El candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, hace campaña en Pensilvania.

El candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, hace campaña en Pensilvania. Reuters

Opinión EN EL MOMENTO ADECUADO

Hay que estar preparados para una victoria de Trump

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Los medios españoles dan por segura una victoria de Kamala Harris. Pero eso tiene más que ver con un deseo que con una realidad. Por supuesto que puede ganar, pero los inversores también tienen que estar preparados para la posibilidad de que gane Trump. 

Antes de seguir, permítanme aclarar que a mí personalmente no me gusta ninguno de los dos, lo cual creo otorga objetividad a mi análisis. De hecho, me parece preocupante que el país de, Lincoln, Kennedy, Reagan o Clinton sólo pueda ofrecer esto. Un preocupante signo de los tiempos.

Lo primero que llama la atención es cómo ha perdido impulso Harris. Entró con mucha fuerza, apoyada por el 90% de los medios tradicionales y la mayoría de los alternativos. Más todo el establishment. Y mucho más dinero que Trump. 

Y se notó: de desconocida o carne de meme, pasó a superestrella. Un proceso a lo Hollywood, que para eso tiene también el apoyo unánime de esa comunidad. Había nacido una estrella.

El problema es que la estrella ha ido perdiendo brillo. Las encuestas han pasado de darle una gran ventaja a darle un empate. Y eso es grave, porque las encuestas están más sesgadas a favor de Harris que de Trump (como ocurre con los medios).

Los inversores –o sus asesores– deben tener un plan claro sobre las consecuencias bursátiles de que gane uno u otro

Darles un sesgo a las encuestas es fácil. Para obtener el resultado deseado. Basta con darle un poco más de peso a un género, una edad o una raza. Si el 51% de los encuestados son hombres, adultos y blancos, casualmente dará un buen resultado para Trump. Y viceversa.

Puliendo sesgos y leyendo únicamente las encuestas más serias, la conclusión es que van empatados. Empezando porque es lo que ocurre en los dos o tres estados decisivos (swing states). Al final esto lo van a decidir 50.000 votos o incluso menos.

Los inversores –o sus asesores– deben tener un plan claro sobre las consecuencias bursátiles de que gane uno u otro, para así poder actuar rápido en función del resultado. O, si se fuera dibujando un ganador, adelantarse.

No tengo aquí espacio para hablar de todas las consecuencias sectoriales o geográficas de que, gane uno u otro, pero señalaré algunas que en Nextep consideramos fundamentales.

Una victoria de Trump traerá volatilidad. Eso es 100% seguro. Está en su ADN

Una victoria de Trump traerá volatilidad. Eso es 100% seguro. Está en su ADN. Pero eso no significa que no suba la bolsa estadounidense a medio plazo. Tampoco significa que la volatilidad no pueda ser rentable para quien sepa sacarle partido.  

La visión profundamente nacionalista de Trump lo es a todos los niveles. Y ya sabemos que, con todos sus defectos, suele cumplir lo que promete. O al menos lo intenta. Esto puede ser muy perjudicial para empresas de determinados países y sectores que venden en Estados Unidos. Lo ha dicho muy claro: quienes no quieran pagar tarifas, que fabriquen en EEUU.

A los que también se les puede helar la sonrisa si gana Trump es a los inversores chinos, que están encantados con que su plan de estímulo. No sabemos si el plan servirá para estimular la economía real, pero sin duda estimula la bolsa. La primera víctima de una guerra tarifaria sería la bolsa china (y no sería la única).

Si gana Trump también se va a producir un vuelco en la evolución sectorial. Un vuelco que puede ser muy rentable para quien sepa aprovecharlo.

La primera víctima de una guerra tarifaria sería la bolsa china (y no sería la única)

Por el contrario, probablemente no tendría demasiado impacto sectorial una victoria de Harris. En nuestra opinión, en caso de victoria de Harris el mercado descontará continuidad. Al menos inicialmente. Harris, recuerda mucho a aquella frase de la película El Gatopardo, de Visconti: “que todo cambie un poquito para que no cambie nada”.

Las malas lenguas dicen que tanto Biden como ella hacían básicamente lo que les decía un grupo de miembros destacados de la élite económica y política del partido demócrata, comandado por Barack Obama, Hillary Clinton y Nancy Pelosi.

De hecho, no es ningún secreto que fueron –junto con George Clooney– los que le “convencieron” de que no se presentara. Y los que "convencieron" a todo el partido demócrata de que fuera Harris la candidata sin necesidad de pasar por unas primarias. Algo que creo que no ha ocurrido nunca en EUUU. Tiene bastante lógica pensar que Harris no se desviará demasiado del guion.

Ciertamente ha hecho promesas populistas que podrían afectar a los mercados, pero no hay que olvidar que, para los grandes cambios legislativos, se necesita el apoyo de las cámaras. Y eso no lo tiene garantizado. Tampoco Trump.

Si un candidato gana también en las cámaras, podrá hacer muchas más cosas que si sólo gana la presidencia

De esta cuestión no se habla mucho, pero es importante. Si un candidato gana también en las cámaras, podrá hacer muchas más cosas que si sólo gana la presidencia. De cara a la estrategia de inversión hay que tener en cuenta que la victoria puede ser pura o descafeinada.

Lo que desgraciadamente parece claro es que ambos presidentes no van a hacer nada para reducir el déficit. Y que lo van a aumentar. Por eso decimos que la próxima crisis financiera será de deuda: de pérdida de confianza en el valor la deuda pública. Afortunadamente, eso no será inmediato y lo que toca ahora es tener un buen plan de cara a las elecciones. 

***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.