Una vez más, los mercados actúan en contra del sentido común. Cabría pensar que, con unos datos del PIB tan optimistas publicados recientemente, los inversores estarían preocupados por la amenaza de otra subida de los tipos de interés, pero no es el caso.
Los temores a una posible subida de los tipos de interés resultaron efímeros, y el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años cayó por debajo del 4,8%. El repentino idilio con el activo defensivo podría deberse a múltiples factores.
En primer lugar, es difícil entender cómo la economía creció un 4,9% mientras las pequeñas empresas siguen pasando apuros; por otro lado, las acciones de los consumidores no repuntan, por así decirlo, a pesar del supuesto aumento del gasto de los consumidores.
En segundo lugar, el interés por los bonos se vio respaldado por el cambio en la retórica de los analistas. También ayudó la reorientación de la estrategia de los hedge funds, algunos de los cuales cerraron posiciones cortas mientras que otros se pusieron largos.
Así, el fundador de Pershing Square, Bill Ackman, puso fin a su apuesta bajista, mientras que Druckenmiller, Vanguard y Morgan Stanley se volvieron alcistas, y BofA dijo que espera un mega-rally en bonos del Gobierno de Estados Unidos en 2024 en medio de la recesión.
Es difícil entender cómo la economía creció un 4,9% mientras las pequeñas empresas siguen pasando apuros
En cuanto a los medios de comunicación, el artículo de Barron titulado Stop Crying About Bonds and Buy Them Instead sugiere que el mercado de bonos podría recuperar su condición de refugio seguro mientras continúe la agitación geopolítica.
Y parece que la magia de la palabra funcionó: los inversores no se dejaron disuadir ni siquiera por la decisión del Tesoro de aumentar su emisión de deuda en 9.000 millones de dólares en términos netos para financiar el déficit fiscal.
En cuanto a las perspectivas, parece que ya hemos alcanzado el pico de los rendimientos. A medida que el crecimiento económico se ralentice o, en el peor de los casos, se cierna la amenaza de una recesión, podrían bajar aún más.
La única posibilidad para el cambio de sentimiento es que la guerra en Israel se extienda por todo Oriente Medio, desencadenando una nueva ola de inflación que obligue a la Fed a actuar de nuevo. Sin embargo, por el momento tal escenario parece improbable.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.