África: oportunidad para la industria fotovoltaica española
El continente africano concentra algunos de los lugares con mayor nivel de irradiación solar del planeta. Eso hace que sea uno de los más condicionados por el cambio climático y, por tanto, un entorno en el que la energía fotovoltaica tiene un enorme futuro.
Adicionalmente, de acuerdo con el estudio realizado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), en colaboración con el Banco Africano de Desarrollo (AfDB), la tasa de electrificación en el continente continúa siendo muy baja, de un 46% en África subsahariana, lo que implica que 906 millones de personas siguen sin acceso a tecnologías y combustibles de limpios.
Con mayor o menor impulso, son varios los países africanos que promueven proyectos de energía solar fotovoltaica, especialmente en zonas como el Magreb o el África Occidental. Sin embargo, el proceso de transición energética en África topa con algunas dificultades, tanto en el ámbito tecnológico y profesional como en el de los recursos de inversión.
La tasa de electrificación en el continente africano continúa siendo muy baja.
En lo que respecta al primero, nuestras recientes experiencias suministrando las estructuras de varios parques fotovoltaicos en la zona, nos han demostrado que levantar una planta fotovoltaica en África comporta complejidades técnicas similares a las de cualquier otra ubicación. Sin embargo, las peculiaridades de la región hacen que sean especialmente relevantes cuestiones como la optimización de la inversión.
Si ya de por sí los costes son un elemento clave en la construcción de una instalación fotovoltaica en cualquier lugar del mundo, en el caso de África este aspecto adquiere, si cabe, un papel aún más relevante, porque sin un ajuste adecuado, muchos de los proyectos serían, simple y llanamente, inviables. A esta dificultad se añade, además, la necesidad de contar con profesionales formados para el desarrollo e instalación de los proyectos.
Por nuestra experiencia en la zona, donde hemos suministrado y ayudado a instalar la mayor planta fotovoltaica de Costa de Marfil, estas cuestiones tienen solución, y la industria española de equipos para el sector fotovoltaico puede formar parte de ella compartiendo y aportando el know how tecnológico necesario.
Otro reto bien diferente es el de atraer la inversión. La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha calculado que, para alcanzar sus objetivos energéticos y climáticos, África necesitaría 190 mil millones de dólares de inversión al año entre 2026 y 2030, dos tercios de los cuales, destinados a energías limpias, por lo que está claro que tenemos un desafío y una gran oportunidad para que entre todos los actores del sector impulsemos el acceso a la electricidad de un continente que genera el 9% de su energía a partir de recursos renovables.
África necesitaría 190.000 millones de inversión al año entre 2026 y 2030 para alcanzar sus objetivos climáticos y energéticos.
Obviamente, atraer esa inversión es una tarea que corresponde más a las autoridades locales que a la industria. Sin embargo, sí podemos contribuir aportando las garantías de que esas inversiones tendrán éxito: aportando nuestra tecnología y nuestros profesionales no solo para que realicen los trabajos de ingeniería e instalación necesarios, sino también formando a los profesionales locales y compartiendo con ellos nuestros conocimientos.
Según la AIE, África tiene el 60 % de los mejores recursos solares del mundo, pero solo el 1 % de la capacidad de generación solar. Esa capacidad de explotación es una oportunidad y, a la vez, un mandato si aspiramos a alcanzar el pleno acceso a la electricidad para 2030, de acuerdo con el ODS 7, al que nos hemos comprometido y por el que los países desarrollados debemos trabajar. Producir energía sin garantizar el acceso de las áreas que se han ido quedando atrás, como algunas en África, ya no es admisible.
En resumen, la industria fotovoltaica española tiene una extraordinaria oportunidad de crecer en el continente africano. Pero para ello ha de tener en cuenta tres cuestiones básicas: aportar la máxima optimización proporcionando un ahorro de costes que permita la instalación; ofrecer soluciones que se adapten a necesidades concretas.
También es necesario contar con profesionales preparados capaces de realizar las instalaciones en África y, siempre que sea posible transmitir su conocimiento para formar a profesionales locales. África nos ofrece una oportunidad de trabajar en un proyecto común que nos beneficia a todos: no le demos la espalda en nuestra expansión internacional.
*** Enrique Roig es director general de Esasolar