En 2022 cuando los tipos comenzaron a subir, muchos rescataron una antigua palabra de manual de economía, y no es otra que “estanflación”. La palabra viene de los términos “estancamiento” e “inflación”, es decir, una situación donde los niveles de incrementos de precios son elevados y, por otro lado, hay recesión económica. El gran ejemplo de un periodo con estanflación es la recisión de los años 70, originada por un fuerte incremento del precio del petróleo derivado de una guerra en oriente medio (Yom Kipur) y el posterior embargo de petróleo a ciertos países como Estados Unidos y Reino Unido.
En 2022, con las importantes subidas de las materias primas, la inflación y una política monetaria más restrictiva, muchos temían que se replicase algo similar a la crisis de los años 70 que, por cierto, en España fue especialmente grave, dando carpetazo al denominado “milagro económico español”. Finalmente, este escenario de cola, de estanflación parece estar descartado.
Los bancos centrales (la Reserva Federal, el BCE y otros organismos similares) han logrado aterrizar la inflación a cifras cercanas al 2% (objetivo de la mayoría de dichos bancos centrales). La reducción de la inflación se ha logrado elevando tasas de interés y retirando liquidez del sistema financiero. Esta operación, en lo económico, es de alto riesgo pero en esta ocasión ni la economía ha descarrilado ni han existido graves problemas en banca u otros agentes de relevancia. Tampoco las primas de riesgo de países periféricos como España o Italia han aumentado de forma importante (como si lo hicieron en 2012). Además, los estados han podido seguir financiándose con normalidad (aunque a unos tipos nominales más elevados, que han sido compensados por un incremento de la recaudación debido al alza de los precios). Todo ello se ha logrado en un entorno geopolítico complejo, con la guerra de Ucrania o los problemas en Oriente Medio.
Los bancos centrales todavía tienen trabajo, ya que la inflación aún no está en el 2% y, como se dice ahora, “la última milla” de la inflación se muestra resistente. No obstante, es muy probable que la inflación acabe cediendo a los niveles deseados pero esto podría suceder a finales de año o incluso a principios de 2025.
Podemos concluir que los bancos centrales han manejado excelentemente bien una situación, a priori, compleja y que no era otra que bajar la inflación sin generar un alto daño en el crecimiento económico, algo que se podría haber traducido en recesión. Cuando vemos, por ejemplo, que el Euribor 12 meses estaba, a principios de 2022 en -0,50% y en septiembre del 2023 en un +4,23%, podemos constatar la intensidad y velocidad de las subidas de tipos, sin ningún caso similar desde hace décadas.
La reducción de la inflación se ha logrado elevando tasas de interés y retirando liquidez del sistema financiero
El buen trabajo de los bancos centrales no sólo hay que circunscribirlo a la reducción de la inflación sino que, en 2020, en plena pandemia, sus políticas monetarias ultra laxas fueron fundamentales para que la economía no entrase en una fuerte recesión prolongada. La recuperación, como todos recordamos fue en forma de “V”, pero podría hacer sido un “U”, o incluso un símbolo similar al de Nike, donde tras una importante caída la recuperación es gradual.
El reto de la política monetaria para los próximos meses será ir recortando progresivamente tipos de interés, pero sin obviar el objetivo de que la inflación vuelva de nuevo al nivel del 2%.
Posiblemente el Banco Central Europeo (BCE) bajará tasas de interés en junio, mientras la Reserva Federal, podría hacerlo después de verano. Por primera vez en mucho tiempo, el BCE se adelantará a su homólogo estadounidense, lo cual no suele ser habitual, ya que la Reserva Federal, en general, se muestra más dinámica con bajadas y en subidas de tasas de interés.
No obstante, es poco probable que los tipos de interés vuelvan a los niveles de plena pandemia o incluso prepandemia. La política de tipos cero/negativos que se aplicó en la eurozona es posible que se convierta en el futuro en un interesante periodo de estudio, por su singularidad, pero sin que vuelva a repetirse, al menos ,en el medio plazo.
*** Rafael Hurtado Coll es director de inversiones y de estrategia de Allianz Soluciones de Inversión AV.