Los intereses de la deuda, en máximos
En este plácido y cálido verano que todos esperábamos, en el que el escenario más plausible era el de mercados tranquilos con unos rendimientos razonables y al alza, ha emergido un elemento que aun estando en casi todas las quinielas no preocupaba especialmente. Hasta ahora.
Las tasas de interés de la deuda han aumentado de forma generalizada en lo que llevamos de año. Hasta aquí ninguna sorpresa. El tensionamiento en las políticas monetarias de los bancos centrales en su lucha contra la inflación explica lo que ha sido un movimiento acelerado pero de libro.
El interés implícito del treasury, el equivalente a nuestras letras emitidas por el Tesoro, cerró el jueves en 4,3%, el más alto desde 2007. El interés en los vencimientos más cortos a tres meses cerró en 5,56% y la del Bono a 30 años en 4,4%. Los tres están en o cerca de su nivel más alto en 16 años.
Las tasas de interés han ido en aumento durante los últimos dos años y medio, pasando del 0,93% a principios de 2021 a alrededor de su nivel previo a la pandemia del 2% en marzo de 2022 y del 3,5% al 4% durante la mayor parte de 2023.
Son niveles que preocupan si consideramos su espectacular subida en las últimas semanas, con un aumento de la tasa a diez años de más de 50 puntos básicos del 3,75% el 19 de julio al 4,30% el 17 de agosto.
La renta fija tiene un efecto miope para aquellos inversores más acostumbrados a la renta variable.
La renta fija tiene un efecto miope para aquellos inversores más acostumbrados a la renta variable. Las variaciones en los tipos, que son inversamente proporcionales al precio, se miden en puntos básicos mientras que los bolseros están acostumbrados a puntos porcentuales. Un punto básico es la centésima parte de un punto porcentual.
Según estima el CBO, las tasas de interés a lo largo de la curva de rendimiento promedian alrededor de 75 puntos básicos por encima de las proyecciones de referencia, lo que podría agregar 2,3 billones de dólares -el 6% PIB- a la deuda durante los próximos diez años y 350.000 millones -el 0,9%del PIB- al déficit en 2033.
Bajo ese escenario, el coste de los intereses superaría el gasto combinado en programas básicos para la ciudadanía como Medicaid, SSI y SNAP, así como el gasto en defensa para el próximo año. Para 2026, solo el coste de los intereses alcanzaría un récord del 3,3% de la economía.
Este escenario pone a Estados Unidos en riesgo de una espiral de deuda donde la relación deuda-PIB crece incluso si se controla de forma estricta el gasto.
Este escenario pone a Estados Unidos en riesgo de una espiral de deuda
Es más, aunque las tasas de interés volviesen rápidamente a las proyecciones, la deuda está en camino de alcanzar una participación récord en la economía en 2029 y sólo los intereses costarán alrededor de 10 billones de dólares durante la próxima década.
Llevado todo al contexto del posicionamiento de los inversores, el paso atrás dado en la exposición al riesgo en estas dos últimas semanas parece sensato e incluso lógico. La cuestión es cuánto más retrocederá si la situación se va fuera del control del Tesoro y la Fed y si esto abre un potencial escenario bajista para los inversores.