Ojalá lances opas y las ganes
El panorama financiero español se ha conmocionado ante la opa lanzada por BBVA sobre Banco Sabadell. Los medios se han agarrado a esta noticia como si no hubiera un mañana, cuando ya se planteó en 2020 y ahora incluso se ha mejorado la oferta. Probablemente, la gran noticia es que se trate de una oferta hostil, lo cual no ocurría en el sector financiero desde los años ochenta.
Fue en aquel entonces cuando el antiguo Banco de Bilbao lanzó una opa sobre Banesto y no se tramitó porque el entonces síndico de la Bolsa de Madrid dijo que no procedía. Es cierto que en aquella época no había legislación del Mercado de Valores y por supuesto de opas, pero también lo es que, en aquella época, era fácil evitar que se tomase una decisión que no se correspondía con los deseos del “poder fáctico”.
La operación que ahora se plantea tiene toda la lógica del mundo. Estamos hablando de que, a nivel de negocio en España, el tercer banco lanza una oferta de compra sobre el cuarto, y si tuviera éxito, el tercero seguiría siendo tercero, puesto que el segundo es (y sería) el Banco Santander y el primero CaixaBank.
Por tanto, actitudes tan retrógradas como la que tuvo el entonces vicepresidente Rodrigo Rato cuando hace veinte años se planteó la OPA sobre Hidrocantábrico y la vetó con el argumento de que había cinco eléctricas y no quería que hubiera sólo cuatro (Rato era asturiano igual que la eléctrica), no pueden considerarse como válidos en un país democrático.
Inmediatamente han salido a la palestra los políticos, atacando la operación. Es evidente que en el campo de la extrema izquierda la banca es un enemigo a batir, por lo que su opinión simplemente no me interesa.
Los sindicatos prevén disminución de oficinas y de empleo en el sector bancario, por lo que su negativa es razonable, aunque no objetiva. Y en cuanto al Gobierno, el ministro de Economía ha dicho lo que han dicho que diga (ya quisieran los socialistas que Oscar Puente hiciera lo mismo), pero mejor obviarlo.
El hecho es que en Europa existe una legislación que ampara la libertad de movimientos en el Mercado de Capitales, por lo que hacer cacicadas queda para los que añoran la Unión Soviética. Que una empresa cotizada lance una OPA sobre otra empresa cotizada y ofrezca una prima del 30% a sus accionistas es una buena noticia para estos, que son los propietarios de la empresa.
En Europa existe una legislación que ampara la libertad de movimientos en el Mercado de Capitales
Ni el Gobierno, ni los sindicatos ni los partidos políticos pintan nada en esta decisión. Es cierto que la última palabra la tiene el Ministerio de Economía, y ya veremos lo que le dicen que diga, pero eso no puede significar que se ignoren las leyes.
La OPA de BBVA cumple todos los requisitos legales, por lo que ministros y políticos deberían dejar de abrogarse una toma de decisiones que no les compete.
La operación puede llevar varios meses y va a ser seguida por las autoridades europeas, que van a tener mucho que decir. Igual que ocurrió cuando Banco Santander adquirió Banco Popular por un euro hace siete años.
Banco Santander era más grande que BBVA (y lo sigue siendo) y Banco Popular más grande que Banco Sabadell. ¿Por qué esa operación no suscitó la “indignación” izquierdista que sufre esta?
A lo mejor es que entonces no había un gobierno de izquierda y ultraizquierda en España y se respetaban las leyes del mercado. Tampoco parece que hubiera mucha oposición cuando en 2012 el 57% del sistema financiero español (las cajas de ahorros) se nacionalizó para vendérselo a los bancos.
Algo que, por cierto, restringió la competencia en el sector convirtiéndolo de facto en un oligopolio.
En 2012 el 57% del sistema financiero español se nacionalizó para vendérselo a la banca
Por una vez hay que asumir que los McKinsey (Carlos Torres y Onur Genç) han hecho los deberes y están haciendo lo mejor para sus accionistas.
BBVA depende demasiado de su filial mexicana (casi el 45% de sus ingresos) y ha doblado su apuesta por un país islámico como Turquía (en torno al 18% de sus ingresos) en los últimos años. Adquirir un banco que completa su red de oficinas en España y aporta el TSB en Reino Unido (la antigua red de las cajas de ahorros de Gran Bretaña) no parece malo. De hecho es una decisión acertada.
Esta operación puede ser más importante desde el punto de vista democrático de lo que parece. De la actitud que tengan Sánchez y su Gobierno dependerá la credibilidad de España como país democrático y europeo.
No es una opa más. Es una ocasión para demostrar que las leyes del mercado que preconiza la Economía Libre de las democracias representativas europeas funcionan adecuadamente.
El Gobierno está dando muestras de “neosovietismo” cuando se pone como loco a comprar acciones de Telefónica porque no le gusta que una entidad saudí pueda llegar a menos del 10% de las acciones de la empresa.
También se tensiona cuando un holding europeo trata de comprar Talgo, una empresa que capitaliza tan solo 500 millones. Todo mientras maneja otras empresas cotizadas como Redeia o Indra a su antojo, repartiendo consejos y presidencias a su albedrío. No es ese el espíritu de economía mixta libre de mercado que rige la Unión Europea.
Sr. Sánchez, deje que funcionen los mercados y que decidan sus accionistas. Si prefieren tener acciones del Banco Sabadell o un 30% más de acciones del BBVA.
Si yo fuera accionista de la entidad alicantina lo tendría muy claro. Así que, como se supone que estamos en un país democrático, no ceda a las afirmaciones de Pere Aragonés, de la Yolanda Díaz o de los sindicatos.
Piense que España es una nación europea en la que hay libertad de movimiento de capitales (como en el resto de Europa). Permita que los mercados funcionen. No todo puede ser intervención estatal… al menos si realmente creemos que vivimos en democracia.
*** Miguel Córdoba es economista.