El transporte y la logística desempeñan en la actualidad un papel estratégico en el panorama nacional, además de ganar cada día más peso en la balanza de las ventas al exterior.
Nuestro país ocupa una posición de primer nivel a escala europea y mundial por su moderna y potente red de infraestructuras tanto terrestres, como aéreas, marítimas y ferroviarias y por la calidad de los servicios ofertados. Estas modernas redes y la fortaleza de la cadena de valor de su industria son clave para impulsar el desarrollo económico y el crecimiento del empleo.
Según los datos del ICEX, este sector representa el 6,9% del PIB español, cantidad que aumenta hasta alcanzar el 10% si se suma la logística que realizan las compañías industriales, comerciales y de servicios vinculadas a este campo, que en su conjunto rondan las 218.000 empresas. En cuanto a la cifra de negocio anual, se sitúa en los 101.000 millones de euros y, además, genera alrededor de un millón de puestos de trabajo.
Además, la última edición, la octava, del informe anual Observatorio del Transporte y la Logística en España (OTLE), presentada en febrero de 2023, recoge también algunos indicadores que ponen de relieve la recuperación que se ha experimentado tras la pandemia. El aumento general de la movilidad, aunque no en todos los modos, tanto de pasajeros como de mercancías, ha venido acompañado de una mejora de la actividad económica.
Otro de los aspectos más destacados de este sector es su proyección exterior. Las inversiones realizadas en los últimos años en infraestructuras, nuevas tecnologías y sistemas ha contribuido también a crear una cadena de valor muy completa de empresas altamente especializadas que exportan su know how, experiencia y soluciones a todos los países del mundo. En ellos, han contribuido a poner en marcha planes de transporte y ayudar a la implantación de modernas redes de transporte, tanto aeropuertos, como líneas ferroviarias o nodos logísticos intermodales en puertos.
Los desafíos a los que debe responder el sector pueden convertirse en nuevos casos de éxito y contribuir a una mayor aportación en materia de I+D+i, empleo y generación de riqueza
A pesar de la buena evolución que se ha registrado después de la repercusión de la pandemia, en un contexto como el actual, marcado por la transformación digital, los objetivos de una movilidad sostenible y el creciente papel de las cadenas logísticas intermodales, los retos son múltiples y muy diversos. Por una parte, en cuanto al modo aéreo, se debe continuar con los avances tecnológicos para impulsar la recuperación en el transporte de pasajeros y las restricciones inherentes a la limitación de carga de las aeronaves. Este modo también se enfrenta a los objetivos y restricciones medioambientales a medio y largo plazo.
Por otro, en el transporte por carretera, tan importante para el movimiento de personas y bienes, que posibilita además entrega puerta a puerta, uno de los desafíos es la gestión de la última milla, aspecto complejo especialmente en entornos urbanos. Este modo tendrá que responder, entre otros, a la necesidad de incrementar la eficiencia de las flotas mediante la digitalización, y a la reducción de la huella de carbono, utilizando fundamentalmente vehículos eléctricos.
En cuanto al transporte marítimo, además de las metas que comparte con los otros modos, se debe continuar con la introducción de nuevos paradigmas y tecnologías que permitan revolucionar los procesos logísticos portuarios, añadiendo seguridad a las transacciones entre los agentes implicados y facilitando la conexión intermodal. Y respecto al ferrocarril, inmerso en un gran cambio, hitos como la integración modal o la liberalización del transporte de pasajeros marcarán la pauta del desarrollo de los servicios y sistemas ferroviarios, bajo los paradigmas de interoperabilidad y seguridad.
Los desafíos a los que debe responder el sector pueden convertirse en nuevos casos de éxito y contribuir a una mayor aportación en materia de I+D+i, empleo y generación de riqueza. Los cambios de los últimos años brindan una oportunidad única para dar un salto cualitativo que impulse un nuevo modo de transporte, más sostenible, eficiente y dotado de los desarrollos tecnológicos más avanzados del mercado.
Esta evolución será posible gracias a diversos factores, como los nuevos escenarios tras la liberalización del transporte de pasajeros por ferrocarril, el despliegue de conceptos más innovadores como la movilidad como servicio (MaaS) o la implantación de cadenas logísticas intermodales, puerta a puerta, sostenibles y digitalizadas. Junto a estos factores, también se incluyen las importantes inversiones en corredores estratégicos como el Atlántico o el Mediterráneo, los puertos secos, los planes de modernización de los puertos, movilidad aérea urbana, los aviones eléctricos o la inminente llegada de nuevos combustibles como el hidrógeno para las diferentes flotas.
Esta rápida evolución hacia una movilidad eficiente, sostenible y acorde a las necesidades cambiantes de la sociedad actual requerirá de expertos con perfiles acordes a estos avances. Estamos ante una ocasión idónea para crear empleo y preparar a una nueva generación de profesionales que van a desempeñar una labor primordial en un área tan esencial como es la movilidad de personas y mercancías.
En todo este camino de cambios y transformación, la labor que llevan a cabo los actores y las diferentes instituciones, entre las que se encuentra la Asociación Española de Transporte (AET), es una pieza esencial para aprovechar las oportunidades y responder a los grandes desafíos. El objetivo principal de la AET es colaborar en una mejor coordinación de todos los modos para construir un nuevo modelo de transporte eficiente, sostenible, integrado e innovador.
*** Juan Manuel Martínez Mourín es vicepresidente de la Asociación Española de Transporte (AET).