“No tiene sentido” (Biden al indultar a 6000 estadounidenses por posesión de drogas).
Desde que Nixon lanzó la “guerra contra las drogas” hace medio siglo, el flujo de cocaína hacia Estados Unidos ha aumentado. La producción mundial alcanzó un récord de 1.982 toneladas en 2020 a pesar de décadas de esfuerzos para cortar el suministro. Entre 2000 y 2020, Estados Unidos invirtió 10.000 millones de dólares en Colombia para suprimir la producción rociando las plantaciones con herbicidas. No sirve para nada: cuando la coca se erradica en una ladera, se traslada a otra.
El peor daño recae en los países productores y traficantes, donde las ganancias de las drogas alimentan la violencia. El asesinato en Colombia es tres veces más común que en Estados Unidos; en México, cuatro veces. Las bandas de narcos son tan ricas y están tan bien armadas que dan a policías y políticos la opción de plata o plomo: corromperse o morir. Los cárteles seguirán siendo poderosos mientras su producto sea ilegal en los países ricos, que consumen la mayor parte.
Las medidas a medias, como no perseguir a los consumidores, no son suficientes. Si producirla sigue siendo ilegal, serán los delincuentes quienes la produzcan y la despenalización del consumo probablemente aumentará la demanda y sus ganancias. La verdadera respuesta es la legalización total, que permita a personas no delincuentes suministrar un producto estrictamente regulado y con altos impuestos, tal y como hacen los fabricantes de whisky y cigarrillos. La publicidad no se permitiría, lógicamente.
La cocaína legal sería menos peligrosa, ya que los productores legítimos no la adulterarían con otros polvos blancos y la dosis estaría claramente etiquetada, como lo está en las botellas de alcohol. Las muertes relacionadas con la cocaína se han quintuplicado en Estados Unidos desde 2010, principalmente porque las pandillas la mezclan con fentanilo.
Según The Economist, la legalización debilitaría a las mafias. La pérdida de ganancias de la cocaína limitaría su poder para reclutar, comprar armas y funcionarios corruptos. Esto reduciría la violencia relacionada con las drogas en todas partes, pero sobre todo en la región más afectada: América Latina.
Si la cocaína fuera legal, más gente la consumiría. Para algunos, será una elección: inhalar una sustancia que saben que no es saludable porque les produce placer. Pero la cocaína es adictiva. La escasez de investigaciones hace que sea difícil saber cómo compara con el alcohol o el tabaco en este aspecto. Se necesitan más estudios, al igual que mayores esfuerzos para tratar la adicción. Esto podría financiarse con el dinero ahorrado si la “guerra” terminara.
Ahora mismo, la legalización total parece políticamente imposible: pocos quieren ser tildados de “blandos con las drogas”, aunque los beneficios (cocaína más fiable, calles más seguras y mayor estabilidad política en Latinoamérica) superan con creces los costes.
Un kilo a precios mayoristas en Estados Unidos costaba 69.000 dólares en 2019:
Los capos se han infiltrado en las cadenas de suministro al extremo. Esta imagen de Financial Times muestra las cantidades de cocaína incautadas en la UE en toneladas:
La banda brasileña Primeiro Comando da Capital (PCC) es la más grande de América Latina, tiene 40.000 miembros y 60.000 subcontratados.
Hace una década, el PCC se asoció con algunos de los mayores traficantes de cocaína del mundo en América del Sur. Pero en los últimos años, esta hampa se ha concentrado en construir vínculos con Europa. Como muestra este gráfico, se incautó un récord de 303 toneladas en la UE en 2021:
¿Qué se necesita para abordar el problema de las organizaciones criminales en México? Un artículo de Science sugiere una respuesta novedosa: detener el reclutamiento.
Si las pandillas aceptaran sólo la mitad de las 360 nuevas personas que actualmente necesitan cada semana, los miembros serían 155.000 en 2027:
Según Bloomberg, la cocaína se convertirá en la principal exportación de Colombia, superando al petróleo, a medida que la producción del narcótico continúa expandiéndose. Fotos satelitales muestran que la cantidad de tierra plantada con coca aumentó hasta 230.000 hectáreas en 2022 (un 13% más que el año anterior), suficiente para producir 1.700 toneladas de cocaína refinada, la mayor cantidad jamás alcanzada según la ONU.
En países que antes eran seguros, las tasas de homicidios están alcanzando unos niveles tremendos, incluidos Ecuador, Costa Rica y Chile. La cocaína es la causa principal de los problemas en Ecuador. Después de que los puertos colombianos reforzaran su seguridad, los criminales buscaron rutas marítimas alternativas y los puertos mal monitoreados de Ecuador se volvieron muy atractivos:
Soy partidario del liberalismo real, es decir, apoyo la libertad económica y también la libertad personal. Jean Paul Sartre decía: “El hombre nace libre, responsable y sin excusas”.