Lo he puesto en inglés, porque si lo pongo en español habrá inversores que no sepan de que hablo. Desgraciadamente hace tiempo que en España tomamos la decisión de “que inventen otros” (Ortega “dixit”) y también ha sido de aplicación en el sector financiero.
Por explicarlo brevemente: hay fondos de inversión que invierten en valores cotizados en mercados organizados y públicos - lo que la mayoría de inversores conoce como fondos de inversión -, y luego están otro tipo de fondos, que invierten en empresas no cotizadas.
Hasta hace poco, el acceso a estos vehículos de inversión estaba limitado por ley a inversores con buenos conocimientos financieros. Lo que en el “argot” del sector se conoce como “inversores sofisticados”. Pero, además de conocimientos y experiencia, se exigían inversiones mínimas altas, porque era otra forma de asegurarse de que quien invertía en estos productos podía tener los conocimientos adecuados, o al menos no concentraba en exceso su inversión en los mismos (es más fácil diversificar con un patrimonio alto que con un patrimonio pequeño)
Como puede verse, lo de limitarlo a inversores de alto patrimonio no era porque estos fondos fueran especialmente rentables, era por seguridad. Esto es importante, porque, como vamos a ver a continuación, ahora van a ser ofrecidos al público en general y lógicamente se van a vender como que se ofrece algo que antes era sólo para los mejores clientes.
Cuando decimos que hay que estar preparados nos referimos a que, por ejemplo, no se pueden vender cuando uno quiera. Y que a veces hay que esperar meses para acceder a una ventana de liquidez. Y que puede haber limitaciones de cuantía. O que las empresas en las que se invierte no estén bajo la supervisión de un organismo tipo CNMV, etc., etc. En otras palabras, cuando el regulador los limitaba a inversores sofisticados era para evitar sorpresas.
Cuando decimos que hay que estar preparados nos referimos a que, por ejemplo, no se pueden vender cuando uno quiera
Pero las cosas han cambiado. Los distribuidores de fondos necesitaban encontrar un producto en el que se pudieran aplicar importantes comisiones de gestión. Recordemos que los distribuidores y asesores no independientes obtienen sus ingresos de llevarse una parte de esa comisión, llamada “retrocesión”, y que la revolución que se está produciendo a nivel mundial en las comisiones, cada vez más bajas, está reduciendo sus ingresos.
La solución, o al menos una de ellas, ha sido convencer a los reguladores de que se les puedan colocar fondos de Private Equity a todo tipo de inversores, cualificados o no. Esto ayudará a equilibrar las cuentas de los distribuidores y los asesores no independientes. No está tan claro es que ayude a las cuentas de los inversores, teniendo en cuenta que los índices de empresas cotizadas están dando resultados de dos dígitos, pero esa es otra historia.
Como el tema no tiene vuelta atrás, centrémonos en explicar algunas cuestiones de vital importancia a la hora de invertir en estos productos. Para que los inversores pregunten a sus distribuidores y tengan al menos alguna forma de saber qué están comprando.
En estos fondos lo más importante es el gestor. En la mayoría de fondos de inversión tradicionales – con probablemente un 25 % de muy honrosas excepciones-, el gestor se limita a hacer más o menos lo que haga el índice de referencia. Es más importante elegir bien el activo, sector o país en el que se va a invertir.
Pero en un fondo Private Equity la cosa cambia. Como es complicado saber donde invierte, la clave está en la confianza y en la calidad profesional del gestor. La confianza para evitar conflictos de interés, como que el gestor tenga una relación personal o profesional con las empresas en las que invierte el fondo. Y esto no es ser “conspiranoicos”, es hacer las cosas correctamente, puesto que no será la primera ni la última vez que ocurre.
Es más importante elegir bien el activo, sector o país en el que se va a invertir
En este sentido, y aunque no es una garantía, que sea un gestor con un buen historial ayuda. Si fue capaz de mantener un alto nivel ético durante, digamos, 15 años, aumentan las probabilidades de que quiera seguir manteniéndolo en el futuro. Se está jugando su prestigio y lo normal es que a esas alturas no quiera cargárselo.
Luego está el resultado histórico. Siendo cierto que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, también es cierto que alguien que ha conseguido buenos resultados en un plazo amplio de tiempo, demuestra capacidad y olfato a la hora de elegir negocios. Y en los negocios lo del olfato es muy importante. No basta con ser un buen contable.
Hay muchos otros elementos de análisis relativamente accesibles, como por ejemplo ver quien está auditando al fondo y a las empresas en las que invierte. Y, por supuesto y muy importante: en qué activos, sectores y países invierte el fondo. Si el gestor se equivoca en eso puede perder, por muy bien que elija empresas.
Las malas lenguas dirán que escribo esto porque tengo algo en contra de los fondos de Private Equity. Nada más lejos de la realidad. De hecho, si hay un fondo de inversión en el que el inversor requiere el apoyo de un analista externo independiente como nosotros, esos son los fondos de Private Equity.
Es más, en el resto del mundo – España curiosamente es la excepción - se exige a los distribuidores que, cuando vendan este tipo de fondos, exista el informe previo de un asesor independiente. Es decir, de alguien que no se lleva una retrocesión o “incentivo” por colocar el fondo. Para así proteger al inversor. En España se da por bueno el asesoramiento del propio distribuidor.
Y en los negocios lo del olfato es muy importante
Por supuesto este tipo de fondos tienen ventajas, como que la gente no está todo el día mirando el valor liquidativo, dado que no hay valor liquidativo diario. Y eso ayuda a dormir más tranquilos, al menos hasta que se publique tres o seis meses después.
Esto último tampoco es “conspiranoia”, como dicen ahora, es simplemente avisar de un riesgo a tener en cuenta. De hecho, tanto el Financial Times como el Wall Street Journal publicaban recientemente en portada que algunos fondos de este tipo estaban teniendo que pedir créditos para hacer frente a los reembolsos de sus partícipes, por la dificultad de vender participaciones en sus empresas.
Así que no les digo que no pueda haber productos interesantes, que los hay, ni que no sean una buena idea de inversión para determinados y cualificados inversores, lo que les digo es lo que les decían a los policías de la serie “Hill Street Blues” en el “briefing” diario de la comisaría: “tengan cuidado ahí fuera”.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.