Steve Jobs

Steve Jobs

La tribuna

Vestir en 2023: la corbata no es secundaria

13 septiembre, 2023 03:02

Entrar en una reunión con una chupa de cuero de cremallera plateada y sentarte al lado de otros ejecutivos ataviados con traje y corbata no es en absoluto sencillo. Hay que tener un carácter fuerte y estar seguro de ti mismo. O tan convencido de tu éxito que busques precisamente eso, una estrategia diferenciadora que te convierta en referente para tus trabajadores.

Dicen que Jensen Huang, cofundador de Nvidia y recientemente elegido mejor CEO del mundo, no tiene una personalidad arrolladora. Él mismo se define como una persona muy tímida que, sin embargo, fue capaz de doblegar su introspección cuando empezó a servir mesas en una cafetería, el primer trabajo del hoy multimillonario de origen taiwanés.

Muchos años después, tras haber fundado una compañía de chips inteligentes y ver como los altos directivos de Amazon, Google, Microsoft, Meta y Tesla hacen cola para dirigirle la palabra, Huang acude a las reuniones con un atuendo fácilmente reconocible: chaqueta negra de cuero de estética motera, con cremalleras plateadas, cuello tipo Mao y pronunciadas hombreras.

¿Una máscara para esconder su timidez? ¿Un disfraz para ocultar las inseguridades que todos tenemos? ¿Una imagen ensayada y estudiada de antemano? Quizás, pero tremendamente efectiva.

El directivo de Nvidia es diferente. Su estilo es único y muchos son los que quieren ser como el que pasa por ser, a sus 60 años, el ejecutivo del momento. Lo admiran, claro está, por su éxito empresarial, por su visión innovadora y su espíritu emprendedor, pero no está de más apuntar que su imagen también suma. Genera engagement.

El directivo de Nvidia es diferente

No es el primero en quitarse la corbata. Jeff Bezos, Richard Branson y Mark Zuckerberg prescindieron de ella hace mucho tiempo. Steve Jobs creó su marca visual a partir de unos jerséis oscuros de cuello alto que nunca faltaban en sus presentaciones. Y hasta políticos de la talla de Barack Obama se apuntaron a esta corriente más informal, secundada también por los príncipes de Inglaterra, William y Harry.

¿Significa esto que todos debemos prescindir de la corbata? Probablemente no, porque no todos somos Obama, ni Jeff Bezos, ni el príncipe William. Quitarse la corbata puede ser un símbolo de poder tan válido como era antes llevarla. Al alcance de unos pocos elegidos.

Y, sobre todo, traslada un mensaje, que puede ser el que queremos transmitir o no. Ir sin corbata –o con chupa de cuero o cuello alto- implica cercanía, cordialidad, proximidad. Un mensaje que puede ser muy válido si el futuro rey de Inglaterra quiere acercarse a sus súbditos, o el presidente de Estados Unidos a sus votantes, pero que igual no vale para todos los contextos.

Barack Obama sí llevaba corbata cuando se reunía con Vladimir Putin y tenía que demostrar poder. Era un gesto tan estudiado como cuando el mandatario ruso pone a sus comensales occidentales en el otro extremo de una mesa que parece más larga que la de la película “la Bella y la Bestia”.

Poco importa, en realidad, sí llevas o no corbata en la tercera década del siglo XXI. Lo que sí cuenta es saber cuándo la usas y para qué. Y entender que prescindir de ella no es un tema secundario, sino una opción que te definirá ante el público y la audiencia a la que te estás dirigiendo.

Quitarse la corbata puede ser un símbolo de poder tan válido como era antes llevarla. Al alcance de unos pocos elegidos

El jersey de cuello alto no te hace Jobs, ni la chupa de cuero Huang, pero hará que te recuerden más fácilmente. El resto tendrás que ganártelo con tu trabajo y tu creatividad, más allá de tu vestimenta. Del fundador de Nvidia se dice que tiene una forma particular de abordar los problemas. Si en las reuniones aparece alguno, corta el resto del orden del día, y llama a los empleados responsables de la cuestión para resolverla cuanto antes.

Se levanta a las cuatro de la mañana para hacer ejercicio, y hace una jornada de 14 horas. Siempre lleva chaquetas de cuero, y porta desde hace unos 15 años un enorme tatuaje de estilo tribal en los hombros, con la forma del logo de Nvidia. Le encanta cocinar, y los coches de carreras: tiene un Ferrari 430, un 599, y un Koenigsegg CCX sueco.

A la hora de contratar, no se fija tanto en la formación y la experiencia, sino que busca alguien receptivo a la creatividad. No tiene despacho: prefiere moverse entre las salas de sus oficinas, con nombres como Skynet (Terminator), Hoth (Star Wars) o Mordor (El Señor de los Anillos).

Una serie de gestos que, a juicio de muchos, lo han transformado en el empresario con más visión del momento, capaz de apostar por la inteligencia artificial justo cuando arranca lo que, según sus palabras, es “una nueva era de la informática en la que todo el mundo es programador”.

“Solo hay que decirle algo al ordenador”. “En el futuro, las empresas tendrán una IA que automatizará todos sus procesos, por complejos que sean”, advierte desde hace varios años. Un líder diferente para un mundo en constante cambio. Para muchos, el mejor CEO del mundo.

*** Alicia Richart es directora general de Afiniti para España y Portugal.

Vehículo eléctrico

Vehículo eléctrico: ver más allá

Anterior
Puerto de Valencia

De espaldas al mar, pero de cara al puerto

Siguiente