la morosidad y la necesidad de provisiones), tendrá que utilizar recursos propios para hacer frente a las posibles pérdidas inesperadas.
La pregunta a la que contesta el examen es si tras tener que utilizar (consumir) recursos propios, el coeficiente de solvencia resultante todavía estaría en niveles razonables. La respuesta tranquilizadora es que sí, que su nivel de solvencia sería razonable (superior al que exige la regulación) a finales de 2024.
El examen que hace el Banco de España clasifica a los "alumnos" en tres grupos: los tres bancos con importante negocio en el exterior; el resto de bancos que supervisa directamente el MUS (mecanismo único de supervisión); y el resto de bancos más pequeños que supervisa el Banco de España.
En el primer grupo, el shock del escenario adverso se "come" 2,3 puntos de su coeficiente de solvencia de más calidad (lo que técnicamente se denomina CET1) hasta situarse a finales de 2024 en el 10%.
En el segundo grupo el impacto es mayor, con una caída de 3,2 puntos hasta el 9,9%. Y en el tercero, que parte de niveles de solvencia mucho más elevados, el shock no deteriora su solvencia, ya que aumenta en 1,6 puntos hasta el 20,6%, nivel que duplica el de los otros dos grupos de entidades.
Si en este último grupo aumenta la solvencia es porque tienen un modelo de negocio menos arriesgado que se beneficia del efecto positivo sobre el margen de intermediación de la subida de tipos que permite generar capital.
Estos buenos resultados que muestran capacidad de resiliencia de la banca española se complementan con su buena posición de partida para afrontar las incertidumbres que tiene por delante, en un escenario de menor crecimiento y mayor inflación.
Con datos de junio de 2022, la banca española por fin alcanza un nivel de rentabilidad del capital del 10% que supera el coste de atraer ese capital, que el Banco de España estima en el 7%. Es una buena noticia que asegura la viabilidad del negocio bancario tras muchos años en los que la rentabilidad era insuficiente para cubrir el coste de captar capital. Además, la eficiencia ha mejorado y supera holgadamente la de los principales sectores bancarios europeos.
También es una buena noticia que la morosidad, a pesar del impacto de la pandemia y de la crisis de las materias primas y del conflicto bélico, esté cayendo (a ello contribuyen las medidas de apoyo a la economía para amortiguar el impacto de la crisis), situándose en el crédito al sector privado en el negocio doméstico en el 3,8%, nivel por debajo del 4% de 2008.
No obstante, esta tasa agregada enmascara importantes diferencias según el destino del crédito, siendo mayor (6,1%) y habiendo aumentado en los sectores más vulnerables a la pandemia, como la hostelería, el ocio o el transporte.
A la buena noticia que es que caiga la tasa de morosidad se une el hecho de que también esté cayendo la ratio de préstamos en especial vigilancia (estadio previo a la morosidad) y la ratio de refinanciación (que puede ser la antesala de la dudosidad). Por tanto, en general, ha mejorado la calidad del activo bancario.
"En el negocio en España, la rentabilidad es menor a la que se logra cuando se incluye el negocio de las filiales en el exterior"
En el negocio en España, la rentabilidad es menor en relación a la que se logra cuando se incluye el negocio de las filiales de los bancos españoles en el exterior, ya que la ROE se sitúa en junio de 2022 en el 8%, dos puntos menos en relación al 10% de los grupos consolidados.
En el negocio doméstico, el margen de intereses en lugar de aumentar con la subida de tipos, ha disminuido, lo que en parte contribuye a explicar la menor rentabilidad. En concreto, ese margen ha caído un 3,9% del primer semestre de 2021 al mismo periodo de 2022.
También han caído un 16% las comisiones en el mismo periodo. Por tanto, lo que explica la recuperación de la rentabilidad en España (ha pasado del 5,8% en el segundo trimestre de 2021 al 8% en el segundo de 2022) es la caída del coste del riesgo, ya que las provisiones han disminuido un 40% del primer semestre de 2021 al mismo semestre de 2022.
Como todo supervisor, hace bien el Banco de España en evitar la relajación ante el buen resultado del test de estrés teniendo en cuenta la enorme incertidumbre que en este momento existe en un escenario lleno de retos y vulnerabilidad derivados del conflicto bélico, la elevada inflación y las previsiones de menor crecimiento económico.
De ahí que su consejo sea no bajar la guardia en materia de provisiones (que cubren pérdidas esperadas), ni tampoco en fortalecimiento de recursos propios (que cubren las inesperadas).
Joaquín Maudos. Catedrático de economía de la Universidad de Valencia, director adjunto del Ivie y colaborar del CUNEF