El efecto FOMO es eso que estará sintiendo usted si está fuera del mercado y ve como sube todo. Si no siente nada, es que fue bien aconsejado y ya tiene posiciones en fondos de renta variable (en la medida adecuada a su perfil de riesgo, obviamente).

El efecto FOMO es eso que se siente cuando el S&P 500 ha subido un 20% en ocho meses; el Euro Stoxx, un 31%; el Nikkei, un 29%, y el Nasdaq, un 30%. Éste último gracias sobre todo al advenimiento de una nueva fase de la revolución digital, es decir, la llegada de la inteligencia artificial (IA).

Y se me olvidaba: FOMO es el acrónimo de “fear of missing out”, que hablando en plata - y en español - significa “miedo a quedarse fuera”.

El efecto FOMO es eso que estará sintiendo usted si está fuera del mercado y ve como sube todo

En realidad la situación actual no tiene como origen la inteligencia artificial, sino la inflación. Lo de la IA ha sido un “extra”, aunque muy importante para el futuro.

En nuestras jornadas de estrategia de diciembre de 2022, tituladas “Las fuerzas que moverán el mercado en 2023”, la primera fuerza sería el descenso de la inflación. Los mercados descuentan expectativas de futuro y, en cuanto comprobasen que la tendencia de la inflación se orientaba claramente a la baja, no esperarían a que esté en el 2% que buscan la Reserva Federal o el BCE.

De hecho, cuando esté en el 2% ya no habrá nada que descontar y el mercado habrá subido todo lo que pueda subir por ese motivo. Porque así funcionan los mercados.

También dijimos que la segunda fase de la subida vendría por el efecto FOMO, que se produciría cuando la mayoría de la gente se hubiera perdido la primera.

La primera subida que han tenido las bolsas ha pillado a casi todo el mundo con el pie cambiado. 

Dábamos por hecho que la gran mayoría de los inversores se perdería esta primera subida, como consecuencia del mensaje tan pesimista que transmitían la mayoría de gestores, analistas e influencers. Y que esos inversores desengañados serían los que pondrían en marcha el efecto FOMO.

Y así ha sido. La primera subida que han tenido las bolsas ha pillado a casi todo el mundo con el pie cambiado. Es más: nunca había habido tantos gestores apostando contra el mercado, como muestra el ratio “put – call” del mercado de futuros de Chicago, donde el número de inversores bajistas, es decir, con posiciones “cortas” (que apuestan por que bajen las bolsas) es el mayor desde 2007.

Y claro, están perdiendo hasta la camisa, lo que les obliga a ir cerrando posiciones, lo que a su vez implica tener que comprar y es gasolina “extra” para la subida.

Y a más gasolina, más rápido va el motor. Y es cuando se enciende el “turbo”, en este caso el efecto FOMO. De hecho, la gasolina no es solo la expectativa de que una vez hayan dejado de subir los tipos de interés se abra la posibilidad de que bajen en el futuro, es que en esta ocasión la gasolina lleva un aditivo: el advenimiento de la inteligencia artificial, que, lejos de ser humo, es un nuevo y potente factor de incremento de la productividad.

Tendremos algún tipo de corrección bursátil. Todos los calentones generan correcciones

Baste pensar la cantidad de labores administrativas, informáticas, legales, técnicas, organizativas, etc., que se pueden mecanizar gracias a la IA.

Evidentemente, tendremos algún tipo de corrección bursátil. Todos los calentones generan correcciones. Pero serán aprovechados por muchos profesionales para cambiar de acera y por muchos inversores para subirse al tren, que seguirá cogiendo velocidad porque la mayoría de los inversores están fuera.

Y si ver subir al S&P 500 un 20% duele -o al Euro Stoxx un 31%, que duele todavía más porque pilla más cerca- no vean lo que dolerán las subidas cuando dentro de unos meses los medios y los bancos centrales empiecen a hablar de bajadas de tipos.

Y no les quiero decir el día que los analistas se caigan del guindo y vean hasta qué punto la IA puede mejorar los resultados empresariales por mayor productividad en muchos sectores, no sólo en la tecnología.

Cierto: cuando el efecto FOMO esté en pleno funcionamiento es cuando las cosas empezarán a ponerse peligrosas. Pero ahora mismo este efecto es alcista y todavía no ha generado esa burbuja de la que tanto hablan los vendedores de miedo, y que precisamente se producirá cuando pasen de vender miedo a vender humo.

***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.