La innovación financiera no puede esperar más
El dinero es miedoso y en momentos de incertidumbre provocados por tensiones sociales, económicas o geopolíticas, el primer impacto en la economía es un frenazo en la inversión empresarial, que termina provocando la paralización de proyectos en diferentes sectores productivos. Una situación que afecta a cualquier sector de actividad empresarial, incluida también la industria FinTech e InsurTech, aunque sus proyectos tengan más sentido que nunca, por cuanto mejoran la eficiencia y conveniencia de los servicios financieros.
España vive un momento particular en el que a la incertidumbre económica y geopolíticas a nivel mundial hay que sumarle la situación de la política nacional, con un Gobierno recién formado que cuenta con un alto grado de contestación desde diferentes ámbitos. Pero el ecosistema FinTech nacional tiene que seguir avanzando porque, de lo contrario, el reloj de la innovación se va a parar, y las oportunidades que las empresas españolas se vean obligadas a dejar pasar, serán capturadas por compañías extranjeras.
Por eso, es fundamental que la Administración se acerque a las asociaciones empresariales para conocer de cerca la realidad del “emprendimiento” en cada sector innovador. ¿Qué es lo que necesitan los emprendedores? Algo muy sencillo, aunque a veces parezca complejo: que no añadan trabas al emprendimiento sobre las que ya aparecen de manera natural en el mercado.
En especial, a la hora de tratar de arrancar un negocio. Un emprendedor está poniendo en riesgo su dinero y el de los que le acompañan, con el objetivo de crear riqueza y empleo. No tiene sentido que se pongan barreras en su camino que le dificulten su labor y que, en última instancia, desincentiven el emprendimiento.
Para ello, hay que trabajar por generar un entorno que elimine las incertidumbres innecesarias, que ayude a fomentar el empleo, que facilite la contratación de personal, durante los años de arranque de la empresa, que son los más difíciles y más arriesgados, con planes de fiscalidad adaptados, con incentivos para esos emprendedores y para los inversores que le acompañan.
Un emprendedor está poniendo en riesgo su dinero y el de los que le acompañan
En nuestro país, hemos asistido en el pasado reciente a grandes iniciativas que contribuyen a la atracción de la inversión y el talento, como la aprobación del Sandbox Regulatorio, en el que compañías extranjeras también pueden hacer sus pruebas, o la creación del Alto Comisionado para España Nación Emprendedora, que empujó la Ley de Startups y la Ley Crea y Crece. Sin embargo, esto por sí solo no es suficiente, más aún cuando esta iniciativa fue clausurada al poco de publicar las leyes mencionadas, dificultando la acción del Gobierno en el acompañamiento de dichas leyes.
En el caso del ecosistema FinTech, con un elevado componente de innovación, se trata de ayudar a reducir los tiempos de espera y las trabas que en ocasiones impiden su desarrollo. El Estado debe apostar por los emprendedores, por la inversión en sus compañías porque aumentan el tejido empresarial de este país, crean puestos de trabajo altamente cualificados y de calidad e incentivan la innovación y la competencia a través de proyectos con un retorno social evidente.
La apuesta de futuro debe buscar una mayor seguridad jurídica y regulatoria, la fiscalidad adecuada y propiciar un escenario lo más amigable posible que dé a los emprendedores ese empujón final para emprender y arriesgar. Las políticas públicas deben estar enfocadas en el fomento de proyectos de innovación en materia de transformación digital, desarrollo e incorporación de tecnologías emergentes, apostar por la generación de innovación ayudando a resolver retos tecnológicos de empresas y sectores que rompan brechas sociales, generacionales y territoriales, así como apostar por el asesoramiento en esta materia para dar respuesta a los retos que plantean las soluciones basadas en tecnologías disruptivas.
España es uno de los grandes viveros de empresas FinTech en Europa. Existe una amplia red de emprendedores con ideas y proyectos magníficas, entidades financieras consolidadas y dispuestas a colaborar con nuevos proyectos, incluso observamos un creciente interés por poner en marcha vehículos para la financiación. También se está trabajando para situar a España en la vanguardia desde el punto de vista regulatorio y normativo, lo que dota a cualquier país de una ventaja competitiva impresionante.
El Sandbox demostró el hambre del FinTech español por ser punta de lanza, pero hace falta una apuesta más decidida por facilitar el emprendimiento. Es necesario que el Estado tenga en cuenta en el reparto de ayudas, beneficios, colaboraciones o subvenciones, como por ejemplo los conocidos Fondos Europeos Next Gen a las empresas más innovadoras. No tiene sentido alguno que tengamos que devolver fondos, sin que estos hayan llegado a sectores como el Fintech.
La ley de startups supuso un punto de partida prometedor, pero es necesario desarrollar muchas de sus propuestas, como los beneficios fiscales que contempla la ley y la puesta en marcha de un espacio esencial para la colaboración público-privada, como es el Foro Nacional de Empresas Emergentes. No debe pasar mucho tiempo antes de contar con un modelo en funcionamiento y que no se dilaten los plazos para que un emprendedor pueda poner en marcha un negocio. Pero es necesaria agilidad y una óptima dotación de recursos para poner en marcha todas estas medidas que eviten dejar pasar oportunidades que en un sector tan competitivo como el de la innovación financiera no vuelven.
Menos trabas burocráticas, crear el entorno óptimo para lograr financiación y vehículos de inversión propios, así como un clima propicio de colaboración público-privado para desarrollar proyectos y servicios novedosos tienen que ser las palancas para situar a España en la vanguardia de la innovación, crear empleo de calidad y apostar por la riqueza de país.
*** Arturo González Mac Dowell es presidente de AEFI (Asociación Española de Fintech e Insurtech)