Todos los españoles con una cierta edad recuerdan a las Madres de Mayo, aquellas heroicas Damas que durante años desafiaron con marchas y manifestaciones a la Dictadura argentina exigiendo saber qué había pasado con sus hijos y familiares desaparecidos. Hace unos días, la Oficina de Estadística Europea, Eurostat, daba cuenta de la desaparición de 985.000 compatriotas que están desempleados, pero que, gracias a los juegos de alquimia de la Sra. Díaz y de sus acólitos, no aparecen como tales en las cifras oficiales. Como escribió Hannah Arendt: “La verdad no suele encontrarse entre las virtudes políticas”.
Eurostat ha desenmascarado a la Sra. Díaz una vez más y ha puesto de manifiesto la enorme y constante falsedad de las cifras de paro en España convertidas por la propaganda gubernamental en uno de los principales exponentes de su exitosa gestión. Con los datos ofrecidos por la Agencia Europea, el desempleo real en la Vieja Piel de Toro se sitúa en 3.724.110 de personas, frente a los 2.739.110 recogidos en los datos gubernamentales. Esto se traduce en que, a día de hoy, hay 632.510 parados más de los que había al iniciarse la triunfal legislatura social-comunista.
Esto es una verdadera tragedia porque aumenta de manera significativa el diferencial entre la tasa de paro española y la existente en la media de la UE y de la eurozona, que ya las doblaba antes de conocerse la ocultación realizada por el Gobierno de casi un millón de españoles desempleados. Parece difícil asignar a Eurostat su participación en una conjura con las fuerzas de la reacción para engañar a la ciudadanía y desacreditar a este Gabinete progresista. Al contrario, la afloración de este escandaloso asunto muestra algo constante en la gestión del Ejecutivo social-podemita: el arte de la mentira política descrito con ingenio y maestría por Jonathan Swift. Pero ahí no termina la historia.
Eurostat elabora también otra ilustrativa estadística, la de holgura laboral. En ella se mide el porcentaje de la población que podría trabajar a tiempo completo, pero que no lo hace por encontrarse parada o desempeñar un trabajo a tiempo parcial cuando querría hacerlo en uno a tiempo completo. En consecuencia, ese indicador refleja el grado de infrautilización de la fuerza laboral en una economía. En España, la holgura laboral se sitúa en el 20,8%, 8,8 puntos por encima de la media UE, ocupando una poco honrosa posición, la de liderazgo europeo.
La combinación del paro oculto con la abultada holgura laboral presentes en el mercado de trabajo español muestra el fracaso sin paliativos de la política gubernamental y, como se ha repetido en estas páginas hasta la saciedad, los efectos negativos de la contrarreforma realizada por el Gobierno. Hay más desempleados que al iniciarse la legislatura y 1,1 millones de trabajadores no tienen posibilidades de acceder a un empleo a tiempo completo. Este es el legado de la Sra. Díaz tras su paso por el Ministerio de Trabajo y Economía Social que le acredita para recibir con honores el título de Lady Paro of Spain.
España no sólo necesita un Gobierno que no le mienta, sino una política económica que permita reducir de manera drástica el desempleo
En realidad, se ha materializado por la vía de los hechos una vieja y querida idea de la izquierda: la del reparto del empleo. Los ciudadanos se ven obligados a trabajar menos horas de las queridas y, por tanto, a recibir unos ingresos inferiores a los deseados y a los que podrían obtener si el mercado de trabajo funcionase con mayor flexibilidad. Esta situación puede definirse con un término empleado de manera constante en el pasado por la izquierda patria: precarización del empleo, agravada aquí y ahora por la presencia de una descomunal tasa de paro.
Esta es la triste realidad de la gestión gubernamental en el terreno laboral: una enorme burbuja virtual. Por otra parte, muestra algo muy importante e inédito; a saber, la disposición del Ejecutivo, en este caso de la Sra. Díaz, a recurrir a cualquier procedimiento por artero y burdo que sea para manipular las estadísticas y engañar a la opinión pública y a la sociedad española con la finalidad de ocultar el estado del mercado de trabajo. A ello se une la incapacidad de rectificar, el mantenimiento del sostenella e no enmendalla cuando Eurostat ha puesto ante sus ojos la radiografía verdadera del mercado laboral de esta Vieja Piel de Toro.
España no sólo necesita un Gobierno que no le mienta, sino una política económica que permita reducir de manera drástica el desempleo y sea capaz de ofrecer un horizonte profesional a los ciudadanos, en especial a las jóvenes generaciones para que puedan desarrollar su proyecto de vida. Ello implica derogar la contrarreforma laboral del tándem Sánchez-Díaz, que es un obstáculo extraordinario para conseguir esos objetivos y volver a profundizar en la realizada por el anterior Gabinete, corregidos los defectos de redacción que permitieron a los juzgados de lo laboral desnaturalizar sus aspectos más modernizadores.