En el mes de noviembre se cumplieron los 1.000 días desde el comienzo de la pandemia en buena parte del mundo. Un largo periodo que podemos dividir en dos partes casi iguales: 500 días antes de la vacuna y 500 días desde que la vacuna cubrió a una buena parte de la población con su pauta completa (agosto de 2021). En estos casi 3 años se han registrado 650 millones de contagios. En números redondos, 200 millones antes de la vacuna y 450 después. También ha provocado 6,6 millones de muertos, 4,3 antes de la vacuna y 2,3 millones después. Más adelante recuperaré estos datos para hacer mención a la política de 'Cero Covid', tan cuestionada recientemente.
En lo que se refiere al balance mensual, en noviembre se frenó la mejoría iniciada a mediados de agosto. El estancamiento se mide tanto en el número de nuevas infecciones como en el número de nuevos fallecimientos. En lo que se refiere a las infecciones, hemos pasado en el total mundial de los 12,7 millones de nuevos casos de octubre a los 12,5 millones en noviembre. Pero, dado que el mes tiene un día menos, las dos cifras son muy parecidas (de hecho, es algo superior en noviembre cuando ajustamos por calendario. Este estancamiento retrasa el ansiado final de la pandemia, augurado e incluso anunciado por muchos en los último meses. En el Gráfico 1 se recoge este estancamiento en el número de infecciones a nivel mundial, medida por los nuevos casos diarios, y en el que hemos pasado de los 411.000 de octubre a 417.000 nuevos casos al día en noviembre.
En cualquier caso, estos 12,5 millones de nuevos contagios representan el mejor dato en lo que llevamos de año y está por debajo de los registros de hace un año, aunque el nivel de testeo y la calidad de los datos reportados es mucho peor. Este estancamiento se explica porque la mejoría que ha reportado Europa se compensa con el deterioro en Asia y en algunos países de América Latina. En lo que se refiere a la evolución de los casos, semana a semana, durante el mes de noviembre fue de mejor a peor. Empezó el mes con unos 350.000 casos al día para terminar en unos 420.000, en media móvil semanal.
De cara a diciembre, lo previsible es que el número de casos siga estancado en los niveles actuales, sin descartar un ligero deterioro por la llegada del frío al hemisferio Norte, que empuja a la población a los locales cerrados, y porque el coste de la energía, que sigue alto pese al descenso en el último mes, no invita al ventilado de espacios cerrados ni a la compra de aparatos medidores de la calidad del aire en interiores. Pero, de forma cada vez más acusada, el nivel de testeo sigue a la baja, y ese es otro factor que limita las posibilidades de anticipar un cambio de tendencia en los contagios.
En lo que se refiere al número de muertes, en noviembre se registraron 41.000. Se trata de una modesta reducción con respecto al mes precedente, en que hubo 43.500 fallecidos. Pero, corrigiendo por el menor número de días del mes, también se detecta un claro estancamiento: unos 1.360 muertos por día, frente a los 1.400 de octubre, tal y como recoge el Gráfico 2. Dados los retrasos en el número de víctimas mortales con respecto al número de casos, es esperable que esta cifra también continúe bastante estancada en diciembre. Y sigue siendo una cifra muy elevada para considerar que estamos en una fase “endémica” o de “gripalización”.
En cuanto a la “tasa de letalidad”, es decir, el porcentaje de personas infectadas que termina falleciendo, también se ha mantenido estancada en el 0,33%, desde el 0,34% del mes anterior, por encima de la que teníamos hace meses. Pero este hecho se debe más a una infraestimación del número de casos, por la menor demanda de test de diagnóstico, que a un agravamiento de la variante. Aunque tampoco ayuda el estancamiento en el proceso de vacunación en el conjunto del mundo, algo que se recoge en los dos gráficos siguientes.
En el Gráfico 3 presento el número de dosis administradas cada día en el mundo, independientemente de que sean del protocolo inicial o de refuerzo. El ritmo de vacunación mundial sigue en el nivel más bajo desde principios de 2021, en que empezaba la campaña de vacunación en buena parte de los países occidentales. Otra forma de ver la ralentización del proceso de vacunación se recoge en el Gráfico 4, en el que presento el porcentaje de población vacunada con la pauta completa (según el protocolo inicial, sin incluir las vacunas de refuerzo).
