El impacto de la IA en el empleo: una perspectiva a cinco años
Si hay alguien capaz de elevar la atención por encima de lo que puedan o dejen de hacer los bancos centrales con los tipos de interés, ese es Nvidia cuya publicación de resultados la pasada semana, aun siendo brillantes, dejó fríos a los inversores generando la duda de si el globo de la Inteligencia Artificial (IA) puede desinflarse y con ello las expectativas de un segundo semestre del año alcista.
En 2024, Nvidia ha consolidado su posición como líder en la revolución de la IA, impulsada por avances significativos en el desarrollo de hardware y software. El valor de mercado de Nvidia ha experimentado un crecimiento exponencial, reflejando no solo la demanda de sus innovadores chips, sino también la apuesta por un futuro dominado por la automatización. Este artículo tiene que ver más con un cambio profundo en la estructura laboral global que con la teórica burbuja creada por Nvidia.
La IA y la transformación del trabajo rutinario
La primera es que la rápida evolución de la IA está destinada a redefinir el panorama laboral, especialmente en aquellos puestos caracterizados por tareas rutinarias, mecánicas y repetitivas.
En los próximos, se adentrará progresivamente en trabajos que históricamente se consideraban seguros, particularmente en funciones de investigación y administrativas. La convergencia de algoritmos avanzados, aprendizaje automático y automatización de procesos robóticos (RPA) está impulsando un cambio que alterará fundamentalmente la naturaleza del trabajo.
Implicaciones para la fuerza laboral
Este verano he profundizado en algunos ámbitos de investigación con IA y tengo la más firme convicción de que su incorporación en tareas rutinarias plantea serias implicaciones para el empleo. Mi tesis central es la de una severa disminución de puestos en áreas donde las tareas pueden ser descompuestas y sistematizadas por algoritmos, afectando a un segmento muy importante de los roles administrativos.
El desplazamiento del trabajo, aunque inevitable, también presenta la oportunidad de reorientar el capital humano hacia actividades que requieran habilidades críticas, creatividad y toma de decisiones complejas, áreas donde la IA aún no puede competir con la intuición y el juicio humano, lo cual solo servirá para atenuar el daño que su implantación podría generar a medio plazo.
"La rápida evolución de la IA está destinada a redefinir el panorama laboral (...) su incorporación en tareas rutinarias plantea serias implicaciones para el empleo"
Los trabajos menos cualificados suelen representar una proporción significativa dentro de la fuerza laboral, aunque el peso exacto varía por país, sector y contexto económico. En términos generales, se estima que esos puestos, que incluyen empleos rutinarios, manuales, y aquellos que no requieren educación superior o habilidades técnicas avanzadas, pueden constituir según un informe sobre empleo publicado por la OCDE, entre el 20% y el 40% de la fuerza laboral en economías desarrolladas, y un porcentaje aún mayor en economías en desarrollo según el Banco Mundial.
Desarrollada esa idea en el ámbito laboral en España, estoy convencido de que en no más de 5 a 10 años, los servicios de atención al cliente, fuerzas comerciales, aquellos que solo suponen labores administrativas o la formación básica, deberían desaparecer de no mediar el tradicional proteccionismo público y una mayor regulación por parte de los gobiernos para evitar que, por ejemplo, en España, entre 4,3 y 8,7 millones de trabajadores pierdan progresivamente sus empleos.
No olviden que el coste de la IA es doble, menos recaudación por rentas del trabajo y más protección, sin mencionar efectos colaterales en la salud mental y el bienestar de la población, que suelen drenar votos y aumentar el descontento social.
En un segundo estadio, aplicado por ejemplo a la inversión y los mercados, los analistas financieros desaparecerán casi por completo, y alrededor de dos terceras partes de estrategas, gestores de patrimonio, fondos de inversión o carteras y empleados de back office, correrán la misma suerte solo que a una velocidad más lenta.
Olvídese del análisis independiente o la gestión activa, conceptos que quedarán marginados, sino lo están ya, sabiendo que, según Inverco, menos del 8% de los activos gestionados se ubican en ese ámbito propio.
"El coste de la IA es doble, menos recaudación por rentas del trabajo y más protección"
La velocidad con la que esos acontecimientos se sucedan va a depender de la capacidad e interés por parte de las instituciones para invertir en la reeducación y capacitación de su personal para adaptarse a los cambios tecnológicos, promoviendo habilidades digitales que complementen la creciente automatización. Además, los líderes académicos tendrán que reconsiderar la estructura organizativa y la gestión del talento para maximizar el potencial de la IA sin deshumanizar el entorno laboral.
La IA no solo es un complemento tecnológico, sino un agente de cambio que redefinirá por completo la estructura del empleo en sectores rutinarios y administrativos o en el mundo académico y de investigación. Las instituciones que adopten una estrategia proactiva, integrando la IA de manera ética y efectiva, estarán mejor posicionadas para afrontar el inevitable cambio que la automatización traerá consigo, pero la transformación del empleo es inevitable y conviene no engañarse con alternativas quijotescas.