Bandera de la UE frente a la sede de la Comisión Europea.
¡Pedir financiación europea y no morir en el intento!
Parece tan obvio y sencillo cuando en la prensa se mencionan los nombres de los proyectos y los millones que han recibido cada uno, pero ¿cuánto trabajo y cuántos intentos hay detrás de ese éxito?
Europa apuesta por su conectividad, entre los 27 países que forman la Unión y también apuesta por su sostenibilidad y su transformación digital. ¿Y qué se entiende por ello? Por ello se entiende que se apuesta por la mejora de las infraestructuras, se apuesta por una Europa más y mejor conectada, se apuesta por la cohesión social, se apuesta por la reducción de emisiones de CO2, se apuesta por la intermodalidad, se apuesta por la interoperabilidad, se apuesta por la digitalización de los sistemas, se apuesta por ciudades con más transporte público…
Uno de los mecanismos de financiación más importantes para el mundo del transporte son los fondos CEF, o mecanismo para Conectar Europa. Actualmente, el Marco Financiero Plurianual 2021-2027 dispone de 25.807 millones de euros para proyectos o actuaciones en materia de transporte.
Tanto si una empresa es pública como privada, intenta captar parte de estos millones para el desarrollo de sus proyectos, es ahí donde comienza la carrera, es ahí donde se comienza a descubrir un nuevo mundo. Ese mundo de las ayudas y de las subvenciones.
Para cada aspirante su proyecto es uno de los mejores y meritorio de todas las aprobaciones, porque está más que justificado, técnica y económicamente. Sin embargo, la realidad es distinta, porque simplemente no hay dinero para todos aquellos proyectos que lo demandan cada año, por lo que son seleccionados en función de una serie de factores.
Actualmente, el Marco Financiero Plurianual 2021-2027 dispone de 25.807 millones de euros para proyectos o actuaciones en materia de transporte
Uno de estos factores, que, a pesar de no parecer obvio, sí lo es y es la madurez del proyecto.
Cuando se habla de madurez es sorprendente, porque erróneamente se puede pensar que se necesita ese aporte económico para llevar el proyecto a su madurez cuando la realidad es que se precisa que el proyecto esté maduro para ayudarlo a finalizar con éxito y aportar los beneficios. Los beneficios son a las comunidades, regiones, países, y al fin y al cabo a todas aquellas personas que se puedan beneficiar de ello.
Se exige esto porque en los estamentos europeos ya han aprendido de la experiencia, otorgar financiación a proyectos inmaduros tiene un alto índice de fracaso.
El fracaso se puede deber a que las empresas no tienen suficientes recursos para completar la cofinanciación, se puede deber a que no han lanzado los procesos de adquisición de productos o no han contratado los servicios, o apenas han iniciado la solución.
Otro de los factores importantes es el impacto social, en cuánta comunidad impacta, a cuántos mejora la vida.
También se otorga mucha importancia a los proyectos transfronterizos, aquellos que unen las naciones europeas o permitan el acceso a bienes de interés para Europa
También se otorga mucha importancia a los proyectos transfronterizos, aquellos que unen las naciones europeas o permitan el acceso a bienes de interés para Europa. En este punto en concreto salen aventajados los países centrales, y con múltiples fronteras.
Esta es una gran carrera de largo plazo, donde el objetivo es que cualquier proyecto tenga un gran impacto y aporte valor al máximo de personas, regiones o países.
Para alcanzar este estado se tiene que haber invertido, desarrollado el proyecto con la seguridad de que, con o sin la financiación, se podría continuar con él. Parece paradójico, pero es así.
Si se tiene la capacidad financiera y ya se han comprometido las compras, a veces incluso adjudicado los subcontratos, es más probable que se obtenga la financiación que si no se ha comenzado ningún proceso licitatorio o contractual con suministradores o subcontratistas. En esto, el mecanismo premia a los que hacen bien los deberes y son autónomos.
Esto es, madurez, impacto, alineación con los objetivos, mayor sostenibilidad, interconexión y digitalización.
*** Joudia Boujdaini es vicepresidenta de la Asociación Española del Transporte, CEO de IRB y ha ocupado cargos de alta dirección en diversas empresas internacionales.
