¿Es Francia un riesgo económico potencial para Europa equivalente al Brexit?
Los resultados de las Elecciones al Parlamento Europeo del pasado domingo han sido especialmente traumáticos en Francia, desatando una tormenta tanto política como económica desde entonces. Al cierre del viernes 14, el selectivo de la Bolsa de París (CAC 40) se dejó un 6,2% semanal y la prima de riesgo del bono francés con respecto al alemán ha subido más de 20 puntos básicos, siendo la mayor subida semanal desde la crisis de deuda en 2011.
Los mercados de capitales están descontando un futuro muy incierto después de que se produzcan las Elecciones Legislativas que el presidente Macron convocó inmediatamente después de conocer los primeros resultados que han hundido a su formación política, mientras que han dado alas a su contrincante Marine Le Pen.
El empeoramiento del clima político no es lo único que sucede en el país galo. La combinación de una crisis política con una situación de estanflación lleva a sembrar dudas más que razonables del progreso económico francés en los próximos años y de su impacto sobre el crecimiento europeo. Los analistas económicos no solemos ser buenos analistas políticos, más bien, lo contrario. Las lógicas de la Economía son muy distintas de las lógicas de la Política. Y ambas entran en contradicción en muchas ocasiones.
En este sentido, los temores no están en el triunfo electoral de una opción extrema como Le Pen sino en el bloqueo de la gobernabilidad del país hasta 2027 que serán las próximas Elecciones Presidenciales y, por tanto, la parálisis reformista en un país que necesita seguir haciendo grandes cambios para solventar graves problemas estructurales.
Aquí es donde se genera un riesgo para la Unión Europea —y para la Eurozona en particular— de que Francia sea un lastre político-institucional de gran envergadura y que esto tenga unos efectos económicos similares al Brexit. Por lo pronto, la Comisión Europea ha vuelto a recortar sus previsiones de PIB para Francia en 2024 en 5 décimas hasta el 0,7%, quedándose en la misma cifra que en 2023.
"Los temores no están en el triunfo electoral de una opción extrema como Le Pen sino en el bloqueo de la gobernabilidad del país hasta 2027"
Algunos analistas consideran que es un éxito teniendo a Alemania en recesión (-0,3% en 2023). Pero lejos de ello, es la muestra de una economía estancada que apenas ha recuperado los niveles previos a marzo de 2020.
Especialmente relevante es tener en cuenta la capacidad que Francia tiene (y otros países no) para controlar los precios gracias a la estructura de su mercado energético dominado por una gran empresa pública eléctrica (EDF) y una petrolera (Total). En ambos casos, las medidas de precios tope puestas en marcha por el Gobierno desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania y la dominancia de la tecnología nuclear, han sido una oportunidad para mantener la competitividad-precio de las exportaciones francesas y para sostener el crecimiento.
Aun así, las cosas no han sido tan positivas (la tasa de inflación armonizada cerró 2023 en el 5,7%), y mientras se ha generado un desfase considerable en las cuentas públicas que amenaza con impactar de manera negativa en el crecimiento y la estabilidad financiera del país en los próximos años.
Estas ayudas directas e indirectas del Estado francés han contribuido a situar a sectores como el propio eléctrico (exportaciones de electricidad), la industria aeronáutica (Airbus) o la construcción naval al frente del crecimiento económico.
Así mismo, los paquetes de ayudas a las telecos (Orange) para el despliegue de redes o a la propia EDF y Renault para el desarrollo de la movilidad eléctrica contribuye a añadir algunos puntos más de crecimiento del PIB, aunque no parece que se vayan a mantener en el tiempo. Por ejemplo, en materia de redes y transición digital, BNP Paribas estimó a principios de este año una contribución neta de 0,3 puntos al crecimiento del PIB de 2023.
Aun así, la inversión empresarial muestra una importante atonía, algo que sucede también en España. La estimación de primavera de la Comisión Europea ha revisado muy negativamente la inversión total, previendo una caída del 0,5% en 2024 frente a la estimación anterior de un crecimiento del 1,8% debido sobre todo a la caída de la inversión en construcción (la formación bruta de capital fijo también ha sido revisada fuertemente a la baja del 4,3% al 1,2%).
"La inversión empresarial muestra una importante atonía, algo que sucede también en España"
Las empresas detectan múltiples fisuras y diferencias entre el discurso y lo que realmente está sucediendo en el día a día. Paralizar la inversión significa aplanar el crecimiento potencial y, por tanto, prolongar en el tiempo la situación actual de estanflación.
Y este estancamiento combinado con precios que siguen subiendo (aunque sea de manera más moderada) no ayuda a abordar dos de los desequilibrios más importantes que Francia tiene y que suponen un riesgo para la Eurozona. Por un lado, Francia cerró 2023 con el mayor déficit presupuestario de la Eurozona y el tercero mayor de la UE-27.
Para 2024, según la Comisión Europea, apenas se espera que corrija dos décimas hasta el -5,3%. Más preocupante aún es el déficit estructural, corregida su estimación 4 décimas al alza por parte de la Comisión hasta el 5% para 2024, lo cual quiere decir que prácticamente todo el déficit público tiene naturaleza estructural y no corregible por el ciclo económico. No queda más remedio que reformar en profundidad el mayor Estado en tamaño de Europa (57% del PIB).
Por otro lado, y último está la deuda pública. 2023 cerró con una deuda sobre PIB del 110,6%. Para 2024 la estimación de la Comisión es del 112,4% frente a la estimación anterior del 109,5%. El bajo crecimiento, unido al aumento de los costes de financiación (la partida de intereses de la deuda se situará por encima del 2% del PIB en 2024) y el déficit primario, hacen que Francia se sitúe en una senda de crecimiento no controlado del endeudamiento público.
Con estas cifras, el nuevo Colegio de Comisarios tendrá que hilar fino en lo que a Francia respecta, y no digamos el Banco Central Europeo (BCE) que seguirá actuando de “guardián” de la estabilidad financiera de la Eurozona, continuando la intervención en los mercados de deuda.
*** Javier Santacruz es economista.