Fusión nuclear.

Fusión nuclear. Europa Press

La tribuna

El futuro de la nuclear tras la revolución científica de EEUU

15 diciembre, 2022 03:00

Es evidente el logro histórico alcanzado en Estados Unidos de producir energía a partir de fusión nuclear, más aún si se tiene en cuenta que ha costado décadas hacer esta primera prueba y que Estados Unidos con ello adelanta al otro gran competidor que también está experimentando en el mismo campo como es China.

Desde el punto de vista económico, supone abrir una nueva alternativa para dar respuesta a una demanda de energía estructuralmente creciente para las próximas décadas, la cual en el momento en que sea escalable (todavía quedan bastantes años para madurar esta curva de aprendizaje) tendrá la potencia suficiente como para revolucionar por completo el mix de generación eléctrica y térmica.

Obviamente, como suele pasar con todo logro científico, hay un momento de euforia y expectativas que en la mayor parte de los casos no son satisfechas. Precisamente, la mayor dificultad para la ciencia atómica va a ser gestionar estas expectativas positivas. Sin embargo, el poder simbólico (y, al mismo tiempo, real) que tiene disparar la productividad por cada megajulio empleado bajo un esquema de residuos nulos y con cero emisiones, reposiciona a la energía atómica como una fuente imprescindible de futuro tras décadas siendo atacada y denostada continuamente.

[Hito histórico: EEUU confirma la primera ganancia de energía mediante fusión nuclear]

Aunque la secretaria de Energía estadounidense, Jennifer Granholm, intentó apuntarse el tanto bajo la teoría ampliamente difundida en los últimos tiempos de Mariana Mazzucatto de que no se puede hacer innovación sin el sector público, la realidad es que más de la mitad de la investigación que se ha hecho en los últimos años en el campo nuclear en los países occidentales ha sido gracias a las empresas del sector y al dinamismo que han mantenido, a pesar de todas las trabas que existen para el desarrollo de la energía nuclear y la fortísima regulación a la que está sometida el sector.

En 2021 se produjo un incremento extraordinario de las rondas de financiación para start-ups en Silicon Valley enfocadas a la investigación en energía nuclear, concretamente 3.400 millones de dólares, según PichtBook, de los cuales 570 millones se destinaron a financiar nuevas empresas del entorno de desarrollo de la fusión nuclear.

El otro polo de desarrollo es China, pero sujeto a incertidumbres relevantes sobre el uso pacífico o no que se pueda hacer de esta tecnología. Éste ha sido tradicionalmente uno de los riesgos que han provocado más rechazo a la nuclear frente a otras fuentes de energía.

La transparencia básica, así como la constitución de patentes y derechos de propiedad industrial asociados, es una cuestión crítica a ojos europeos o americanos que en los últimos años han reforzado sus escudos de seguridad y control tecnológico frente a posibles injerencias chinas.

"Estas pruebas abren un nuevo período de gran interés para rescatar a la nuclear""

En cualquier caso, estas pruebas abren un nuevo período de gran interés para rescatar a la nuclear en aquellas áreas económicas donde, salvo contadas excepciones, ha sido relegada al cajón de la Historia. La crisis de oferta que vivimos, teniendo a la energía en su origen y como uno de sus vectores de mayor impacto, ha obligado a replantear las decisiones de desmantelamiento del parque de generación atómico junto con la inclusión como energía 'verde' en la nueva taxonomía de finanzas sostenibles elaborada por la UE.

Cumplir los objetivos climáticos para 2030 y 2050 habría sido muy difícil sin haber tomado en consideración la nuclear, cuya capacidad instalada sigue reduciéndose.

Tomando las cifras elaboradas por EURATOM para su última perspectiva de largo plazo, se puede ver una caída notable en la capacidad instalada desde 2002 que marcó su máximo en 124,5GWe hasta los prácticamente 100GWe actuales y se espera una reducción a 95GWe al final de esta década. Todo ello teniendo en cuenta que en los próximos años se pondrán en marcha nuevos reactores de menor dimensión en Francia y otros países centroeuropeos, pero que en conjunto apenas añadirán 2GWe netos al total.

Esta tendencia decreciente en la potencia instalada es posible que se estanque o incluso se dé la vuelta en los próximos años conforme se generalicen resultados experimentales favorables a la fusión. Pero para quebrar la tendencia será necesario algo más que el avance de la ciencia. Requerirá de una revisión del modelo de regulación tanto para los grupos actuales en funcionamiento como a la hora de reconvertir las centrales amortizadas, así como de la gestión de los residuos radioactivos.

Seguir aportando a la UE-27 el 25% de la electricidad generada con mayores dificultades cada día no es sostenible, salvo que conforme se acerque la fecha de 2030 cuando en teoría el 'Fit for 55' deba ser una realidad y se vea que no es así, se empiece a dar otro tratamiento menos hostil a la nuclear frente a otras fuentes de generación. Pero probablemente el argumento de mayor peso terminará siendo la garantía del suministro energético en Europa, la reducción de la dependencia del gas natural y el tiempo que será necesario para generalizar sistemas de almacenamiento que hagan gestionable la energía procedente de parques eólicos o fotovoltaicos.

*** Javier Santacruz es economista.

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