En el proceso de transformación de nuestro sistema sanitario hacia una sanidad del siglo XXI, más moderno y digital, son muchas las piezas por engranar. Sin duda, una de ellas es que los profesionales sanitarios y pacientes puedan tener a su alcance tecnología sanitaria innovadora que asegure los diagnósticos más precisos y los tratamientos más eficaces. Y es que no puede concebirse una sanidad del futuro sin un papel protagonista de las tecnologías innovadoras. Eso conduce a otra reflexión: no puede concebirse una sanidad del futuro empleando tecnología del pasado.

Nuestras administraciones han entendido la necesidad de abordar el elevado nivel de obsolescencia que presentaba nuestro sistema sanitario. Desde 2021, a través de diversos planes extraordinarios de inversión, se está acometiendo un proceso de renovación de parte del parque tecnológico sanitario, con el Plan Inveat, ya ejecutado, como acción ‘estrella’.

Gracias a este Plan, dotado con 796 millones de euros provenientes de fondos europeos, se ha podido renovar más de 850 equipos de alta tecnología en los hospitales públicos nacionales, es decir, ya hay millones de personas en España que pueden beneficiarse de diagnósticos más precisos y, por tanto, mejorar el pronóstico de sus enfermedades.

No puede concebirse una sanidad del futuro empleando tecnología del pasado. 

El informe Perfil Tecnológico Hospitalario publicado por nuestra Federación en 2021 -y que sirvió como referencia para el Ministerio de Sanidad en el diseño del Plan Inveat- alertaba de la elevada cifra de equipos instalados en hospitales nacionales que superaban la vida máxima útil recomendada según los estándares internacionales.

La reciente actualización de este estudio, coincidente en tiempo con la finalización del Plan Inveat y refleja que el porcentaje de equipos ‘nuevos’ en hospitales públicos y privados se eleva ahora al 42% del total (un aumento del 25% respecto al anterior análisis). Incluso, existen otros planes en curso (Plan Minap, Plan Amat-i, etc.) que también pueden mejorar los ratios de obsolescencia de otras familias tecnológicas.

Conviene resaltar que el éxito del Plan Inveat no solo radica en el fondo, sino en las formas: se trata de un plan “histórico” por la dotación económica asignada y por haberse ejecutado de forma coordinada entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, que pudieron trasladar y gestionar sus concretas necesidades de renovación. Pero no se puede olvidar y dejar de agradecer y reconocer a nuestras empresas, al sector de tecnología sanitaria, que han sido capaces de poner a disposición de los hospitales los equipos a pesar de hacer escasez mundial de componentes electrónicos y materias primas.

Es justo reconocer este éxito y la voluntad de las administraciones sanitarias de invertir en tecnología sanitaria porque saben que es la forma de mejorar la salud de las personas y hacer un sistema sanitario más seguro y eficiente.

Nuestro sistema sanitario necesita una apuesta estratégica y abandonar planes de respuesta a crisis.

Pero nuestro sistema sanitario necesita una apuesta estratégica y abandonar planes de respuesta a crisis, debemos anticipar las necesidades y planificar las inversiones para seguir modernizando y renovando el parque tecnológico sanitario público de manera continuada, estructurada y no puntual para resolver situaciones insostenibles.

Debemos empezar por todas aquellas tecnologías que también son fundamentales en la práctica clínica diaria y que no se han beneficiado del Plan Inveat encontrándose en una situación preocupante. Muchas de ellas son la puerta de entrada para el diagnóstico de patologías o problemas de salud. Son los casos, por ejemplo, de los equipos de radiología (el 66% tienen más de 10 años), de mamografía  (el 53% de los mamógrafos también están obsoletos) o los aparatos de endoscopia (el 46% de los aparatos tienen más de una década). Y es que un equipamiento nuevo no solo garantiza diagnósticos más precisos, sino también más seguros. Por ejemplo, los nuevos aparatos de rayos X pueden llegar a emitir menos de la mitad de radiaciones que los equipos antiguos.

Necesitamos una cultura de la inversión en tecnología sanitaria, que nuestros servicios de salud tengan como prioridad estratégica acometer las inversiones de forma planificada y que se incorpore la innovación para dar solución a los retos demográficos y asistenciales a los que nos vamos a enfrentaren los próximos años.

Si los centros sanitarios contasen con las mejores capacidades diagnósticas y terapéuticas, tendríamos una población más sana, más productiva y descongestionaríamos los centros sanitarios que son los principales centros de coste del Sistema Nacional de Salud.

No se trata de contener la obsolescencia, sino revertirla. 

La tecnología sanitaria salva vidas y la inversión en estas tecnologías mejoran el diagnóstico, la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes. Son por sí mismos motivos más que suficientes para apostar por esa renovación continua y estandarizada, que no solo tenga en cuenta la implementación de nuevos equipos, sino también planes de mantenimiento de los recientemente renovados con el Plan Inveat y las propias necesidades sanitarias cambiantes de la sociedad.

Dicho de otra manera: planes “sí”, pero mejor planificar. No se trata de contener la obsolescencia, sino revertirla. No se trata de resolver un problema sino de aprovechar la oportunidad. Pensar en el medio y largo plazo; no solo en lo inmediato. Desde el sector de Tecnología Sanitaria seguiremos trabajando y colaborando con las administraciones para que la innovación esté en la cultura de las organizaciones sanitarias, para los paciente puedan contar con los mejores diagnósticos y tratamientos, para mejorar la salud y la vida de las personas.

***Jorge Huertas es presidente de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin).