En la gestión de activos, más es menos
En los últimos doce meses, el sector de gestión de activos ha sido testigo de una serie de operaciones corporativas significativas, reforzando la tendencia hacia la consolidación y la expansión que se viene produciendo desde tiempo.
Entre las transacciones más destacadas se encuentran la adquisición de Putnam Investments por Franklin Templeton por 1.300 millones de dólares y la compra de Credit Suisse por UBS, que ha creado una entidad bancaria y de gestión de activos con un balance de 1.6 billones de dólares, cuyo capítulo en España supuso el trasvase de hasta 4.500 millones de euros en patrimonio gestionado y asesorado. La última, el anuncio conversaciones entre BNP Paribas y AXA IM para adquirir esta última.
Las fusiones y adquisiciones en la gestión de activos ofrecen varias ventajas. Una de las principales son las economías de escala. A medida que las firmas gestionan más activos, pueden distribuir sus costes fijos entre una base más amplia, lo que reduce el coste por unidad de gestión. Esto que, en teoría, permite a las grandes gestoras ofrecer tarifas más competitivas y mejorar su rentabilidad no aplica a la realidad siendo la principal sinergia la del despido mayoritario de la plantilla adquirida.
Los riesgos, el tamaño
Está dinámica comporta riesgos por la concentración y el elevado tamaño de los líderes del mercado, el más importante el riesgo sistémico. A medida que unas pocas firmas grandes gestionan una proporción cada vez mayor de los activos globales, cualquier problema financiero o de gestión en una de estas firmas puede tener repercusiones amplias en el sistema financiero global. En los últimos treinta años hay multitud de ejemplos que confirman esta posibilidad.
Además, la concentración puede llevar a una reducción en la competencia, lo que podría resultar en comisiones más altas para los inversores a largo plazo. Con menos firmas compitiendo en el mercado, las grandes gestoras tienen más poder para establecer precios y condiciones que podrían no ser favorables para los clientes. La eventual fusión de BBVA y Banco Sabadell ejemplifica una oferta de producto en media mediocre y caro por separado que crecerá con la eventual integración de sus respectivas gestoras.
Con menos firmas compitiendo en el mercado, las grandes gestoras tienen más poder para establecer precios y condiciones que podrían no ser favorables para los clientes.
Las recientes fusiones y adquisiciones han permitido a las principales gestoras alcanzar un tamaño sin precedentes. Firmas como BlackRock, Vanguard o Fidelity ya gestionan billones de dólares en activos, y las recientes adquisiciones sólo han ampliado su dominio.
Este tamaño les confiere una influencia significativa en los mercados financieros globales y en las decisiones corporativas, dado que son accionistas importantes en muchas de las principales compañías del mundo.
La lenta muerte de la gestión Independiente
La creciente concentración del mercado también está creando una brecha significativa entre las grandes gestoras y las independientes, muchas de ellas orientadas al value investment. Estas últimas, mucho más pequeñas y con recursos limitados, se enfrentan a desafíos para competir con los gigantes del sector.
La diferencia en la capacidad de inversión en tecnología, márketing y desarrollo de producto coloca a las gestoras independientes en una posición de desventaja significativa. Esto es lo que ocurre con la asfixia regulatoria y la corriente ESG, lo que yo llamo la teoría del nuevo tapón de la botella de plástico que consiste en invertir cientos de millones para que el mismo tapón, ahora unido a la botella, ahora sea "sosteniblemente" desechado.
La llegada de la inteligencia artificial (IA) y la potencia de cálculo de las máquinas son más que un nubarrón para los fondos de autor.
Norbolsa en el seno de Kutxabank, Orienta Capital en el de Grupo Mutua, la adquisición de Tressis por parte de MoraBanc o históricos en horas bajas como Gesconsult van en esa línea comentada. No significa pasar a un producto malo ni mucho menos ni hacer de menos a los gestores sino que la gestión independiente se enlata en tendencias en lugar de poner el foco en la creación de valor.
En resumen, las fusiones y adquisiciones en el sector de gestión de activos siguen transformando el panorama de la industria creando gigantes globales con capacidades sin precedentes mientras que las gestoras independientes se enfrentan a desafíos casi insuperables para competir en este entorno.
La llegada de la inteligencia artificial (IA) y la potencia de cálculo de las máquinas son más que un nubarrón para los fondos de autor cuya supervivencia para el 95% de la industria no irá más allá de una década.