Todos los años, con la digestión del roscón de Reyes empieza la cuesta de enero. En 2022, una inflación del 6,1% la hizo más empinada que la de 2021. Y como las subidas de los precios se acumulan, que hayamos entrado en 2023 con el IPC general en el 5,8% es otro mal trago para la clase trabajadora por mucho que se modere el ascenso. La subida salarial promedio de los convenios en 2022 rozó el 2,7%, es decir, que la gran mayoría de los trabajadores han aprendido ya que una inflación alta es sinónimo de empobrecimiento.
La inflación está dejando un país más desigual. Por ejemplo, la subida de los precios de la energía ha afectado más a los que menos tienen, puesto que el porcentaje que supone en sus ingresos el incremento de la factura de la luz es mayor para el que menos gana.
Las rebajas del IVA benefician a todos por igual e incluso, como los 'ricos' consumen más, se llevan una mayor parte de la ayuda. El cheque de 200 euros para hogares vulnerables se traducirá en una ayuda de 0,54 euros diarios en 2023 para quienes lo reciban. Una ayuda si se emplea de golpe, una limosna insuficiente si se trata de superar los problemas del día a día de quien no llega a fin de mes. Y un suma y sigue en la factura fiscal.
Las subidas salariales para hacer frente a la inflación han sido mayores para los que trabajan en los sectores económicos a los que les va mejor -y que en ausencia de un pacto de rentas, son los que han podido subir los salarios-.
Y así un largo etcétera que explica, en parte, la fractura que vive Unidas Podemos por los sillones que ocupa en el Consejo de Ministros. Con ese balance, juntas o separadas, Yolanda Díaz, Irene Montero e Ione Belarra -que llegaron al poder para acabar con la desigualdad- tendrán que concurrir a las próximas elecciones generales.
Dentro de las desigualdades que genera la redistribución de riqueza que siempre acompaña a los procesos inflacionarios, los pensionistas han salido victoriosos. A partir de este mes, contarán con la muleta de la revalorización de un 8,5% de su pensión y la garantía de que, en año electoral, el Congreso hará lo posible para volver a actualizar sus nóminas el próximo año, siempre que José Luis Escrivá se las ingenie para que Bruselas pase por el aro, algo que cada vez está menos claro.
En cierto modo, también saldrán reforzados los que perciben el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que se actualizará una vez más en los próximos días. No obstante, la inflación también hace que se esfume una parte del efecto de esa subida de los salarios.
Y hay otra mala noticia para esos trabajadores y para los parados que aspiran a encontrar un puesto de trabajo que esté retribuido con el SMI. Porque el frenazo que se constató en el empleo con los datos de diciembre ha encendido algunas alarmas. El motivo es que cuando se enfría la economía y se resiente el mercado laboral, ese colectivo suele figurar entre los más perjudicados en destrucción de empleo.
De hecho, a las puertas de que Antonio Garamendi tenga que 'tragar el sapo' del anuncio de otra subida del SMI en un trimestre en el que la economía rozará el estancamiento, la patronal ya ha salido a decir que los datos de paro de diciembre son una advertencia de las incertidumbres a las que nos enfrentamos, lo que "obliga a priorizar el mantenimiento y la creación de empleo" con "flexibilidad y contención de los costes laborales y de producción".
"Lo más preocupante es pensar en cómo será la cuesta de enero de 2024"
Sin embargo, lo más preocupante es pensar en cómo será la cuesta de enero de 2024. Porque el IPC general se ha contenido en España por dos motivos. Uno es estadístico -el efecto base del año con el que se hace la comparativa, ya que partimos de datos de IPC alto-. El otro es político: las medidas del Gobierno de Sánchez.
[Todas las medidas aprobadas por el Gobierno para limitar la inflación: así te van a afectar]
Según los últimos datos del Banco de España, los planes de choque contra la inflación habrían reducido la tasa de IPC general en más de dos puntos porcentuales en noviembre. Pero, cuando se retiren esas medidas, la inflación volverá a subir.
Y si el Gobierno puede mantener abierto el paraguas del gasto público, con unas elecciones antes de Navidad, todo apunta a que esas medidas caducarán el 31 de diciembre de 2023. Entonces, aunque sea de manera "moderada", el IPC volverá a escalar.
Así que es posible que la cuesta de enero que empieza esta semana sea solo un entrenamiento para volver a subir la del próximo año cuando, además, vuelven las reglas fiscales de la Comisión Europea. A no ser que la economía nos de otra sorpresa porque todo hay que decirlo, llevamos meses escuchando a los economistas anunciar "que viene el lobo" y hay muchos datos que dicen que se acerca, pero que no termina de llegar.
ATENTOS A...
Esta semana se publicará el nuevo Índice de Competitividad Fiscal que elabora el Instituto de Estudios Económicos (IEE) con la Tax Foundation. Los datos anunciarán, de nuevo, un retroceso de la posición de nuestro país. Ya en 2021, el informe mostró una caída de cuatro puntos en este ranking, lo que nos llevó a ocupar el puesto 30 de los 37 analizados. También la OCDE ha reflejado esta tendencia en los últimos años.