El estancamiento en el ritmo de vacunación es generalizado, tanto en EE.UU. como en la UE y en Asia, con alguna excepción. En el total mundial el porcentaje de vacunados con pauta completa ha avanzado, hasta el 63% del total de la población. Estos son tres décimas más que el mes pasado, en que sólo mejoró en una décima. China está cerca de alcanzar el 90%, Portugal y España están en el 86,5 y 85,5%, respectivamente, mientras que la UE está estancada en el 73% y los EE.UU. en el 68,8%. Obviamente, será imposible alcanzar el objetivo de vacunación del 70% mundial en este año.
De nuevo, como en meses anteriores, con esta tripleta de datos, todos presentando estancamiento: nuevos casos diarios, nuevas muertes por día y porcentaje de vacunación con pauta completa, seguimos sin poder afirmar que la “pandemia ha terminado”, tal y como señala el discurso oficial y el de buena parte de los medios y, por tanto, de la opinión pública.
¿Podríamos estar en un “estado estacionario”, en el que se estabilizara el número de casos y de muertos, de forma que no se saturasen los hospitales y el número de muertes fuera “socialmente aceptable”? Es una afirmación discutible, pues la experiencia nos dice que estos niveles de la pandemia, con un ritmo elevado de circulación del virus, es difícil de mantener constante y, o bien se irá a la baja, cuando avance la inmunidad de grupo, o se acelerará si una nueva variante abre una ronda de reinfecciones y nuevos contagios.
La incidencia mundial en octubre
Como ya es habitual en estos informes mensuales, presento, para un panel de países seleccionados y que se repiten cada mes, la evolución de los nuevos casos registrados en octubre y los comparo con los meses anteriores. Como siempre, utilizo un código de color en el que el verde indica que el país ha mejorado con respecto al mes anterior. El rojo, que ha empeorado y el negro que se mantiene estable. Los datos se presentan en la Tabla 1.
Como señalábamos en la introducción, las nuevas infecciones se han estancado en el total mundial en 12,5 millones (color negro), mientras que en el resto de la columna se reparten los países con color rojo y color verde. En Europa, excluyendo a Rusia y a Turquía, se produce una mejoría significativa con 2,3 millones de casos menos y vuelve a los niveles de septiembre, con un número de contagios en torno a los 4 millones en el mes. Europa ha pasado de representar más de la mitad de los casos mundiales en octubre a una tercera parte en noviembre. Estas son cifras más “normales”, en relación a lo ocurrido en la pandemia.
De un total de 650 millones de casos en el mundo, en Europa se han registrado hasta la fecha unos 217 millones, es decir, la tercera parte. La mejoría en Europa ha sido generalizada, especialmente en Alemania, Francia y Reino Unido, aunque encontramos algunas excepciones en el Norte y el Este del continente, como es el caso de Noruega, Finlandia y Grecia. Italia y la península ibérica no han experimentado grandes descensos, cuando corregimos por calendario, aunque la calidad de los datos deja mucho que desear.
Rusia ha registrado una gran mejoría, a un tercio de los contagios de hace un mes. Por el contrario, Turquía ha duplicado el número de nuevos casos. Viento del Oste: América Latina, que llevaba dos meses con importantes avances, ha sufrido un notable deterioro, especialmente en Brasil, que casi triplica sus casos, en el peor mes desde agosto. También empeoran Chile y Colombia, mientras que México y Brasil presentan registros estables. Estados Unidos mejora marginalmente, si ajustamos por calendario mientras que la India sorprende con los mejores datos de toda la pandemia: apenas 19.000 casos en un país de 1.400 millones de habitantes.
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Viento del Este: el principal repunte, sin embargo, proviene del extremo Oriente. Japón, uno de los países exitosos en la pandemia, más que duplica sus casos, alcanzando los 2,5 millones, una cifra parecida a la de septiembre. Corea del Sur también los duplica, con 1,5 millones. Solamente Japón y Corea del Sur, sumados, han registrado tantos casos como el conjunto de Europa: 4 millones. Es decir, un tercio del total mundial. En el total de la pandemia, con 25 y 27 millones de infectados, ambos países han escalado a los puestos 7º y 6º en el ranking mundial de contagios. Pero con una importante diferencia en lo que refiere a la tasa de mortalidad: apenas 400 y 600 fallecidos por millón de habitantes, frente a los 3.300 de EE.UU. o Brasil y los 2.400 de España o Francia, por poner algunos ejemplos.
También ha habido deterioro en China, pero con niveles ridículos en términos absolutos y relativos: casi 60.000 casos, eso sí, multiplicando por 6 la cifra de octubre y casi igualando el repunte de abril. Más adelante dedico una sección al caso de China, que ha atraído la atención mundial. También hay un deterioro en Oceanía, con Australia casi triplicando sus casos de octubre y Nueva Zelanda elevándolos un 30%. Sin embargo, estos países, exitosos en sus políticas de 'Cero Covid' en la primera parte de la pandemia, apenas han registrado 600-650 muertos por millón de habitantes. Dentro de Asia este mes destaca Vietnam, que mejora sus ya buenas cifras de octubre y parece tener controlada la pandemia. También exitoso en su política de 'Cero Covid', ha registrado 400 muertos por millón de habitantes en el total de la pandemia.
La incidencia en Europa
En Europa, la mejoría de la pandemia se ha visto acompañada de un deterioro en la calidad de los datos, exceptuando Francia, que sigue reportando puntualmente datos diarios. También se ha reducido notablemente el testeo. En el Gráfico 5, como es habitual, presento la evolución del número de nuevos casos mensuales acumulados en los 5 grandes países europeos en noviembre.
Tal y como recoge la tabla inferior, todos los grandes países europeos han registrado mejoras, pero con diferencias notables. Así, Alemania los ha recortado en un 60%, Reino Unido un 57% y Francia un 27%. Por el contrario, el número de contagios en Italia sólo ha caído un 18% y en España un magro 7%. Por primera vez en muchos meses, no ha sido Alemania el peor país de los grandes europeos. Empezó el mes siéndolo, pero a mediados fue adelantada por Francia e incluso por Italia. El Reino Unido y España, los peores países en lo que se refiere a las estadísticas, han seguido este mes una evolución casi idéntica.
En cuanto al perfil temporal dentro del mes, también se detectan diferencias significativas. Italia ha repetido en la última semana los contagios de la penúltima (unos 228.000), mientras que España y el Reino Unido los han mejorado, aunque muy escasamente (-9% y -3%, respectivamente). Por el contrario, Francia los ha elevado significativamente (un 29%) y Alemania lo ha hecho en un 9%. Habrá que seguir atentamente estos dos países, en especial Francia, para ver si esta aceleración se mantiene en el mes de diciembre.
La crisis del Covid cero en China
El repunte de casos iniciado en octubre se aceleró en noviembre, hasta niveles parecidos a la de la ola de primavera que provocó el confinamiento de Shanghái, tal y como recoge, con datos diarios, el Gráfico 6.
Aunque la incidencia de este rebrote ha sido ridícula en términos de casos y de muertes, en comparación con lo que hemos visto en otros países, lo cierto es que ha puesto en jaque la política de 'Cero Covid' seguida hasta ahora en China.
La activación de medidas de confinamiento, incluyendo ciudades como Beijing, Wuhan, Shanghái, Guangzhou y otras, han provocado malestar en la población. A ello se une los estrictos controles a través de los “códigos de color”, que pueden cambiar arbitrariamente en función de que haya habido un caso en un espacio físico muy amplio y pese a tener el usuario un test PCR negativo.
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Pero lo peor ha sido el incendio de un edificio en Urumqi, capital de Xinjiang, que provocó 10 muertes porque mucha gente no pudo salir del edificio en llamas. Estos 10 muertos han superado la cifra de fallecidos por el Covid en todo el año. Ello ha provocado una justificada indignación de gran parte de la población y de los defensores de una política de la 'Cero Covid' “humanizada”, entre los que me encuentro.
