84 millones de turistas, con mayores precios, más dinero entrando en España. 17 millones de ciudadanos recibiendo dinero mensualmente de las Administraciones (10 jubilados + 3 empleados públicos + 2 apuntados al SEPE como desempleados + 2 de subvencionados varios), más consumo con poca propensión al ahorro. 20.000/30.000 millones de euros de los Next Generation, más dinero para la inversión y flujo monetario en el sistema. En la exportación hay dudas, los servicios tiran con fuerza, mientras la de productos pueden flaquear, aunque pueden dispararse si acaba una de las guerras.

Con estos datos es difícil defender que al economía española no va a crecer. De hecho todos los organismos internacionales indican que España será de los países desarrollados que más aumentarán su PIB. Muchos (FMI, OCDE, UE, …) sitúan el crecimiento del PIB por encima del 1,5% y no es descartable que supere el 2%.

Eso supone mantener el empleo (incluidos los fijos discontinuos). Con salarios devaluados, pero que evitan un estallido social.

A cambio, la situación parlamentaria del Gobierno no despega. Se suponía que aprobada la ley de amnistía, la legislatura tomaría velocidad de crucero; con su aplicación se aprobaría el presupuesto para 2024 y se alejaría la inestabilidad en el Congreso.

Pero pasados dos meses de 2024 la situación está confusa. Las amenazas de juicios por terrorismo, malversación e incluso “Alta Traición” penden como una espada de Damocles sobre una estrategia política basada en esa ley de amnistía.

La situación parlamentaria del Gobierno no despega

Las encuestas anuncian pérdida de apoyos de los partidos del Gobierno (PSOE y Sumar). Pero la oposición se la juega en Galicia y Sánchez no.

Por eso el presidente Sánchez no muestra signos de nerviosismo político. El otro día, en sesión parlamentaria, adujo con énfasis la cifra de más de 21 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social. Señal de que confía en la creación de puestos de trabajo para mantener la paz social.

Una paz social que, de momento, solo perturba el sector primario. No obstante, España es un país urbano y para el presidente los movimientos de agricultores, ganaderos y, en su caso, transportistas minoritarios son más un problema europeo que español.   

Así que en castizo podría decirse que Sánchez se “fuma un puro” ante las bravuconadas de Junts porque la economía le “va suficientemente bien”.

Además, piense lo que piensen Puigdemont y sus adláteres, su capacidad de chantaje es pequeña. Se ponen nerviosos por los movimientos de los jueces, o por las operaciones en el parlamento europeo y reaccionan buscando mayor cobertura legal en la ley de amnistía. A lo que la realidad judicial responde con nuevas evidencias. 

Sánchez se “fuma un puro” ante las bravuconadas de Junts porque la economía le “va suficientemente bien”.

Los independentistas no son conscientes del número de errores que cometieron en su loca carrera hacia el precipicio. Algunos de ellos infantiles. ¡Tratar con presuntos, o reales (está por demostrar) enviados de Putin! ¡Instigar a los CDR y al Tsunami Democrátic para crear disturbios que pueden calificarse de terrorismo!

Errores propios de quienes creyeron en un sueño alejado de la realidad ¿Quién o qué les alejo de ella?

Lo mismo les puede estar pasando ahora. Al menos Junqueras y ERC se dieron cuenta del poder del Estado de Derecho y aceptaron sus consecuencias.

En este momento la tranquilidad económica actual (otra cosa será el futuro) apoya a Sánchez. Si ahora Junts intentara una manifestación en contra del Gobierno quedaría patente su debilidad.

Por otra parte, sólo el presidente puede disolver las Cortes. Es su “arma de destrucción parlamentaria”. Sus aliados están en sus manos. El que realmente chantajea es él. Les está diciendo: si no me apoyáis podéis tener a Feijóo de presidente en una nuevas elecciones. Cuanto más ventaja dan las encuestas al PP, más eficaz es su chantaje porque más miedo tienen los independentistas a un enfrentamiento electoral.

En conclusión, lo que realmente puede desestabilizar al Gobierno Sánchez no es la política, es la economía. Por eso, seguir su evolución es importante para averiguar lo que puede ocurrir en la política.

Si se empieza a notar un malestar por el aumento del paro y la perdida de capacidad adquisitiva, el Gobierno se tambaleará. En otro caso, hay cuatro años de legislatura Sánchez.

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** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.