El carisma y la empatía pueden influir significativamente en el éxito o fracaso de una entrevista de trabajo. Ambas cualidades permiten establecer una conexión instantánea con el entrevistador, porque nos ayuda a la hora de adaptar nuestras respuestas de manera efectiva según las necesidades de la empresa.

Estas capacidades influyen en la percepción que se tiene del candidato, su habilidad para persuadir y su idoneidad para trabajar en equipo. Ambas son determinantes para que esa entrevista de trabajo sea un éxito o un fracaso.

La primera impresión

El carisma nos permite ofrecer una primera impresión positiva. Esto es esencial para el resultado final porque puede predisponer al entrevistador a nuestro favor o en nuestra contra. Si conseguimos que nos vea de forma favorable tenemos muchas más oportunidades de que nos contraten.

A esto le añadimos la confianza y seguridad que muestran, generalmente, las personas carismáticas en la mayoría de sus interacciones, por muy difíciles que estas sean. Esa proyección de confianza y seguridad en nosotros mismos logra que el entrevistador nos perciba como más competentes y capaces de asumir el puesto. De esa percepción depende, en buena medida, nuestro futuro laboral.

Simulación de una entrevista de trabajo

Otro aspecto importante del carisma que nos ayudara en la entrevista es la posibilidad de lograr que el entrevistador se sienta atraído por nosotros, lo que influirá en su evaluación general. Hay que considerar que es más probable que el entrevistador apueste por una persona que le cae bien y a la que encuentra agradable.

La comunicación efectiva también es esencial en el proceso. Una persona carismática suele ser buena comunicadora y capaz de expresar sus ideas de manera clara y persuasiva. Esto puede ser esenciar para hacerle ver al entrevistador que somos la mejor opción.

La empatía como complemento

La empatía refuerza la acción del carisma porque a los candidatos nos permite conectar a un nivel mucho más personal con el entrevistador. La consecuencia inmediata es que logramos crear una atmósfera más relajada y positiva durante toda la reunión.

Esta conexión, junto con la escucha activa, genera un gran valor en nosotros, que será percibido por la otra parte. Nos permite comprender claramente las preguntas y, también, las preocupaciones del entrevistador. La consecuencia de todo esto es que seremos capaces de dar respuestas bien pensadas y mucho más relevantes.

La empatía refuerza la acción del carisma porque a los candidatos nos permite conectar a un nivel mucho más personal con el entrevistador

Otra herramienta que nos facilita la empatía es la adaptabilidad, y que nos ayuda a ajustar nuestro comportamiento y respuestas según sean las reacciones de nuestro entrevistador. Mejoraremos la dinámica de la entrevista y mostraremos una mayor flexibilidad y comprensión.

Todo ello sin olvidar que gracias a la empatía vamos a ser capaces de comprender mejor las necesidades y los problemas de la empresa, que nos estará transmitiendo el entrevistador, ya sea de forma directa o indirecta.

El balance ideal

El equilibrio perfecto entre carisma y empatía puede lograr que nuestra candidatura sea percibida como completa y bien equilibrada. Mientras que el carisma puede atraer y mantener el interés del entrevistador en nosotros, la empatía nos ayudará a crear una conexión mucho más profunda y significativa.

Así facilitamos la construcción de una buena relación con nuestro entrevistador, lo que puede ser determinante para que, como candidatos, seamos recordados de manera positiva y, finalmente, seleccionados para ese puesto de trabajo.

La combinación de ambos, carisma y empatía, es lo que hará posible que seamos unos candidatos imbatibles. Sin embargo, demasiado carisma sin la empatía suficiente puede perjudicarnos, porque podemos llegar a parecer unos candidatos superficiales o egocéntricos, y eso será muy negativo para nuestras expectativas laborales.

Trabajos

Además, si ese carisma no parece genuino sino impostado, generará desconfianza. Por eso es importante que, como candidatos, seamos auténticos en nuestro comportamiento.

Por otra parte, demasiada empatía sin carisma también representa un grave problema. Puede hacer que seamos percibidos como unos candidatos muy flojos, inseguros e incapaces de liderar y tomar decisiones firmes.

El carisma y la empatía, conjugados en sus adecuadas proporciones, son unas poderosas herramientas en las entrevistas de trabajo. Pueden ayudarnos a destacar sobre el resto de los aspirantes, crear una buena impresión duradera y aumentar significativamente nuestras posibilidades de éxito, que es de lo que se trata.

Los errores más comunes

La falta de preparación, las respuestas poco claras o evasivas, una escasa o nula conexión con el entrevistador y la falta de confianza son algunos de los errores más comunes que cometemos en las entrevistas de trabajo.

Esa falta de preparación la combatimos demostrando un gran interés durante la entrevista. Hacer preguntas pertinentes en ese momento sobre la empresa puede compensar la falta de preparación inicial. Lo que nunca podemos hacer es dar la sensación de desidia, y esa impresión se produce muchas veces por el miedo a meter la pata. Si mostramos entusiasmo por aprender y contribuir a favor de la empresa, estaremos transmitiendo un compromiso que será bien valorado por nuestro interlocutor.

Si mostramos entusiasmo por aprender y contribuir a favor de la empresa, estaremos transmitiendo un compromiso que será bien valorado

Para evitar dar respuestas poco claras o evasivas no nos queda más remedio que utilizar el carisma para dar esas contestaciones. Lo haremos de manera clara y persuasiva y lo lograremos empleando la empatía para demostrar que comprendemos la pregunta. Así seremos capaces de ofrecer información relevante de manera concisa, y evitaremos este error.

También será muy positivo que seamos capaces de transmitir que reconocemos que hay áreas del trabajo en las que no tenemos experiencia, siempre que mostremos una clara disposición de aprender. Con ello estaremos creando una magnífica impresión en nuestro interlocutor.

La falta de conexión con nuestro entrevistador nos puede hacer parecer fríos y distantes durante el encuentro. Esa conexión personal entre ambos se mejora mostrando cordialidad y simpatía. Esto nos ayudará a establecer una conexión mucho más rápida y natural con la otra parte. Y todo ello sin olvidar la necesidad de mostrar empatía, para dejar claro nuestro interés por la perspectiva y los puntos de vista que el entrevistador nos está transmitiendo.

En cuanto a la falta de confianza, algunos candidatos podemos parecer inseguros de nosotros mismos y eso afecta muy negativamente a la percepción del entrevistador sobre nosotros y nuestra capacidad para ocupar ese puesto. Si tenemos ocasión de destacar nuestras propias fortalezas y logros de manera auténtica y sincera habremos sido capaces de reforzar la confianza en nosotros mismos durante la entrevista. Y esa confianza será percibida por el entrevistador. 

Tanto el carisma como la empatía pueden ser herramientas muy poderosas para corregir muchos de esos errores comunes en las entrevistas de trabajo. Si los utilizamos de la forma adecuada nos estaremos ayudando a nosotros mismos para lograr nuestros objetivos. Habremos sido capaces de establecer una buena conexión emocional con nuestro entrevistador y mejorará, sustancialmente, el resultado final de esa entrevista. De ahí a lograr el empleo solo hay un paso.

*** Juanma Romero es especialista en carisma y empatía. 

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