Por algún motivo, los actuales miembros de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) consideran que los indicadores económicos adelantados han perdido validez. Cada vez que un miembro del banco central estadounidense habla de inflación sólo hace referencia al nivel de empleo.
El mensaje es muy claro: o se van a la calle un millón de estadounidenses o ellos no levantan el pie del freno. Ese es el número de personas que haría falta para que el paro se situara por encima del 4%, el nuevo “objetivo” de la Fed.
Sin entrar en el debate de si es posible que en Estados Unidos convivan el pleno empleo con una inflación razonable -que lo es, puesto que es lo que ha ocurrido en la última década-, la posición de la Fed es comprensible.
Cada vez que un miembro del banco central estadounidense habla de inflación sólo hace referencia al nivel de empleo
En Estados Unidos hay pleno empleo y eso permite a los trabajadores negociar incrementos salariales desde una posición de mucha fuerza. Y la Fed quiere reducir esa ventaja, porque si los estadounidenses van “sobrados”, es muy difícil que pregunten por el precio de las cosas cuando van de compras. Y así no hay quien baje la inflación.
Pero en economía no solo hay que mirar los datos actuales. Hay que ver también la información que nos va mostrando cuál es la tendencia de cara al futuro. Si no, es como salir a la calle sin paraguas porque hay nubes pero todavía no llueve. O como planear una jornada en el campo mirando al cielo al salir pero sin consultar el parte meteorológico.
Y el parte empieza a estar muy claro. El indicador adelantado más importante de la actividad económica futura, el ISM, no solo lleva tiempo cayendo, sino que además en diciembre lo hizo a niveles inferiores a 50 puntos (48,40), que indica que viene contracción.
Además, en el último dato también cayó el índice de la actividad de servicios, que es la más importante en una economía desarrollada y que era la que se mostraba más fuerte hasta la fecha. Pasó del 56,5 al 49,6. Por no hablar de las señales que envía el mercado de bonos que, sin ser 100% fiables, suelen funcionar a la hora de predecir desaceleración económica, y dan lluvia, mucha lluvia.
No significa que la economía estadounidense vaya a entrar en recesión, pero sí que como mínimo se desacelera
Todo esto no significa que la economía estadounidense vaya a entrar en recesión, pero sí que como mínimo se desacelera. Y eso pronto podría notarse en el empleo. De hecho, la tendencia en lo que a ofertas de trabajo se refiere hace tiempo que se orienta a la baja.
Es más, hemos dicho antes que los salarios crecían, pero en diciembre han bajado del 5% anual al que estaban aumentando. Las pérdidas de empleo que estamos viendo en el sector tecnológico solo acaban de empezar y se producirán también en otros sectores, especialmente en el inmobiliario que, por cierto, es también un indicador adelantado importante. Y las ventas se están desplomando.
En lo que a la inflación propiamente dicha se refiere, hace tiempo que la general está cayendo y eso acabará trasladándose a la inflación subyacente, igual que en su día la inflación subyacente tardó cierto tiempo en “infectarse” de la inflación general.
La Reserva Federal tampoco se está fijando en que los factores que crearon la inflación actual también se están, no ya moderando, sino desplomando. Es el caso de la oferta monetaria, la M2, que ha pasado de máximos históricos a niveles bajísimos, no vistos en décadas. O el coste de los fletes, que también se ha desplomado. Y qué decir del precio del petróleo, el gas o las materias primas en general, elementos fundamentales de la inflación de los últimos 12 meses.
La Fed no podrá bajar los tipos de interés hasta que la inflación se oriente claramente hacia el objetivo del 2%
Con esto no quiero decir que la institución presidida por Jerome Powell tenga bajar los tipos de interés. Eso no podrá hacerlo hasta que la inflación se oriente claramente hacia el objetivo del 2%. Pero deberían tomarse una pausa para mirar el parte meteorológico y no obsesionarse tanto con el empleo. Si acaba lloviendo, al final también se mojará la oferta de trabajo, pero si se pasan de frenada podrían generar una tormenta de consecuencias imprevisibles.
La inflación va a costar que baje, especialmente cuando el congreso de Estados Unidos planea gastarse 1,7 billones de dólares (trillones en terminología anglosajona). Pero la Fed tampoco puede mirar hacia otro lado cuando todos los indicadores adelantados le están diciendo que, si sigue subiendo tipos, podría pasarse de frenada. Y tienen que pensar que, cuanto más aprieta, más se cubren las espaldas los directivos y lo hacen enfriando los planes de contratación y expansión de las empresas.
Pronto sabremos si la Fed mira sólo el terreno que pisa al o también mira el camino que tiene por delante. Nos lo dirá la cuantía de la próxima subida de tipos. O si se toman una pausa para consultar el parte.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.