Por qué son tan importantes los resultados de Nvidia
La primera reacción ante una fuerte subida bursátil es decir que hay una burbuja. Es lo que genera más clicks en las redes. Pero la reacción del inversor inteligente debe ser analizar primero el porqué de esa subida.
La escalada bursátil del fabricante de microprocesadores Nvidia es brutal. Se ha situado en el tercer lugar por capitalización bursátil a nivel mundial. Es mayor que la de todo el índice Dax de Alemania y ha superado al monstruo petrolífero Aramco. Dos datos que, por cierto, tienen más significado que la mera anécdota numérica. Pero eso lo veremos más adelante.
Antes conviene aclarar si es o no es una burbuja. Por supuesto que en los mercados se producen burbujas financieras. Los excesos y la exuberancia irracional son parte de la naturaleza de las bolsas. Pero no se puede decretar que hay una burbuja sólo porque quede bien decirlo.
Nvidia se ha situado en el tercer lugar por capitalización bursátil a nivel mundial
Un activo, sector o país entra en el concepto de burbuja si su subida no va acompañada de resultados (ventas, ingresos, beneficios…) equivalentes al tamaño de la subida. Y eso no se puede decir todavía en el caso de Nvidia.
Solo en el último trimestre sus resultados se han triplicado. Y su beneficio neto se ha multiplicado por siete. Y nada de lo anterior resulta extraño, teniendo en cuenta que probablemente controla más del 90% de la producción del tipo de micro procesadores que son necesarios para los algoritmos de inteligencia artificial generativa.
Cuando hablamos de inteligencia artificial generativa (IAG) estamos hablando de una nueva revolución industrial. O de la cuarta fase de la revolución industrial, que es la revolución digital. Estamos hablando de la creación de asistentes –algoritmos y robots– que van a disparar la productividad de las empresas a niveles comparables al incremento que se produjo en la primera revolución industrial. Así que tampoco es una burbuja la propia IAG, aunque obviamente acabará siéndolo porque ocurre siempre en los mercados.
Pensemos, además, en algo que puede ser una anécdota, pero que transmite muy bien el cambio que anticipan los mercados: Nvidia vale ya más que Aramco –la mayor productora de petróleo del mundo–, o que el índice Dax alemán, máximo representante de la industria europea.
Cuando hablamos de inteligencia artificial generativa estamos hablando de una nueva revolución industrial
Pues bien, a mí me parece bastante lógico que sustituya a la más importante empresa de producción de petróleo y al índice de un tipo de industria que, si bien va a seguir siendo muy importante, va a seguir cediendo protagonismo a lo digital, como viene ocurriendo desde hace muchos años (por eso ya no hay ninguna industria que valga tanto como Google, Apple...).
Respecto a que valga más que Aramco, pienso algo parecido: aunque el petróleo va a seguir siendo muy importante -entre otras cosas porque la IAG es una máquina de consumir energía y si no se utiliza la energía nuclear es muy difícil hacer frente a esa demanda-, me atrevo a decir que los microchips de IAG son el nuevo petróleo. O más bien el material de la nueva revolución industrial, como los metales lo fueron en el proceso de industrialización global.
Los microchips de inteligencia artificial generativa son el nuevo petróleo
Antes les decía que la IAG es más que una herramienta: que es un asistente digital. Para que se hagan una idea de por qué le doy tanta importancia, piensen en la llegada de los ordenadores personales, tanto a las empresas como a las familias.
Y aquello no dejaban de ser herramientas, por muy sofisticadas que fueran. Lo que viene ahora es muy distinto: son asistentes con capacidad de aprender y mejorar. No creo que lleguen a superar a los humanos en inteligencia emocional y capacidad de abstracción, pero su capacidad de trabajo y manejo de datos es infinitamente superior.
Los resultados de Nvidia son un indicador de la salud y expectativas de ese cambio en la productividad que va a suponer la IAG
Por eso son tan importantes los resultados de Nvidia. Son un indicador de la salud y expectativas de ese cambio en la productividad que va a suponer la implantación de la IAG en el tejido empresarial. Es un dato que interesa a todos los inversores, inviertan o no en el mencionado gigante tecnológico.
Por su parte, los que inviertan en este valor, tendrán que vigilar otro dato: si surge un competidor capaz de destronar a Nvidia. Pero eso no pondrá en duda la fortaleza de la revolución digital y la implantación de la IAG. Pondrá en duda el oligopolio en la producción del hardware, pero no la revolución en sí.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.