El 2024 será un año de espera en lo económico y en lo político ¿Espera de qué?: De las elecciones a la Generalitat de Cataluña, que salvo adelantamiento y disolución del Parlament por parte de Pere Aragonés serían a principios de 2025.
Del resultado de esas elecciones dependen muchas cosas. En ellas se decidirán cosas importantes para el resto de España.
Si el Sr. Illa, primer secretario del PSC, consigue ser el indiscutible candidato a President en la votación del Parlament, España entra en una nueva etapa.
Se han acordado tres comisiones: PSOE/Junts; PSOE/ERC y Gobierno de España/Govern de la Generalitat.
La institucional y significativa es la última, que puede tomar medidas eficaces. Además, ya existe. Las otras dos comisiones no sabemos cómo funcionarán, pero probablemente puedan producir perturbaciones en el Congreso. Sin embargo, Sánchez ya es presidente y sólo él puede disolver las Cortes. Junts y ERC pueden patalear lo que quieran, no importa.
Si la Comisión Gobierno/Govern sigue con la lentitud que le ha caracterizado hasta la fecha es posible que dé muy pocos resultados. Los 15.000 millones de euros de condonación de la deuda autonómica que ERC ha conseguido por su apoyo a la investidura tienen que pasar por la Conferencia de Presidentes autonómicos y la fiscal. Por otra parte, el traspaso de “regalías” es complicado, aunque el Ministerio de Transportes se ha remodelado para abordarlo.
Es posible que a finales de 2024 se haya conseguido algún acuerdo. Le interesa a ERC y también al PSOE de cara a las elecciones. Los primeros para demostrar que son más eficaces que las tonterías de Junts. Los segundos para que el PSC se vista de catalanista moderado.
El acuerdo sobre la deuda autonómica influirá en las cuentas del Estado de 2025; crecerá su déficit público y obligará a aumentar los impuestos.
El acuerdo sobre la deuda autonómica influirá en las cuentas del Estado de 2025; crecerá su déficit público y obligará a aumentar los impuestos. Así que la Ministra de Hacienda debe estar atenta a todo ello para diseñar su reforma fiscal, pensando en el cambio de la UE y el final de las vacaciones fiscales. Por supuesto, contra las rentas de la clase media que es la que paga sin rechistar.
Si Illa consiguiera ser President, la comisión Gobierno/Govern sería una comisión PSOE/PSC. Eso tranquilizaría a los mercados al eliminar una incertidumbre política.
Serían tres o cuatro años en los que la Generalitat discutiría temas económicos, pero el independentismo estaría fuera de la Administración catalana. Un Govern PSOE-Comuns con el apoyo del PP o ERC sería un bálsamo para este convulso país. Algunas de las empresas que se fueron por el process puede que retornen.
Barcelona, en manos socialistas, recuperaría su vocación de ciudad moderna, empresarial e innovadora económica y culturalmente en competencia con Madrid. Algo bueno para las dos. La sana competencia desarrolla los competidores. Hasta el Barça y el Madrid saldrían ganando.
Por contra, un Govern en manos de los independentistas -que necesitarían a la CUP para mantenerse en el poder- crearía una situación de incertidumbre. Es difícil que haya referéndum de independencia, pero si la petición de una hacienda catalana que cobre todos los impuestos.
Si lo consigue, no hay que engañarse ¿por qué otras comunidades como Valencia o Baleares no lo pueden pedir? La deriva no sería fácil de frenar camino de una confederación económica preludio de otra política. Porque conseguida la autonomía fiscal de las zonas más ricas ¿en qué quedaría el Estado?
Un Govern en manos de los independentistas -que necesitarían a la CUP para mantenerse en el poder- crearía una situación de incertidumbre.
Podría dudarse sobre si sería mejor o peor que la actual situación de incertidumbre; lo seguro es que sería diferente.
Ante este panorama: es urgente esperar a las elecciones catalanas. Prepararlas debe ser el trabajo principal de los partidos nacionales.
El PSOE parece tener clara la estrategia: convertirse en el “voto útil del catalanismo y el constitucionalismo a la vez”.
El PP ¿la tiene clara? Feijóo está organizando su equipo para la legislatura y debería tener en cuenta las próximas elecciones catalanas. Las encuestas le dan mejor resultado que en las anteriores. ¿Cómo debe presentarse? ¿Cómo un apoyo al PSC para su presidencia? ¿Cómo su alternativa? En todo caso para 2024 es su decisión más estratégica, dado que en el Congreso, de momento, no parece que pueda derribar al gobierno PSOE/Sumar. Salvo cambio radical del PNV que también tiene sus elecciones.