Ayer mismo los accionistas de Ferrovial decidieron trasladar la sede de la matriz se fuera a Ámsterdam (Países Bajos). La decisión que, en otras circunstancias, hubiera sido un tema societario, se ha convertido en una polémica nacional.
En virtud de una estrategia gubernamental errónea, lo que hubiera quedado entre los expertos financieros es ya un tema de opinión pública. Tema en el que el Gobierno ha demostrado su incapacidad para comprender el complejo entramado de la economía empresarial en un mundo global.
La competencia mundial no se mueve solo por países, sino también por “unidades económicas”. Unidades económicas compuestas por “cluster empresariales”, “administraciones públicas” y el “tercer sector”. La cooperación entre los tres crea esas “unidades económicas” con las condiciones para que un territorio (no necesariamente nacional) compita a nivel global.
La co-opetición, la capacidad de cooperar y competir a la vez es una de las condiciones necesarias para conseguirlas. No es fácil. Algún experto lo imagina como la posibilidad de “soplar y sorber a la vez”. Basta intentarlo para darse cuenta de las dificultades.
"No olvidemos que Endesa, gracias a la falta de visión de otro gobierno socialista, pasó de ser la cabeza de un grupo empresarial internacional español a ser filial de una empresa estatal italiana"
El Gobierno Sánchez y, en particular, sus componentes de UP, la Sra. Belarra entre ellas, ha sido incapaz de ejercer esa sutileza en la que los italianos son maestros. No es la primera vez que se comete este tipo de errores.
No olvidemos que Endesa, gracias a la falta de visión de otro gobierno socialista, pasó de ser la cabeza de un grupo empresarial internacional español a ser filial de una empresa estatal italiana. ¡Manda narices!
No soy partidario del traslado de las sedes de nuestras empresas a otros países. “El efecto sede” es importante. A su alrededor se producen rentas, construcciones o alquileres, sueldos directivos que pagan impuestos en el país, compras a proveedores, atracción de inversiones, inversiones en I+D+i, relaciones con universidades locales… Cerrar una fábrica cerca de la sede es más difícil que si es lejana. Aunque la movilidad geográfica y, sobre todo virtual, ha reducido algo estos efectos siguen siendo importantes.
"El traslado de la sede corporativa de Ferrovial no es buena noticia para España".
Por todo ello, a los gobiernos no les debe ser indiferente mantener, o no, sedes corporativas; deben cuidar esos árboles tan delicados; cuestan mucho de criar y, hoy en día, se pueden evaporar de golpe. El traslado de la sede corporativa de Ferrovial no es buena noticia para España.
Es importante analizar las razones de ese traslado: facilidad de cotización en bolsas internacionales para empresas que necesitan capital y deuda, trato fiscal apropiado, necesidades organizativas … o la búsqueda de mayor “seguridad jurídica”.
El Gobierno niega esto último, pero si se estudia la ejecutoria de Ferrovial se verá cómo es de decisiva en la cultura de esta empresa. Hace años, Ferrovial empezó a desmontar sus inversiones en países latinoamericanos buscando otros en los que esa seguridad era mayor; o irse de zonas en donde la corrupción era un arma con la que luchar en una empresa de obra civil y servicios, en la que las Administraciones Públicas juegan un papel importante.
"Mucho antes de que saltase la noticia de la intención de Ferrovial, el Gobierno debía haberlo captado y creado el clima de relación de cooperación empresa-gobierno adecuado en general"
Si un Gobierno quiere retener y atraer “sedes corporativas” tiene que conocer esto. Mucho antes de que saltase la noticia de la intención de Ferrovial, el Gobierno debía haberlo captado y creado el clima de relación de cooperación empresa-gobierno adecuado en general, y en este caso particular.
El error es intentar detenerlo por las bravas insultando, llamando antipatriota a sus dirigentes. Las empresas tienen responsabilidades con sus stakeholders o grupos interesados en su buen funcionamiento. Uno de ellos, muy importante, son los accionistas. Ferrovial los tiene internacionales.
Es la Junta de Accionistas la soberana en estas decisiones. Es la regla del juego de nuestra civilización occidental donde se conjuga de la forma más eficaz democracia y libertad. Ir contra ello es minar sus principios.
Si además de ser un error conceptual, por la torpeza de las declaraciones, se convierte en una polémica pública en la que el Gobierno demuestra su incapacidad y la falta de respeto a las decisiones de una entidad privada: ¿cómo va a conseguir atraer nuevas sedes o mantener las que hay? Más aún si el traslado, como parece, se lleva a cabo.
“Belarras”: calladita/os estáis más guapa/os.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE