Se avecina tormenta
El autor analiza la situación de las pyme que carecen de seguros de impago para hacer frente al aumento de la morosidad que se avecina.
Las borrascas que han marcado las últimas semanas del año parecen un preludio de lo que será 2023. Más nos vale prepararnos de cara al primer semestre del nuevo ejercicio porque se avecina tormenta. ¿Lo bueno de todo esto? Que no nos pilla desprevenidos.
En economía, igual que en meteorología, las previsiones son fundamentales y me atrevería a decir que cada vez más certeras. Por eso, llevamos meses analizando y estudiando la macroeconomía nacional e internacional para poder hacer proyecciones que nos permitan afrontar el nuevo ejercicio. Si bien es cierto que esas previsiones no mejorarán el horizonte, lo que sí harán es rebajar la incertidumbre, en máximos desde el año 2020 y acentuada, aún más si cabe, desde febrero de 2022 con el inicio de la Guerra de Ucrania.
Ahora que somos conscientes de que el mundo está sufriendo severos y permanentes cambios de paradigma y que empresas, economías y países navegan en un mar de desconfianza; hoy, que miramos por la ventana hacia el 2023 y vemos que el clima económico está marcado por el riesgo y la inseguridad geopolítica. Es el momento de hacernos con el utillaje que nos ayudará a pasar el temporal lo mejor posible. Si l hacemos quizá salgamos mojados, pero no nos ahogaremos en él.
Las previsiones nos dicen que el horizonte no mejorará pero sí que habrá una rebaja de la incertidumbre
Aquí es donde entran en juego empresas como las de seguro de crédito, que deben desplegar su experiencia y poner a disposición de las empresas grandes, medianas y pequeñas todos aquellos productos que ayuden a mitigar esos riesgos y sirvan como catalizadores del negocio.
El seguro de crédito, que protege de los impagos a las empresas al garantizar una indemnización en caso de que un cliente no responda a las obligaciones, tiene una penetración estimada en el mercado español de aproximadamente un 30%, un porcentaje que nos posiciona como uno de los países donde este producto está más desarrollado. Sin embargo, sigue siendo un gran desconocido para la base del tejido empresarial español: las pymes.
Las estimaciones nos dicen que menos del 15% de estas empresas cuentan con seguros de impago. Si tenemos en cuenta que, en tiempos de crisis, como el que estamos atravesando, existe una correlación directa entre el tamaño de la empresa y sus probabilidades de supervivencia y que cualquier negocio, pero muy especialmente las pequeñas y medianas empresas, depende de la capacidad financiera de sus clientes, cuesta entender por qué no es una herramienta más utilizada por este sector empresarial.
Muy probablemente la respuesta está en que las aseguradoras de crédito y de caución no hemos sabido trasladar nuestro valor a este sector y tenemos deberes pendientes para este 2023 porque, con las previsiones que comentábamos al principio y en vista de que la morosidad será otro de los caballos de batalla de las empresas este nuevo año, quizá sería interesante ir preparando el paraguas que nos proteja de la tormenta de mora. Sobre todo cuando de pymes se trata.
Siguiendo con el símil de la climatología y con la intención de que los lectores no abracen el nuevo año aún con más dudas de las que tenemos al terminarlo, los analistas vaticinamos un 2023 con nubes, pero también claros que llegarán en el segundo semestre del año. Para entonces se espera un repunte del crecimiento, especialmente en España.
*** Manuel Fernando Antunes Alves, director de Operaciones por Cuenta Propia de Cesce