La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño,

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, EP

La tribuna

El turismo extranjero salva a España de la recesión en 2023

El autor reflexiona sobre la evolución del PIB en el primer trimestre del año 

24 junio, 2023 10:00

Las estadísticas oficiales requieren de una actualización continua ya que, en la mayoría de los casos, provienen de estimaciones realizadas a partir de datos no observables. En el momento en que se conoce más información, debe incorporarse y eso modifica las lecturas dadas previamente de los indicadores. Es el caso de la Contabilidad Nacional y lo que ayer publicaba el Instituto Nacional de Estadística (INE), corrigiendo una décima al alza el crecimiento trimestral del PIB del primer trimestre de este año.

Esta mejora se debe a lo que podemos denominar sin temor a equivocarnos el “motor de la economía española” como es el turismo extranjero. En tasa interanual, el gasto de los no residentes ha experimentado una subida espectacular, aumentando un 33,7% en los tres primeros meses de este año. Gracias a la mayor afluencia de turistas foráneos que gastan más y mejor en cada día de estancia, las exportaciones de servicios han registrado un alza del 23,2% interanual y 3 puntos porcentuales más las exportaciones totales que en el cuarto trimestre de 2022 (+10,2%).

Éste es el verdadero rasgo diferenciador de la coyuntura económica de España con respecto a sus socios europeos. Mientras las exportaciones alemanas (fundamentalmente de bienes y tecnología) tienen una gran debilidad (el dato de abril fue sorprendentemente bueno, pero no corrige la tendencia de los meses anteriores de caídas) contribuyen negativamente al crecimiento del PIB, las exportaciones españolas muy basadas en el sector turístico están dejando un extraordinario resultado para las cuentas nacionales, pudiendo sortear la recesión que sí está teniendo Alemania o incluso (aunque sólo sea técnica) la Eurozona.

Mientras las exportaciones alemanas tienen una gran debilidad, las españolas dejan un extraordinario resultado gracias al turismo

Cuando un sólo sector tira de toda la economía, es lógico y necesario ser cautos porque lo que hoy es una contribución sustancialmente alta al crecimiento del PIB, mañana puede dejar de serlo con la misma facilidad que ha sido lo contrario. Sobre todo viendo qué está pasando con la demanda nacional.

Ahí lo primero que se observa es que la subida de los tipos de interés en la Eurozona (ya en el 4% de tasa de referencia) ha frenado en seco el consumo de las familias españolas, donde también pueden hallarse otros factores diferentes como la propia inflación o las expectativas de subidas salariales que han mermado significativamente la renta permanente personal y familiar.

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Se frenó ya en el verano pasado (la tasa trimestral pasó del 2,7% al 2%) y en el último trimestre del año 2022 y el primero de 2023 ha registrado dos tasas negativas consecutivas (-1,6% y -1,3%) que llevan a la tasa interanual a caer casi la mitad (del 3% al 1,6%).

Pero el otro gran capítulo que es la inversión privada (formación bruta de capital) tampoco está funcionando. Maquinaria y bienes de equipo han acelerado su caída interanual hasta el -5,7% entre enero y marzo pasado, mientras que la única partida que se mantiene es la de vivienda y quien más recupera hasta situarse en el mismo nivel que el año anterior es la variación de existencias.

Los tipos de interés han frenado en seco el consumo de las familias españolas. 

Este factor es importante ya que revela cómo las industrias han acumulado almacenes de bienes intermedios fabricados y materias primas después de dos años de grandes tensiones en las cadenas globales de suministros. Esto es lo que ayuda decisivamente para que la tasa trimestral sea positiva (+1,1%) después de dos trimestres consecutivos en negativo.

Con lo cual, tanto el consumo como la inversión privada se encuentran en una situación débil y sin capacidad de poder reemplazar en términos de crecimiento a la demanda extranjera si ésta flojeara por alguna razón en los próximos meses. Con estas cifras encima de la mesa, más una contribución al crecimiento ya negativa del consumo público, el “milagro” de España de aguantar unos trimestres más el crecimiento extra del PIB que le ha devengado la demanda externa se hace especialmente difícil.

Dado que estamos en un momento en que las cifras macroeconómicas se leen al pie de la letra para dar la sensación de que estamos en un mundo mejor del que realmente hay, los próximos meses de cifras macroeconómicas menos abultadas terminarán convirtiéndose en un arma de ataque político contra el nuevo Gobierno que salga de las urnas el próximo 23 de julio.

Si previamente no se ha hecho un buen diagnóstico de cómo está yendo el PIB y sobre qué factores se asienta, será muy difícil convencer a la opinión pública de que el descenso de las cifras no es producto del cambio de Gobierno, incluso con independencia de qué signo político tenga.

Los próximos meses de cifras 'macro' menos abultadas se convertirán en arma de ataque político contra el nuevo Gobierno

La realidad más básica es que España ha recuperado más tarde que todos los países de la UE los niveles de PIB previos a marzo de 2020, cuando la Eurozona ha avanzado un 2,4% adicional.

Haber perdido el tren de la convergencia es el hecho más preocupante de los últimos años. Para poder recuperar el terreno perdido, España tendría que triplicar su ya potente sector exterior para alcanzar en unos pocos trimestres el porcentaje de renta media del 95% que teníamos en la década de los 2000.

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