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La tribuna

Cambios demográficos, crecimiento y productividad

La entrada de extranjeros alivia el envejecimiento pero no resuelve el déficit de productividad. 

10 septiembre, 2024 02:24

Las tendencias demográficas recientes muestran un cada vez mayor envejecimiento de la población en los países desarrollados. Se debe principalmente al aumento de la longevidad, gracias a diversas mejoras en el estilo de vida y en la atención sanitaria, que también contribuyen al crecimiento económico.

También influye la disminución secular del tamaño de las cohortes impulsada por el descenso de la fecundidad durante la segunda mitad del siglo XX, que ahora está muy por debajo de los niveles de reemplazo en casi todos los países desarrollados. La jubilación de las cohortes denominadas “generación del baby boom” está elevando las tasas de dependencia de la tercera edad en muchos países y seguirá siendo un factor cada vez más importante en el futuro.

Según un reciente informe de la OCDE, en los países de la OCDE, en 1990, unas 70.000 personas tenían más de 100 años y más de tres millones más de 90 años. En 2023, la población de las de 100 años pasó a más de 436.000 y la de más de 90 a 13 millones, lo que supone un aumento del 522% y el 315%, respectivamente, desde 1990.

Estos cambios demográficos tienen fundamentalmente dos implicaciones: 1) la población en edad de trabajar tiende a disminuir en muchos países, y 2) el aumento de las tasas de dependencia de la tercera edad genera mayores costes de las pensiones y de la asistencia sanitaria. En 2023, había 3,1 personas mayores de 65 años por cada 10 personas en edad de trabajar que vivían en un país de la OCDE, en comparación con aproximadamente 1,8 en todo el mundo.

Además, estas tasas de dependencia de la tercera edad crecen rápidamente. Desde 1990, la población de 65 años o más o más en todos los países de la OCDE creció a una tasa anualizada del 2,2%, mientras que la población en edad de trabajar creció a un ritmo de sólo el 0,8%. Todo ello tiene implicaciones sobre las finanzas públicas y el crecimiento.

En 2023, había 3,1 personas mayores de 65 años por cada 10 personas en edad de trabajar que vivían en un país de la OCDE

Considerando, además, la situación generalizada de desequilibrio de las cuentas públicas, sobre todo tras el importante aumento de gasto a consecuencia de la pandemia de la Covid-19, para poder mantener nuestro estado del bienestar es fundamental mejorar las cotas de crecimiento. Y ello depende tanto de la capacidad de movilizar recursos laborales como de utilizarlos de forma productiva.

Sin embargo, en el mercado de trabajo en la mayoría de los países desarrollados se están produciendo a la vez tres tendencias: las horas trabajadas por empleado tienden a la baja, la productividad se está debilitando y la mano de obra empieza a ser escasa en muchos lugares. Las sociedades y los gobiernos han de ser conscientes de estas tendencias y redoblar sus esfuerzos de adaptación.

El avance tecnológico, por un lado, y la inmigración, por otro, pueden ayudar al reto de mantener el crecimiento y los estándares de vida, afrontando a la vez la transformación demográfica del envejecimiento de la población.

Las tecnologías digitales, la automatización, y especialmente la inteligencia artificial (IA), pueden contribuir a aumentar la productividad. De hecho, estos avances en las tecnologías, la investigación y la innovación hacen que, cada vez en mayor medida, la productividad se explique más por la inversión en capital.

Por su parte, el aumento de la inmigración, y con ésta, además, el incremento de la tasa de natalidad, pueden impulsar el crecimiento de la población. En la mayoría de los países de la OCDE, una parte cada vez mayor de la población ha nacido en el extranjero. Según muestra el gráfico 1, existen grandes diferencias entre los países respecto la proporción de población nacida en el extranjero, pero la tendencia más generalizada es creciente desde 1990 hasta la actualidad.

Gráfico 1. Creciente proporción de población nacida en el extranjero en la mayoría  de los países de la OCDE

Gráfico 1. Creciente proporción de población nacida en el extranjero en la mayoría de los países de la OCDE Fuente: United Nations Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2020). International Migrant Stock 2020.

El aumento de la inmigración no puede evitar el envejecimiento, dado el impacto duradero de las tendencias demográficas del pasado, pero si incide en la masa de población activa dispuesta a incorporarse al mercado de trabajo. La inmigración afecta a la composición por edades de la población, ya que los migrantes tienden a concentrarse entre la población joven en edad de trabajar y de tener hijos. En consecuencia, las tasas netas positivas de migración están contribuyendo significativamente al crecimiento de la población en las economías avanzadas, contribuyendo a frenar el envejecimiento de la población.

La inmigración también está fomentando el dinamismo y la innovación de las economías más desarrolladas, y con ello, puede potenciar el crecimiento de la productividad a largo plazo. Pero el impacto inmediato suele ser más bien negativo por el efecto composición, al menos en los países donde los inmigrantes tienen una cualificación más baja que la población autóctona.

Ambos factores, avance tecnológico y evolución de la migración, abren grandes incertidumbres en nuestro futuro. De ahí los distintos escenarios de proyecciones demográficas, la preocupación generalizada sobre cómo el envejecimiento de la población puede socavar el crecimiento de la productividad, la intensificación del capital y la innovación para contrarrestar la merma de mano de obra y la evolución de la sostenibilidad de las cuentas públicas. Porque, sin duda todo ello condicionará nuestro modelo de crecimiento y el futuro del estado del bienestar.

*** Mónica Melle Hernández es profesora de Economía de la UCM.