No pienses en un elefante: el sistema es solvente
Las palabras no son inocentes. El archiconocido libro de George Lakoff titulado “No pienses en un elefante”, defiende la tesis de que pueden ser utilizadas para generar una opinión. Pero, sensu contrario, también pueden ser pronunciadas con una intencionalidad determinada y generar el efecto contrario al que se desea.
Eso es lo que está ocurriendo cuando los gobiernos y las autoridades monetarias están saliendo en cascada para asegurar que la crisis del Sillicon Valley Bank (SVB) no va a generar problemas en el sistema financiero, que están generando la sensación contraria.
Por ejemplo, el Credit Suisse niega contagio alguno de la crisis financiera producida en Estados Unidos. Lo cierto es que la entidad arrastra problemas desde hace meses, pero la negativa de los inversores saudíes a poner dinero en la compañía ha disparado las alarmas del mercado haciendo caer la cotización del banco en un 24,24%.
La consecuencia es la intervención del Banco Central helvético asegurando la inyección de liquidez necesaria para estabilizar a la entidad y la conexión inmediata de medios de comunicación e inversores con el asunto del SVB.
El efecto cascada no se ha hecho esperar y ha arrastrado al sector financiero en Europa, que cerró el miércoles con pérdidas considerables. Por citar algunos bancos, la Société Générale francesa con un 12% y Commerzbank y Deutsche Bank con más de un 8%.
El efecto cascada no se ha hecho esperar y ha arrastrado al sector financiero en Europa
En España, el Banco de Sabadell, el Santander y BBVA han encajado un buen golpe en sus cotizaciones. El Gobierno español ya ha hecho declaraciones asegurando que el sistema financiero español es de los más solventes de Europa.
Incluso, el contagio de la crisis ha llegado a los bancos asiáticos. HSBC cayó más de un 5%, el Bank of China y Hang Seng Bank un 3,7% y un 1,3% respectivamente, el Sumimoto Mitsui Financial Group más de un 7%y el KB Financial Group el 3,6%.
Las reacciones en todos los lugares es la misma, pronunciamientos de entidades y autoridades intentando tranquilizar. Pero, a medida que se producen declaraciones que buscan calmar a los mercados financieros, estos se ponen más nerviosos.
Saben que las reglas del juego exigen a los gobiernos el rol de intentar dar seguridad a los inversores. Como resultado, ha aumentado la incertidumbre y el dinero, que es muy miedoso, se ha empezado a esconder.
Se trata, en cierta medida, del “efecto Pigmalion”, es decir, la profecía que se autocumple, de manera que si todos se comportan como si algo fuese a ocurrir, ese algo termina ocurriendo.
La causa de la crisis del SVB, que se resume básicamente en que la subida de los tipos de interés para hacer frente a la inflación, le ha provocado una caída en el precio de mercado de los activos de renta fija.
Ha aumentado la incertidumbre y el dinero, que es muy miedoso, se ha empezado a esconder
De manera que, cuando una parte de sus clientes, alertados por esta circunstancia, realizó retiradas masivas de dinero para hacer frente a sus propios problemas de tesorería, el banco se enfrentó al problema de que el 55% de sus inversiones estaban en bonos corporativos y deuda pública. Al ordenar la venta de los títulos se ahogó en pérdidas.
La subida en pendiente del tipo de interés es la medicina aplicada por los Bancos Centrales para corregir la inflación. Ya algunos, como Stiglitz, se ha apresurado a criticar la medida, argumentando que el ascenso de los precios no tiene nada que ver con la crisis de 1973, sino que se debe a los problemas en la cadena de suministros y la escasez de chips; cuestión que no soluciona que se suba el precio del dinero.
La consecuencia a corto plazo de la crisis del SVB, y de las réplicas del terremoto que ha provocado en el peor momento económico, son restricciones en el crédito porque las entidades financieras se volverán más cautelosas y porque la demanda de dinero se contraerá. El encarecimiento del crédito y el deterioro de las condiciones financieras, abren las puertas a una nueva recesión.
Por su parte, los Bancos Centrales son plenamente conscientes de que la subida de los tipos de interés pone en una situación más delicada al sistema bancario. Su dilema, en las próximas semanas será si relajar la política monetaria con subidas mucho más moderadas de los tipos o, ante los malos datos de la evolución de la inflación en los últimos dos meses, mantener la dureza de los planes anunciados para conseguir una inflación del 2% para el 2025.
Por su parte, los inversores esperan que no cambien los compromisos de los Bancos Centrales. Sus modelos de decisión de inversiones se basan en la solidez de las políticas monetarias, aunque, por otro lado, teman que el problema del SVB no sea un caso aislado, y entremos en una nueva crisis financiera.
Mis alumnos de la universidad no han conocido momentos de bonanza económica, solo un encadenamiento de recesiones y dificultades desde el año 2008. Yendo más allá, desde la crisis de deuda de México, en 1982, hemos sufrido 9 crisis globales, prácticamente una cada cinco años.
La pregunta que deben formularse los gobiernos y autoridades monetarias es si este paradigma económico debe continuar o está herido de muerte, es decir, si el modelo de la regulación mínima de los mercados y la globalización sin instituciones que contengan y garanticen el sistema son sostenibles a medio y largo plazo o requieren de una nueva gobernanza global.
*** Tomás Gómez, docente de ADE en la Universidad Internacional de Valencia (VIU).