Todos los años surgen comparaciones entre dicho año y uno en el que haya explotado una burbuja financiera. Nada como anunciar burbujas para generar clicks. Además, si luego suena la flauta y explota algo, eso que se apunta quien realizó el augurio (que se lo apuntará aunque ocurra ocho meses después y con el mercado un 40% más arriba).
Como era de esperar, la subida que ha tenido el S&P 500 y la ruptura de máximos históricos han hecho que los anunciantes de burbujas hayan surgido como setas tras la lluvia.
Nosotros, como somos más de datos que de relatos, hemos preferido analizar primero los parámetros de valoración y otros factores que caracterizan una burbuja. Además, en esta ocasión es fácil, puesto que ya tuvimos una burbuja de libro en el sector tecnológico, la que explotó en marzo del año 2.000. Así que tenemos una buena base de comparación.
El S&P 500 ha subido aproximadamente un 10% anual, lo que está dentro de la media histórica
Evidentemente, de haber una burbuja, sería en el sector tecnológico, ya que en los últimos cinco años el resto no ha hecho nada del otro mundo. El S&P 500 ha subido aproximadamente un 10% anual, lo que está dentro de la media histórica. Además, si extraemos las grandes empresas tecnológicas del cálculo, esa rentabilidad se queda por debajo de la media.
Empecemos por analizar lo más importante: si esas empresas que se dice que forman una burbuja ganan dinero. Y La respuesta es que sí. Ganan mucho dinero. De hecho, son las que más han incrementado ingresos y beneficios en el S&P 500.
A los analistas les llama la atención que una empresa como Google (ahora Alphabet) haya subido más de un 160% en los últimos cinco años, pero resulta que en esos cinco años su beneficio por acción ha subido un 164%.
En cuanto al ratio de valoración más comúnmente aceptado, en 1999 el PER del S&P 500 estaba en 25 veces y ahora está en 20. No es una gran diferencia, cierto, pero tampoco es pequeña.
En 1999 el PER del S&P 500 estaba en 25 veces y ahora está en 20
Y si nos centramos en Los siete magníficos de ahora y comparamos su PER a 12 meses con los valores más calientes de la burbuja puntocom, el de Los siete magníficos es la mitad del que tenían aquellas. Porque en aquella época los Amazon o los Google no ganaban dinero, mientras que ahora no saben qué hacer con él.
De hecho, en términos relativos Los siete magníficos están ahora más baratos respecto al resto del mercado que en la media de los últimos cinco años. Precisamente porque han pasado a ganar mucho más dinero.
Otro aspecto importante es el hecho de que las empresas tecnológicas de entonces eran auténticas devoradoras de dinero. Pedían constantemente al mercado para financiar su desarrollo. Ahora hacen justo lo contrario, lo devuelven en forma de dividendos y recompra de acciones. Y lo hacen porque han multiplicado su capacidad de generar flujo de caja. Otro asunto que nada tiene que ver con lo que ocurría en 1999.
Otro factor fundamental para crear una burbuja financiera que se precie es que alguien o algo la infle. Y en los mercados el inflador suelen ser los bancos centrales (bajando los tipos de interés). Como ocurrió antes de la explosión de la burbuja de las empresas puntocom.
Los bancos centrales han subido los tipos de forma especialmente rápida y agresiva
Pero resulta que lo que han estado haciendo el BCE, la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra en los últimos 23 meses ha sido subir los tipos de interés. Es más: los han subido de forma especialmente rápida y agresiva. Así que cero coincidencias respecto a los tipos de interés.
Relacionado con lo anterior esta el factor oferta monetaria, es decir, dinero en manos del público. Ciertamente para financiar los confinamientos se fabricó mucho dinero que se repartió entre los ciudadanos (algo conocido entre los economistas como “dinero helicóptero”).
Pero parte se gastó, otra se ahorró y actualmente la oferta monetaria no solo no está aumentando, sino que se está contrayendo. Justo al contrario que en 1999. Hay mucho dinero en el sistema financiero, cierto, pero la mayor parte está en fondos monetarios que buscan aprovechar los altos tipos de interés actuales, no especulando en las bolsas.
Para nosotros sólo hay un elemento inquietante: los excesos de endeudamiento en el que han incurrido y siguen incurriendo los políticos. Si siguen endeudándonos como hasta la fecha acabaremos con una crisis de deuda.
Sólo hay un elemento inquietante: los excesos de endeudamiento en el que han incurrido y siguen incurriendo los políticos
Pero, vista la experiencia de Japón, los mercados tienen gran tolerancia hacia el endeudamiento de las economías avanzadas. En otras palabras, de haber una burbuja, es en la deuda pública, y no parece que vaya a explotar a corto o medio plazo. Y no tiene absolutamente nada que ver con las valoraciones del sector tecnológico.
Probablemente lo que sí puede estar ocurriendo es que todo lo bueno que le pueda pasar a medio plazo al sector tecnológico ya esté empezando a estar descontado en los precios. No creo que haya mucha gente que no se haya dado cuenta a estas alturas de la importancia que tiene la llegada de la inteligencia artificial generativa a la economía.
De haber una burbuja, es en la deuda pública
Y que los primeros beneficiarios - y no serán los únicos- son las empresas tecnológicas. Pero eso no es lo mismo que la euforia valorativa del año 2000. Terra, uno de los primeros portales de Internet españoles, en realidad era muy poca cosa y salió a bolsa con una revalorización inicial del 213%. Llegó a valer más que Endesa, que era una máquina de generar caja. Eso es una burbuja.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.