Santiago Abascal y Yolanda Díaz.

Santiago Abascal y Yolanda Díaz. Eduardo Parra / Europa Press

La tribuna

Vox y Sumar, dos programas económicos hechos para no aplicarse

El autor analiza los programas electorales de Santiago Abascal y Yolanda Díaz. 

21 julio, 2023 02:40

Si alguna similitud podemos encontrar en los programas económicos de los partidos situados en los extremos del tablero político, es que están concebidos y redactados para no llevarse a la práctica. Los extremos se tocan en este aspecto, o quizás mejor expresado, los populismos interpretan la estrategia política de similar forma.

El programa electoral de Sumar ofrece a los electores más intervencionismo, medidas incompatibles con la urgente necesidad de incrementar la productividad de nuestra economía y más gasto público a financiar con más deuda, a pesar de que ésta represente una de nuestras grandes vulnerabilidades en el largo plazo.

Yolanda Díaz inicia su programa con el objetivo de reducir la jornada laboral hasta 32 horas semanales, tras un proceso de diálogo y por supuesto, sin reducción de salario. Forma parte de las nuevas teorías de la izquierda neocomunista, que preconizan que la economía no debe medirse por el PIB sino por otros indicadores como la felicidad. Parece una broma, pero lamentablemente no lo es.

Afirman que subirán el SMI por encima del IPC, mantienen su diseño de una cesta de la compra con precios intervenidos y señalan en su redacción a los empresarios como responsables del incremento de los precios. Es una reiteración de argumentos que parece obsesiva.

Demuestran no entender la diferencia que existe entre margen empresarial y beneficio, cuando desarrollan su planteamiento para utilizar la información del Observatorio de Márgenes Empresariales. España necesita menos organismos persecutores y dedicar más esfuerzos a incrementar la productividad y la competitividad de nuestras empresas.

El programa de Sumar demuestra que no entienden la diferencia que existe entre margen empresarial y beneficio

Sumar niega el problema de la ocupación y se reafirma en la limitación de los precios del alquiler, con recargos en el impuesto de sociedades a quien alquile por encima de los límites señalados o los dedique al alquiler turístico.

En materia industrial, pretende abordar el concepto de autonomía estratégica e integrarlo en las decisiones de política industrial, cuestión que podría ser razonable, si no fuera acompañada por la creación de un banco público de inversión. Lo público antes que lo privado siempre.

Pero las mayores cotas de populismo comunista se alcanzan en el bloque dedicado a la competencia en la economía española. Su solución pasa por intervenir mercados, trocear empresas y bancos, con difícil encaje en el marco de la Unión Europea y que de realizarse generaría tal inseguridad que ahuyentaría todo tipo de inversión en nuestro país.

Propone una reforma para “democratizar las empresas” y argumenta que las pymes no pueden crecer de tamaño porque se ven limitadas por el poder de las grandes. Incrementando la burocracia, propone evitar el silencio positivo administrativo en la resolución de conflictos y recursos.

Las mayores cotas de populismo comunista se alcanzan en el bloque de competencia en la economía española, donde apuesta por la intervención

En materia de igualdad y protección social, su medida estrella es la herencia universal de 20.000 euros para los jóvenes que cumplan 18 años y pagadera a los 23, financiada mediante un nuevo impuesto a las grandes fortunas. Esta medida, supone un coste inasumible de 10.000 millones de euros, equiparable al incremento de las pensiones el último año. Sólo generaría más deuda (la recaudación del impuesto a las grandes fortunas se estima en 600 millones de euros) y nuevas figuras tributarias para poder asumirla.

En materia fiscal la receta es muy simple: nuevas subidas de impuestos e incremento de la presión fiscal. La lista es extensa, impuestos permanentes a las grandes fortunas, eliminación de la autonomía fiscal de las CCAA en sucesiones y donaciones, limitación de compensación de bases negativas en impuesto de sociedades, mantenimiento del impuesto a energéticas y bancos, mayor tributación en IRPF, impuestos medioambientales, etc.

En definitiva, la propuesta económica de Sumar es la de un partido de corte comunista y populista envuelta en alta costura, que sólo promete más gasto público, intervencionismo, más déficit y más impuestos para financiar medidas ineficaces, propias de quien desconoce el mundo empresarial y conceptos como inversión, seguridad jurídica o emprender a riesgo de comprometer tu patrimonio.

En materia fiscal, el programa de Vox se mueve en sentido contrario al de Sumar. Su propuesta pasa por una revolución fiscal que, por exagerada, está fuera de la realidad y resulta irrealizable. Si un partido político pretendiera mostrar solidez y solvencia en unos planteamientos fiscales tan agresivos, al menos, debería prestar la misma atención y responsabilidad a la hora de explicar cómo ajustará los gastos para corregir caídas tan importantes en la recaudación y no disparar el déficit y la deuda. 

El programa fiscal de Vox habla de una revolucióno fiscal que está fuera de la realidad y resulta irrealizable 

La explicación más plausible es que su interés en este aspecto es nulo, consciente de presentar un programa de máximos con el objetivo de vender como logro al electorado cualquier bajada de impuestos.

A pesar de contar con aspectos positivos como la búsqueda de la unidad de mercado, la reducción de cotizaciones sociales para facilitar la contratación, facilitar la conexión entre Universidad y empresa y una apuesta por la F.P. Dual, pierde toda la credibilidad cuando recurre a la misma estrategia de la izquierda populista: buscar y señalar enemigos. En su caso, son supuestas élites globalistas o la Agenda 2030, cuando los ODS de Naciones Unidas son objetivos genéricos alcanzables y deseables. Otra cuestión es qué políticas y medidas se implementen para lograrlos. Pero eso requiere una discusión intelectual más profunda en la que Vox no quiere entrar.

Su política comercial supone una vuelta al proteccionismo más rancio, sin tener en cuenta los saldos comerciales que mantenemos con terceros países y las pérdidas que potencialmente se pueden generar en otros sectores exportadores o importadores de materias primas esenciales.

Sus medidas en política industrial pecan de falta de ambición y aunque es interesante su apuesta por la energía nuclear, no se puede desaprovechar el desarrollo industrial asociado a las energías renovables o el potencial en innovación y creación de toda una nueva rama industrial que podrían implantarse en España al calor de la estrategia europea Net – Zero.

Por último, en una cuestión tan relevante para el futuro de nuestro sector empresarial como son los fondos europeos del Next Generation, resulta paradójico que en su punto 17 del programa, Vox plantee “acabar con la forma actual de reparto de los fondos europeos” cuando gracias a su abstención Pedro Sánchez aprobó la convalidación del RDL 36/2020 con las reformas en la administración que le han permitido gestionar los fondos europeos discrecionalmente y con total falta de transparencia.

Como conclusión, partidos políticos que se encuentran en las antípodas políticas presentan sin embargo programas electorales que piensan más en la activación de sus respectivos votantes que en las posibilidades de que sus propuestas más relevantes se puedan aplicar. De hacerse, debilitarían nuestra posición financiera y lastrarían nuestro crecimiento económico en los próximos cuatro años.

***Santiago Sánchez es Economista.

Fábrica de acero.

El 'IRA' de EEUU impulsa la industria del 'acero verde' con más fondos y en la UE el sector teme perder competitividad

Anterior
Mujer aplicando crema solar en la playa. Foto: iStock.

El sector de las cremas solares confirma su 'buena salud': las ventas crecen un 9,3% en la primera mitad de 2023

Siguiente