A medida que la proposición de ley para prohibir TikTok avanza en su trámite parlamentario —ya fue aprobada por el Congreso con un enorme apoyo, y ahora pasa al Senado, con un Joe Biden que ha afirmado que si es aprobada, la firmará— más se evidencian ya no los problemas que supone TikTok o su eventual prohibición, sino las contradicciones de los propios Estados Unidos como país.
Técnicamente, la proposición de ley, titulada “Protecting Americans from Foreign Adversary Controlled Applications Act” pretende obligar a la compañía propietaria de TikTok, ByteDance, a vender la plataforma a una compañía norteamericana en un plazo de seis meses, o bien verse obligada a afrontar una prohibición en los Estados Unidos. Pero dada la reacción del Gobierno chino, que ha afirmado que esa operación sería equivalente a un robo, las pretensiones de ByteDance de emprender una batalla judicial contra la ley, y lo exiguo del plazo —muchas operaciones de venta corporativas suelen fraguarse durante más de seis meses— el resultado más probable sería la prohibición.
Esa posible prohibición, en la práctica, supone un problema mucho mayor de lo que parece. En primer lugar, porque pocas de las cosas que se han dicho sobre TikTok son reales: soy muy poco sospechoso de tener simpatías con TikTok, una red que he criticado muy duramente en innumerables ocasiones y que considero espantosamente irresponsable, pero por mucho que pretendamos, las cosas que ha hecho a lo largo de su historia no son demasiado diferentes de las que otras redes sociales, como Facebook o Instagram, han llevado a cabo también.
En primer lugar, la compañía que posee TikTok, ByteDance, no es una compañía “propiedad del Partido Comunista chino”. El 60% de ByteDance es propiedad de inversores internacionales, incluidos algunos norteamericanos. Otro 20% es propiedad de los empleados de TikTok, entre los que se incluyen unos siete mil norteamericanos, y el 20% restante es propiedad del fundador de la compañía.
ByteDance tiene una junta directiva de cinco personas, tres de las cuales son estadounidenses. ByteDance no cotiza en bolsa, pero como tal, TikTok Inc. es una empresa estadounidense sujeta a las leyes del país, con oficinas centrales en Los Ángeles y Singapur, y que almacena los datos de los usuarios norteamericanos en servidores propiedad de Oracle, una compañía norteamericana. De hecho, TikTok como tal no está disponible en China.
El 60% de ByteDance es propiedad de inversores internacionales, incluidos algunos norteamericanos
¿Es posible que el gobierno chino ejerza alguna influencia sobre los algoritmos o las acciones de TikTok? No es imposible, pero no ha sido probado como tal —y es, en realidad, algo terriblemente difícil de probar. Es evidente que el Gobierno chino gestiona su país como si fuera una gigantesca corporación y que tiene la capacidad de obligar a compañías fundadas por ciudadanos chinos a hacer lo que estime oportuno, incluso decisiones que les hagan perder ingentes cantidades de valor (como ocurrió, por ejemplo, cuando obligó a Didi a abandonar el NYSE muy poco tiempo después de haber debutado en él).
Lo que sí ha sido probado, en cambio, es que cuando Donald Trump llevada dos años en la Casa Blanca, autorizó una operación encubierta de la CIA precisamente para utilizar las redes sociales chinas para tratar de generar actitudes negativas en sus usuarios hacia el Gobierno del país. Si queremos hablar de apalancar redes sociales para manipular resultados electorales o incluso provocar genocidios, quien se lleva la palma no es precisamente TikTok, sino una red genuinamente norteamericana: Facebook.
Por otro lado, prohibir TikTok haría muy poco para supuestamente proteger a los norteamericanos frente a la recolección de sus datos, dado que esos datos de los norteamericanos están ya completamente desprotegidos… dentro de su país. Compañías como Google o Meta recolectan concienzudamente esos datos, incluyendo algunos tan teóricamente protegidos como la salud o las preferencias religiosas, políticas o sexuales, y los vende al mejor postor, esté donde esté (incluyendo China).
Si hablamos de datos personales de norteamericanos en poder de actores chinos, lo más sencillo hoy en día es que esos datos estén en propiedad de compañías como Shein o Temu, dos de los mayores anunciantes en Facebook e Instagram. Sorpresa, el mayor enemigo de la privacidad de los usuarios no es el Gobierno chino, sino que lo tienen en casa, y tendrían que ir a buscarlo concretamente a 1 Hacker Way (Menlo Park - California).
Cada vez son más las instituciones, incluida la prestigiosa Electronic Frontier Foundation (EFF), que piden que, en lugar de dedicarse a aprobar una ley a la medida para prohibir TikTok en función de su país de origen, el Gobierno norteamericano se dedique a diseñar una ley para proteger los datos personales de sus ciudadanos, independientemente de quiénes sean y dónde están los que se dedican a robarlos.
Es evidente que el Gobierno chino gestiona su país como si fuera una gigantesca corporación
El problema de prohibir TikTok, en la práctica, no es simplemente prohibir una red que utilizan 170 millones de norteamericanos y que ya ha sido prohibida completamente en India, Pakistán, Afganistán, Indonesia y Somalia, además de prohibida su instalación en dispositivos propiedad del gobierno en la Unión Europea, Canadá, Reino Unido, Australia, Taiwán y Nueva Zelanda. Tampoco lo es la reflexión de “nosotros no somos como ellos”, aplicable a un Gobierno chino que ha prohibido numerosas aplicaciones y plataformas occidentales en su país. El verdadero problema es la doble moral que refleja, y la falta de escrúpulos que supone prohibir algo que está completamente normalizado en los Estados Unidos.
¿Perjudica TikTok a la juventud norteamericana? Facebook e Instagram la han perjudicado y la perjudican mucho más. ¿Espían a sus usuarios? Google y Meta lo hacen a mucha mayor escala. ¿Venden sus datos a terceros? Es lo que las compañías norteamericanas llevan haciendo toda su vida. ¿Posibilita que el gobierno chino trate de influir en los norteamericanos? Vaya, igual que el Gobierno norteamericano ha tratado de influir en los usuarios de redes sociales chinas.
A lo mejor, en lugar de protegerse de enemigos en países lejanos, en lo que tiene que centrarse el Gobierno norteamericano es… en protegerse de sí mismos.
***Enrique Dans es Profesor de Innovación en IE University.