“A la hora de predecir los movimientos de la bolsa, hay dos tipos de personas: las que no pueden hacerlo y las que saben que no pueden hacerlo. Es más seguro y rentable estar en el segundo grupo” (Terry Smith).
El sentimiento inversor ha cambiado sustancialmente de 2020 a 2023. Me explico: el mercado bajista de la pandemia fue fugaz, duró un mes y enseguida se giró al alza animado por el auge digital, esto propició euforia inversora durante el confinamiento. El ciclo bajista del año pasado fue más al uso en términos de duración. Y los que tenemos bolsa growth ya veníamos de sufrir en 2021. Si además tenemos en cuenta que en 2022 también cayó con fuerza la renta fija, es fácil entender el hartazgo de los inversores.
Hasta aquí todo es normal, es el sino de los que invertimos en bolsa porque sabemos que a largo plazo es lo más rentable. Esto va de valentía y paciencia, los frutos siempre llegan. Pero cuando una nueva cornada desanima a los bolsistas con un mercado bajista agotador, el desánimo se da en dos sentidos: 1) el que estaba invertido ahora sólo está recuperando un poco y 2) el que se salió (nunca recomiendo hacerlo, otra cosa es suavizar el estilo de bolsa) ahora está desconsolado viendo cómo se está perdiendo la recuperación. Estos últimos se quedarán esperando un recorte fuerte y al final se quedarán fuera por completo.
Otro aspecto es habitual tras un revolcón bajista: los analistas (que suelen pecar de ser “seguidistas”) tiran la toalla, se vuelven cautelosos y se quedan llorando por las esquinas cuando el esperado enésimo rally de mercado bajista resulta ser un nuevo mercado alcista. Es justo lo que acaba de suceder: el índice rey (S&P 500) sube más de un 20% desde mínimos (el Nasdaq ya lo había hecho semanas antes):
El arranque lo han propiciado las grandes tecnológicas, las ocho grandes suben desde el 1 de enero un 40% como mínimo:
Los vendedores del miedo y los permabears buscaron como primera excusa que esto se debía a muy pocos valores, pero vemos que el mercado ya empieza a coger amplitud, incorporándose cada vez más todo tipo de valores. Basta con comprobar que no sólo sube ya el S&P 500 (donde los grandes ponderan mucho), sino también el índice equiponderado. Esto podemos ver que suele desembocar en un desempeño muy alcista:
Parece que los gestores de fondos no están acertando mucho con su posicionamiento:
Veamos la rentabilidad media anual de la bolsa en función de lo que sucede el año anterior. Cuando la bolsa cae más de un 20% el año previo (como sucedió en 2022), la rentabilidad media el año siguiente es del 27%:
Suponiendo que el 12/10/22 haya sido el final del mercado bajista como parece ser, ¿sabías que, un año después del final bajista, las acciones suben un 41% de media? Llevamos más de un 20% desde mínimos quedando cuatro meses aún para completar un año:
Cuando el S&P 500 logra un nuevo máximo de 52 semanas después de un año sin que haya habido ninguno, la bolsa está más alta un año después en 15 de las 15 veces que ha sucedido.
Cuando sube un 20% desde un mínimo bajista, está también más alta un año después en 12 de 13 veces.
Y cuando ambas cosas ocurren, la bolsa sube un 17% de media un año después:
Cuando el índice VIX de volatilidad está demasiado bajo, mucha gente lo percibe como motivo de preocupación porque dicen que supuestamente es un indicador de excesiva complacencia.
Lo que no dicen es que el VIX puede tener periodos de muchos años en los que está constantemente por debajo de 20 y éstos tienen lugar precisamente durante los mercados alcistas:
Otra curiosidad: cuando hay alegría en el mercado, la gente suele quedarse comprada los viernes (y vendida en mercados bajistas). Por eso, cuando los viernes de forma recurrente son buenos días en bolsa, el año suele ser muy potente. Y estamos en un año de viernes fuertes…
Históricamente, los años en que la bolsa sube más de un 5% en enero (como este 2023), suele darse un rally en verano después de una consolidación de varios meses en marzo/abril:
Si no tienes templanza o estómago para aguantar, no inviertas en bolsa. Te lamentarás con el tiempo con toda seguridad, pero vivirás tranquilo, así que, si sufres mucho, confórmate con rentabilidades discretas. Aquí vemos que, absolutamente todos los años, la bolsa tiene una caída promedio de máximo a mínimo de un 14%, pero aun así la rentabilidad media anual del mercado ronda el 10% en el último siglo:
Se puede comprobar que la bolsa bate por mucho a los bonos y al oro. Y duplica a la vivienda en rentabilidad:
Para mí, la consecución de la libertad financiera consiste en amasar un capital tal que, si quisieras, aunque no lo hagas, puedas dejar de trabajar y te genere rendimientos netos que te den para vivir toda la vida sin reducir dicho capital. No quiere decir que te vayas a vivir a la playa porque sí, pero, obviamente, la tranquilidad psicológica que te da saber que “si quieres, puedes hacerlo” te proporciona un bienestar tremendo.
Hace poco vi un tuit que plantea una fórmula muy sencilla y que efectivamente facilita en mi opinión el cálculo de dicha cantidad: piensa el importe neto mensual que necesitas para vivir bien, multiplícalo por 12 para llevarlo a términos anuales, y después multiplica el resultado por 25. El montante que te salga es el capital que te concederá la libertad financiera:
Yo invierto disciplinadamente todos los meses, cobro e invierto del tirón para beneficiarme con el tiempo de la magia del interés compuesto. Como suelo decirle a un buen amigo, cuando la bolsa baja, disfruto porque compro más barato, y cuando la bolsa sube, disfruto porque veo como crece mi patrimonio.
Si estás sufriendo fuertes pérdidas, no te salgas, todo se revierte, pero no tengas bolsa muy suave en estos momentos si tienes que recuperarte de caídas abultadas: no puedes bajarte de un Ferrari y pretender volver al origen con una bicicleta en el mismo lapso de tiempo.
Warren Buffett dijo en una ocasión: “Continuarás sufriendo si reaccionas emocionalmente a todo lo que te dicen. El verdadero poder consiste en sentarse y observar con lógica. El verdadero poder es el autocontrol. Si las palabras te dominan, todos pueden controlarte. Respira y deja que las cosas pasen”.