Cuando el BCE sube los tipos genera pérdidas a los bonos de deuda pública. El motivo es que financiar al Estado es más caro, es decir, el interés que ofrece el bono sube. Pero a su vez, si se quiere vender en el mercado, su precio cae (el valor de la deuda es inversamente proporcional a la rentabilidad, que es mayor, a más riesgo). De ahí que las subidas de tipos siempre provoquen movimientos en los mercados de deuda. La cuestión se complica cuando ese bono ha sido comprado por el propio banco central porque en este caso, las pérdidas las asumen el BCE y los bancos centrales nacionales que forman parte del Eurosistema.
Esto está ocurriendo en Europa. De ahí que el BCE haya publicado recientemente un artículo divulgativo explicando de dónde proceden los beneficios y las pérdidas de un banco central. Según cuenta la institución que preside Christine Lagarde, incurrir en pérdidas es un problema relativo para el BCE. El motivo es que su mandato es asegurar la estabilidad de los precios, no generar ganancias para sus accionistas.
Además, tanto Fráncfort como los bancos nacionales del euro tienen dinero provisionado para compensar esas pérdidas. La razón es que sabían que tarde o temprano se iban a producir por el efecto secundario que tiene que un banco central compre la deuda que emiten sus gobiernos.
Así que, oficialmente, el BCE considera que no hay nada que temer. Otra cosa es lo que se dice puertas adentro en las reuniones de sus Comités y de su Consejo de Gobierno. Porque para los 'halcones' y otros miembros del Consejo, el tamaño que ha alcanzado el balance del BCE en los últimos años sí es un problema grande que, además, estaría conectado con la inflación.
"Oficialmente, el BCE considera que no hay nada que temer. Otra cosa es lo que se dice puertas adentro en las reuniones"
El próximo jueves, 15 de diciembre, esta cuestión será puesta sobre la mesa de la última reunión del año del Consejo de Gobierno del BCE. Se encargará de ello el representante del Bundesbank, que no está solo en esta batalla.
Se comenta que cada vez son más las voces que consideran que hay que adoptar decisiones inminentes sobre el balance del BCE, un asunto que es clave para todos, pero muy en especial para España e Italia -por el tamaño de sus economías y de su deuda pública-.
El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, lleva tiempo trabajando en introducir esta idea en el debate público.
De ahí que en una entrevista que concedió al alemán 'Frankfurter Allgemeine Zeitung' y a 'El País' en noviembre junto con el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dejara clara su posición. Y se resume en esta frase: "Deberíamos comenzar a reducir el tamaño de nuestra cartera de renta fija a principios del próximo año".
La idea preocupa a De Cos que, frente a las prisas de Alemania, considera que hay que abordar con "cautela" este asunto y ver antes cuáles son los efectos en la economía del endurecimiento de la política monetaria de los últimos meses.
El BCE tiene casi cinco billones de euros invertidos en bonos europeos, así que dar este paso es, para muchos, activar una "bomba de relojería" en la zona euro. En especial, en los países del sur, que están a la espera de conocer los detalles del diseño del programa con el que Lagarde evitará la fragmentación financiera en la unión monetaria en futuro.
[Opinión: Profunda división en el BCE sobre cómo abordar esta crisis]
"Habrá propuestas para que las primas de riesgo estén bajo control, pero no para que sigan anestesiadas"
Se trata del mecanismo TPI (Instrumento para la Protección de la Transmisión, por sus siglas en inglés) que, según describe una persona conocedora de los trabajos para elaborarlo, "no va a terminar con la disciplina de mercado, ni con la carrera de la cigarra y la hormiga". Es decir, habrá propuestas para que las primas de riesgo estén bajo control, pero no para que sigan anestesiadas.
Traducido esto al lenguaje del Congreso de los Diputados, es menos dinero para gasto social porque habrá que pagar más por los intereses de la deuda si así lo piden los mercados.
Por ello, lo que vaya decidiendo en los próximos meses el Consejo de Gobierno del BCE va a ser crucial para el proceso electoral en España en 2023. Y el hecho de que Luis de Guindos haya avanzado que la recesión esperada en la zona euro será menos intensa de lo esperado inicialmente, da algo de margen a Fráncfort para endurecer más su política monetaria.
Como ya avanzamos en esta columna, Pedro Sánchez tiene margen para que la economía aguante hasta las elecciones de 2023. Pero con el nivel de deuda y déficit con el que ha elaborado los Presupuestos de 2023, el Gobierno es cada vez más vulnerable a las decisiones que se tomen en Europa.
Además del frente abierto por las futuras reglas fiscales en Bruselas, lo que decida el BCE en los próximos meses será determinante para la economía -y la política española- de aquí a las generales.
Y en este caso, el líder socialista tiene algo que juega en su contra: con la credibilidad de Lagarde dañada por la inflación, el BCE debe demostrar con determinación que es una institución independiente del poder político. Es decir, que llegado el caso, habrá que acelerar la reducción del balance, aunque duela mucho a economías como la española, la italiana y, también, la francesa.
ATENTOS A...
La instrucción del 'caso Popular' está siendo tan larga y compleja que comienza a ser un problema para el propio juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama poner orden en el caso. Tanto es así que hace unos días citó a declarar como testigo a una persona que falleció en 2020, durante la pandemia. Se trata de Cecilio Real, exdirector de la oficina de tasaciones de la entidad, que debía aclarar algunas de las anomalías que los peritos del Banco de España señalaron en su informe.
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