El principal objetivo de esta política es minimizar el número de muertes, lo que es contradictorio con el lamentable episodio del incendio. En cualquier caso, la situación de China ilustra la dificultad de imponer el 'Cero Covid'por la fuerza, cuando en el resto del mundo impera el “Covid infinito”: permitir el contagio sin restricciones, sin importar el número de muertes (mientras no se sature el sistema sanitario).
China, pese a tener un buen nivel de vacunación en términos de la pauta completa (mucho más elevada que EE.UU. y la UE), anda escasa de vacunas de refuerzo. Y, tal y como está haciendo Japón (véase el gráfico 7), debería acelerar la dosis de refuerzo en la población más vulnerable (de más edad), además de plantear una política de anti virales para mantener la mortalidad a raya.
Como defendí recientemente (véase acto de presentación "El virus interminable"), soy un defensor del modelo Covid cero, entendido de una forma correcta: tratar de evitar al máximo posible el número de muertos. Nunca he compartido el enfoque darwinista, ni el de la selección natural, ni que la vida de los mayores tiene menos valor por el hecho de haber vivido “lo suficiente”. Para mí Covid cero no es confinar a todo el mundo en sus casas de forma continua.
Covid cero es minimizar la circulación del virus, para lo que hay que confinar de forma temporal a los infectados, lo cual requiere una buena labor de testeo y de rastreo. Me conformaría con que alcanzáramos el consenso de que el modelo Covid cero es el mejor modelo, en ausencia de vacunas. Y que tengamos un debate sobre si se debe mantener o no, una vez alcanzado un nivel de vacunación elevado. Pero una cosa es criticar la política seguida por el gobierno chino y la otra es la obsesión occidental por derrotar al Covid0 que, en mi opinión se explica por dos motivos:
1. Demostrar la superioridad occidental sobre China. Superioridad cultural y científica (los chinos son “tontos” y no han aprendido a “convivir con el virus”).
2. Porque es la única forma de justificar que, de los 6,6 millones de muertos, más de 5 millones han tenido lugar en “Occidente”: 2 millones en Europa, 1,1 millones en EEUU, y 1,7 millones en Latinoamérica (0,7 millones en Brasil y 0,3 millones en México). Por cierto, más muertos en México que en toda África, pese a tener 10 veces más población. Y China, 5.235 muertos con una población de 1.500 milones.
La única forma de justificar estos datos terribles de Occidente es derrotar al Covid cero y decir: “Veis, no había otra alternativa, esto era inevitable”. Y no lo es. Muchos de estos muertos eran evitables y siguen siendo evitables.
La mortalidad en España
No podía terminar este informe mensual sin hacer una mención a los fallecidos en España en este mes. Como en todos los meses, a ellos y a sus familiares y amigos está dedicado, como no puede ser de otra forma, este artículo. El resumen de la mortalidad de la pandemia, mes a mes y agrupados en olas, se recoge en la Tabla 2.
En noviembre, según las cifras del Ministerio de Sanidad que muchos discuten por estar sesgadas a la baja, se registraron en España 904 fallecidos, 30 por día de media. Se trata de una mejoría muy pequeña con respecto al mes pasado (31 muertos por día). Y, aunque se trate del mejor dato de 2022, es un 37% más alto que el de noviembre del año pasado (656 fallecidos, 22 por día). Pese a esta tendencia preocupante se sigue afirmando que “la pandemia ha terminado”. Ojalá fuera así. La pandemia terminará cuando el número de casos y muertes globales, se reduzca drásticamente. También cuando China decrete el final de la política de Covid cero.
Mientras tanto, nosotros deberíamos mantener la vigilancia y la prudencia. Plantear medidas de restricción es impensable, dada la crisis económica asociada a la guerra de Ucrania y la crisis de la política de 'Cero Covid' en China. La única medida aceptable para la población, que no tiene apenas costes económicos y una gran efectividad, es el uso de mascarillas en los interiores, no sólo en el transporte público. Su recomendación, aunque no sea obligatoria, debería estar en la agenda de las administraciones públicas y de los medios de comunicación.