A pesar de las turbulencias que estamos viendo estos días en los mercados financieros, el entorno actual parece ser favorable para una apreciación del euro. Por un lado, la situación macroeconómica de la eurozona ha mejorado considerablemente en los últimos meses, lo que ha atenuado los temores de recesión.
De hecho, los índices PMI mensuales de actividad empresarial han dado un claro giro a mejor desde principios de año y vuelven a situarse en territorio de expansión. Asimismo, la mejora de las perspectivas energéticas y la resistencia de los datos macroeconómicos llevan a pensar que la economía de la eurozona está en buenas condiciones para evitar caer en una recesión en 2023.
Precisamente, los buenos datos macroeconómicos han aumentado la presión sobre el Banco Central Europeo para que endurezca su política monetaria a buen ritmo; pero, sin duda, el principal argumento a favor de mayores subidas de tipos por parte del BCE radica en la altísima inflación a la que se enfrenta todavía la economía de la eurozona. Efectivamente, la tasa de inflación subyacente, de mayor importancia para la futura política del banco central, por ser más persistente, continúa al alza y se sitúa en un máximo histórico del 5,7%.
Por otra parte, la crisis bancaria desatada por la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), y recrudecida en Europa por los problemas de liquidez a los que se enfrentó Credit Suisse, ha llevado a uno de los ajustes de las expectativas sobre los tipos de interés de los bancos centrales más violentos de los últimos tiempos. Los mercados de swaps prevén ahora que el tipo de depósito del BCE finalice 2023 en el 3,6%, frente al 4,0% previsto antes de las turbulencias bancarias.
Y si miramos a la Fed, todo parece indicar que se ha vuelto a la posición de principios de febrero, siendo ahora muy probable una subida más de 25 puntos básicos en mayo, con una posible pausa después. Los futuros cotizan ahora en una tasa de fondos federales de poco más del 4 % para fin de año.
Los mercados de swaps prevén ahora que el tipo de depósito del BCE finalice 2023 en el 3,6%
En el caso del Banco Central Europeo, previsiblemente tendrá que recorrer todavía un largo camino antes de que pueda considerar la posibilidad de poner fin a su ciclo de subidas. Se espera que sea el banco central más activo del G10 de aquí a finales de año, y que subirá su tipo de depósito más de lo que los mercados prevén actualmente.
Hay que decir que el ajuste de las expectativas sobre los tipos de interés ha sido excesivo en Europa, y que las estimaciones de los tipos del BCE son ahora extraordinariamente bajas dado el contexto macroeconómico y, en particular, la altísima inflación subyacente. Si a todo ello unimos que los bancos europeos parecen estar en mejor forma que los estadounidenses, no parece que el BCE vaya a poner fin a su ciclo de subidas de tipos, lo que debería ser positivo para el euro.
En suma, esperamos que los tipos de interés de la zona euro se sitúen este año por encima de lo que sugiere el mercado, si bien dependerá en gran medida de los próximos datos de inflación subyacente, que sigue siendo la clave de la política del BCE. Además, la reducción de los diferenciales de tipos de interés entre EEUU y la eurozona, y la disminución de los temores de recesión tanto a escala nacional como mundial, constituyen argumentos de peso para que el par EUR/USD pudiese acercarse de nuevo al nivel de 1,12 dólares a finales de 2023.
***Itsaso Apezteguia es analista de Ebury.