Se veía venir. La renuncia por parte del gobierno a presentar en el Parlamento español los Presupuestos Generales del Estado está forzando a retrasar el envío de las cuentas españolas a la Unión Europea. La fecha límite, de acuerdo con la Constitución para presentar los Presupuestos venció el pasado 1 de octubre.

¿Por qué Pedro Sánchez renuncia a hacerlo, en lugar de presentarlos, a sabiendas de que serían rechazados? La hipótesis más plausible es que lo hace para evitar el mensaje político que ello implicaría. 

Por el contrario, Sánchez está pactando lo impactable con los independentistas y con los partidarios de ETA. Dinero para unos y muy posible reducción de penas y excarcelaciones para los otros.

No le importa pasar por encima de quien haga falta, sean los españoles más desfavorecidos que van a soportar el peso económico de los privilegios catalanes, sea la sangre derramada por Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica o Gregorio Ordóñez, asesinados, entre otros, por uno de los favorecidos por el gobierno de Sánchez, el histórico Txapote. Para más vergüenza, esa resolución fue votada "por error" por todos los partidos de la oposición.

La importancia de la aprobación de los Presupuestos es notable. Para empezar, porque los Presupuestos Generales del Estado son, como explica nuestra Constitución, la expresión cifrada, conjunta y sistemática de las obligaciones que, como máximo, puede reconocer el sector público y de las estimaciones de ingresos que se prevea liquidar durante el correspondiente ejercicio.

Por el contrario, Sánchez está pactando lo impactable con los independentistas y con los partidarios de ETA. Dinero para unos y muy posible reducción de penas y excarcelaciones para los otros.

Es decir, son una pieza esencial en la ejecución anual del programa político del Gobierno. Es normal que se debatan en el Parlamento, por los representantes electos de los españoles, quienes, desde la oposición, expondrán sus consideraciones y llegarán, o no, a un acuerdo. De esta manera, se impide que el gobierno se sienta libre de usar nuestro dinero de cualquier manera, sin que haya cierto control. 

Pero además, los Presupuestos Generales suponen también una rendición de cuentas y la entrega de una información muy valiosa a nuestros socios europeos. Como sabemos, las nuevas reglas fiscales exigen que aquellos países con más de un 60% de deuda y un porcentaje de déficit mayor del 3% sobre el PIB, deberán presentar a la Comisión Europea un plan fiscal a medio plazo que incluyan qué medidas van a tomar para solucionar esos desequilibrios.

Pero este plan debía ir acompañado de los Presupuestos Generales del Estado para el 2025 precisamente porque es ahí donde se deben plasmar estos planes. 

Hay que recordar que el déficit del año pasado se situaba en el 3,6% del PIB y que "milagrosamente" nos salvamos de que la Unión Europea nos aplicara el procedimiento de déficit excesivo. Un milagro que fuentes fiables, próximas a la Comisión, interpretan como "un intercambio de favores".

Por ello es importante seguir la recomendación de la AIReF, que solicitaba conocer la tasa de referencia fiscal, es decir, la pauta a la que va a tener que reducirse el déficit público para llegar al objetivo con el que nos comprometemos por el mero hecho de ser miembros de la Unión Europea. Una información que María Jesús Montero se ha negado a revelar hasta que no se mande el plan fiscal a la Comisión.

Pero además, los Presupuestos Generales suponen también una rendición de cuentas y la entrega de una información muy valiosa a nuestros socios europeos.

Otro "milagro" que ha favorecido el encaje de bolillos que supone el ajuste de las cuentas son las sucesivas revisiones al alza del PIB de años anteriores y del pasado año de diferentes entidades, que da un poco de margen al gobierno para mantener o aumentar el gasto. 

Porque si el gobierno tiene que poner en marcha las reformas estructurales requeridas por Europa y ajustar las cuentas, pero además tiene que cumplir con los compromisos electorales, que implican un aumento del gasto, el ministro Carlos Cuerpo lo tiene complicado. 

¿Qué va a pasar? 

Puede ser que se retrase la aprobación del presupuesto unos meses, incluso que se aprueben el en los primeros meses del 2025, o puede que se presenten y sean rechazados. En cualquier caso, mientras no se presenten, hay que seguir operando con los Presupuestos del presente año. 

No es una situación nueva, toda vez que en 1982, 1989 y 2011, la celebración de elecciones generales impidió la presentación y aprobación de los Presupuestos al hallarse las cámaras disueltas. También, en 1995, el Pleno del Congreso de los Diputados votó a favor de la devolución de los Presupuestos y fue necesario prorrogarlos. 

En total, han sido nueve las ocasiones en las que se han prorrogado los Presupuestos en la España democrática. Pero ¿qué implicaciones económicas podrían tener una prórroga de los Presupuestos Generales, además de no cumplir con los requerimientos europeos?

Pues, según un artículo de Raymond Torres para FUNCAS, tampoco mucho. Por ejemplo, se congelaría el techo de gasto, que se vería mermado por el peso de la inflación en un 3,5%. Pero no se verían afectados las pensiones ni los sueldos públicos.¿Salpicaría esta prórroga a los Fondos Europeos.

De nuevo, parcialmente. Solamente se verían afectadas aquellas inversiones que requieren un presupuesto propio, y suelen ser inversiones que no están relacionadas con el plan de recuperación. Por ejemplo, como explica Torres, "la creación de un fondo para inversiones tecnológicas, dotado de 20.000 millones de euros, podría seguir adelante gracias a los fondos". 

La economía española crece a un ritmo estupendo, y eso es un hecho a celebrar. Pero que ese crecimiento sirva para dar alas, en realidad, más alas, al déficit público, en lugar de servir para mejorar la productividad y hacer de nuestro país un lugar atractivo para la inversión, no lo es tanto.

Es reseñable que una de las bases del crecimiento del PIB es, precisamente, el aumento del gasto público. Un país cuya economía va como un cohete no nutre su actividad económica del sector público, sino que se centra en generar riqueza para todos, a través de la empresarialidad y el empleo, que es la mejor política social.

Por otro lado, la ligereza con la que Carlos Cuerpo está "toreando" a Gestione, el comisario europeo, es una prueba y un aprendizaje para nuestros socios europeos que deben estar arrepintiéndose de haber dejado que Sánchez se fuera de rositas a pesar del abultado déficit presentado hace unos meses.