Subo en varios taxis de Madrid. Les pregunto cómo va su trabajo. Su opinión es un indicador más fiable que el INE o el CIS de Tezanos, sobre la evolución del PIB. Me dicen que el mes de noviembre ha ido bien.
Estoy en una consultoría de una empresa importante de un sector del plástico. Me indican que sus competidores están pesimistas, que hablan de una depresión de un año y más.
Les contestó que todo depende de lo que pase con la guerra Rusia/Ucrania, los precios del gas, el petróleo y la estabilidad en China. Es posible que ya estemos en recesión, pero no la veo larga. En verano de 2023, puede que vuelva el crecimiento. España en el segundo trimestre entra en su temporada turística y eso empuja el PIB.
BBVA Research acaba mejorar dos décimas las previsiones de crecimiento para 2022 (4,6% PIB) y también para 2023 (1,2%). ¿Qué está pasando?
Están bajando los precios de los combustibles, el propio Gobierno de España ya habla de eliminar la ayuda general de 20 céntimos litro, si siguen estabilizándose sus precios.
Parece que Estados Unidos quiere un "arreglo" en la guerra que declaró Rusia a Ucrania y se lo está insinuando a Zelenski. De hecho, las líneas del frente están consolidándose. El invierno, el hielo y la nieve impiden avances significativos. Putin sabe que el General Invierno es implacable.
Las revueltas chinas, siendo las primeras del tercer mandato de Xi Jinping, están lejos de desestabilizar el régimen.
Lo más probable es que España acabe 2022 con un crecimiento del 4,5% del PIB (en contra de mis previsiones anteriores, hay que reconocerlo), y que el de 2023 remonte en su segundo semestre. Aunque en el trimestre actual y el siguiente decrezca el PIB.
¿Pero cómo es posible que en este trimestre el taxista madrileño no note la bajada del PIB en noviembre?
Porque hay dinero en los bolsillos de las familias españolas y, en contra de lo que ocurrió en 2020, no están dispuestas a atesorarlo. Se cansaron de ser hormigas y quieren ser cigarras. Eso anima el consumo, sobre todo el de "tapa y caña".
"Hay dinero en los bolsillos de las familias españolas y, en contra de lo que ocurrió en 2020, no están dispuestas a atesorarlo"
Mis asesorados apuntan: se está despidiendo mucha gente, a la vez que no encuentran especialistas. Es un mercado de trabajo anormal, con cifras que ellos creen que no reflejan la realidad, según sus sensaciones a pie de empresa.
Es verdad que se están produciendo despidos. Pero el despedido recibe una indemnización, luego entra en el SEPE a cobrar la prestación por desempleo en función del periodo anterior de cotización. Durante ese tiempo sus rentas salariales casi son iguales sin trabajar.
Al final, si se acaba la prestación recibe el subsidio. Es pequeño. Sus perceptores muchas veces lo llaman 'la paguita'. Sin embargo, si consigue alguna chapuza en la economía informal, o en la familia hay varias 'paguitas'. Así, sobrevive unos meses hasta que en primavera venga el contrato "fijo discontinuo" o temporal y vuelta otra vez a lo mismo. Otros están en el "paro discontinuo", cobrando también del SEPE sin figurar como desempleados.
Además, Madrid se ha convertido en una plaza de "turismo urbanita", alternativo al turismo de sol y playa. El invierno favorece su turismo mezcla de gastronomía-cultura-diversión. De manera que los fines de semana y los puentes, La Gran Vía y alrededores están llenos. No comprarán mucho, pero si se moverán por la ciudad. Amén, del turismo 'empresarial-profesional' dentro de la semana, en el que también se necesita del servicio del taxi.
¿Y el resto de la economía madrileña? Muchas empresas son de valor añadido: las financieras, servicios, una potente concentración de emprendedores y un alto valor de sus Recursos Humanos, sin olvidar el sector educativo. Madrid se puede convertir en el 'hub global' de enseñanza superior en castellano.
Todo ello cuadra con que, gracias a la inflación, la recaudación de las Administraciones públicas (IVA incluido) va como un tiro. Su caja rebosa.
Entonces Ayuso, que cree que el dinero está mejor en el bolsillo de las familias, hace rebajas tributarias y Sánchez, que piensa lo contrario, llena los Presupuestos de subvenciones.
Por todo ello, al taxista de Madrid le entra dinero en su caja.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.