“Send lawyers, guns and money, dad, get me out of this” Warren Zevon
Los datos de deuda pública son muy preocupantes. La deuda ha aumentado un 5,6% en un año de recaudación récord y rebote económico. Pero esa cifra es solo la deuda pública según el protocolo de déficit excesivo. El total de la deuda de las administraciones públicas –pasivos totales- supera los 1,9 billones de euros, un 148% del PIB con datos del Banco de España del tercer trimestre que, a buen seguro, empeorarán en el cuarto, aún sin publicar.
¿Qué diferencia hay entre la cifra de 1,5 billones publicada por los medios y los pasivos totales? La diferencia es la cantidad de deuda pública escondida en las propias administraciones, fundamentalmente. Pero esa deuda se debe, se paga cada mes y es una losa para el crecimiento de cualquier manera porque las administraciones públicas son deficitarias, no es que estén invirtiendo en deuda con exceso de beneficios, como puede entender cualquiera.
La idea de deducir de la deuda total la cifra de deuda en manos de las administraciones tiene una lógica. Si España entra en una crisis de deuda, siempre puede hacer impago de los bonos atesorados en el sector público. Por mucho que suene lógico, si eso ocurriera sería un default igualmente según todas las agencias de calificación. Es más, si el estado se viera obligado a hacer impago de la deuda que tiene en sus propias manos… ¿compraría usted deuda pública o mantendría la que ya tiene? No.
Si España entra en una crisis de deuda, siempre puede hacer impago de los bonos atesorados en el sector público
Lo importante, sea cual sea el dato que usted decida utilizar, es que el gobierno de España ha disparado la deuda en periodo de ingresos récord y lo único que hace que el ratio deuda/PIB parezca ligeramente inferior es el denominador que, además, es nominal. Efectivamente, porque la deuda pública ha aumentado un 5,6% con una variación anual del PIB, según el INE, del 2,7%. Incluso si usted usa el dato de rebote del PIB de 5,5%, vuelve a crecer la deuda con respecto al PIB real.
El Gobierno ha endeudado al país en 75.000 millones más en 2022 incluso contando con el viento de cola de la recuperación del turismo e ingresos fiscales récord.
El Banco de España, en una interesante presentación de la subgobernadora Margarita Delgado, llamada “Evolución reciente, perspectivas y retos de medio plazo de la economía española”, reflejaba la debilidad de la recuperación y los importantes problemas y retos a medio plazo.
Las principales conclusiones sobre la situación actual son:
España no ha recuperado el PIB de 2019 y se queda muy por detrás de la media de la eurozona. Además, el dinamismo de la actividad, en 2022, fue de más a menos.
El Gobierno ha endeudado al país en 75.000 millones más en 2022
La recuperación es aún incompleta y heterogénea por componentes de demanda y oferta. La economía no ha recuperado el nivel PIB pre-pandemia, y además la economía productiva no ha recuperado el valor añadido bruto de 2019, siendo especialmente lenta la recuperación de construcción e industria que se queda muy por detrás de los niveles pre-pandemia. El sector servicios y agricultura mejoran la media.
Las presiones inflacionistas son altas y muy generalizadas, especialmente en alimentos y en la inflación subyacente (que ha aumentado según el INE al 7,5% de enero, comparado con 7% en diciembre).
La recuperación del empleo no se refleja en las horas trabajadas, que siguen sin recuperar el nivel de 2019. Como muestra el sindicato USO, el aumento de fijos discontinuos está haciendo que se reduzca la duración media de los contratos y aumente masivamente el porcentaje de contratos a tiempo parcial.
Las estimaciones del Banco de España son preocupantes porque muestran a futuro un escenario muy complejo: Inflación persistente, pobre crecimiento, alto paro y déficit estructural elevado.
Recordemos que la inflación es acumulativa y, según las estimaciones del Banco de España, los ciudadanos españoles sufrirán una pérdida de poder adquisitivo por inflación superior al 21% entre 2021 y 2025, con un desempleo estructural –incluso si aceptamos el subterfugio de los fijos discontinuos- del 12%, un déficit que no baja anualmente del 4% del PIB y un endeudamiento que solo se modera por el efecto del PIB nominal.
Según esas estimaciones, España no recuperará el PIB de 2019 hasta 2024 pero con un endeudamiento creciente que no baja del 110% del PIB hasta 2025… Si ocurre.
Si tenemos que poner un titular a las estimaciones del Banco de España sería “la evidencia del estancamiento” y, con ello -de nuevo-, el fracaso de la política favorita de los gobiernos españoles: Subir impuestos, gastar y endeudarnos a todos.
Todo esto significa menos crecimiento potencial, menos empleo y perder más puestos con respecto a nuestros socios.
Es urgente implementar un plan de medidas de liberalización, cercenar la burocracia y el gasto político que ha aumentado en más de 35.000 millones de euros desde 2019, y reducir la carga fiscal de familias y empresas que han sido expoliadas sin contemplación durante estos años de gobierno intervencionista para dejarles la mayor caída de renta disponible y tasa de paro de la Unión Europea.