En un contexto económico global marcado por la incertidumbre y los cambios estructurales, 2025 se perfila como un año crucial para identificar y consolidar nuevas oportunidades de inversión que puedan generar valor a largo plazo. El endurecimiento de las condiciones de liquidez, la transición hacia economías más sostenibles y la transformación del sector inmobiliario presentan desafíos, pero también abren la puerta a retornos significativos para los inversores que sepan detectar las tendencias adecuadas. ¿Cuáles serán las macrotendencias que moldearán el futuro de los mercados en los próximos meses?
Una de las tendencias más claras para 2025 será el fortalecimiento del crédito privado como solución a las limitaciones de liquidez en los mercados tradicionales. Empresas medianas en Europa, Estados Unidos y Asia están recurriendo a esta alternativa de financiación bancaria, con el mercado de deuda privada alcanzando un tamaño comparable al de los bonos emitidos en los mercados públicos. Esta convergencia ofrece a los emisores mayor acceso a capital y liquidez, permitiendo a los inversores aprovechar oportunidades con atractivos rendimientos. Aunque se anticipa una leve disminución de los tipos de interés a lo largo del año, la deuda privada sigue siendo una opción rentable, especialmente en mercados secundarios donde los descuentos sobre activos pueden generar mayores retornos.
En Europa, esta alternativa adquiere mayor relevancia debido a sus menores niveles de apalancamiento en comparación con Estados Unidos. En un entorno de desglobalización y relocalización de la producción, Europa ofrece un ecosistema propicio para la inversión. Las empresas medianas, a menudo denominadas "campeones ocultos", están experimentando una creciente demanda de financiación para proyectos de crecimiento y adquisiciones. Los inversores con una estrategia disciplinada pueden encontrar en estas empresas una fuente significativa de generación de valor. Además, situaciones especiales, como refinanciamientos de deuda inmobiliaria o corporativa, presentan oportunidades adicionales para aquellos con liquidez que buscan posicionarse en un mercado con alta demanda de capital.
Otro aspecto crucial que marcará la pauta en 2025 es la transición energética, no solo como un imperativo ecológico, sino también como una estrategia competitiva en un mundo enfrentado a la desglobalización y el aumento de los costes laborales. Para cumplir con los acuerdos climáticos internacionales y los objetivos de sostenibilidad, se necesitarán inversiones significativas en infraestructuras energéticas, estimadas en 6 billones de dólares anuales hasta 2050. Este proceso va más allá de la adopción de energías renovables, abarcando la modernización de infraestructuras y mejoras en la eficiencia energética de procesos industriales y edificios.
La magnitud de la transición energética ya es considerable: se está dirigiendo más del doble de la inversión hacia la cadena de valor de bajo carbono en comparación con los combustibles fósiles. La demanda de tecnologías limpias, electrificación, almacenamiento de energía y soluciones de movilidad sostenible sigue creciendo, proporcionando un entorno de inversión favorable en estos sectores. Además, el mercado de adaptación climática, que abarca la modificación de infraestructuras para enfrentar los impactos del cambio climático, también está cobrando mayor relevancia. Así, las empresas que integren estos factores en sus operaciones tendrán una ventaja competitiva clave en los próximos años.
Europa también tiene la oportunidad de fortalecer su posición global a través de un enfoque renovado en la soberanía económica. En medio de tensiones geopolíticas y la reorganización de las cadenas de suministro globales, el continente está bien posicionado para capitalizar las oportunidades presentadas por la nueva configuración económica global. Europa lidera en criterios ESG, y esta experiencia consolidada en sostenibilidad se ha convertido en una ventaja para atraer inversiones. La digitalización de las cadenas de suministro y la inversión en ciberseguridad también están impulsando el crecimiento, y los inversores posicionados en estas áreas clave podrán captar rendimientos atractivos a medio y largo plazo.
Invertir en estas megatendencias estructurales no solo ofrece retornos a corto plazo, sino que también sienta las bases para un rendimiento sostenible en el futuro. Las empresas europeas ya bien posicionadas en sectores como la transición energética, la digitalización y la ciberseguridad seguirán siendo atractivas para los inversores que busquen exposición a las dinámicas de cambio global. Estas tendencias proporcionan una oportunidad única para los inversores que desean diversificarse en mercados emergentes y consolidar sus carteras en sectores estratégicos.
Finalmente, el sector inmobiliario está experimentando una transformación radical, impulsada por los cambios en las necesidades de los consumidores y las nuevas dinámicas del mercado. La pandemia ha acelerado la obsolescencia de ciertos segmentos del mercado inmobiliario, en particular oficinas y centros comerciales, lo que ha provocado una caída significativa en sus valores. Sin embargo, estos activos ofrecen una oportunidad única para el reposicionamiento estratégico que puede maximizar su valor en el contexto actual. Las oficinas menos céntricas, por ejemplo, pueden transformarse en espacios de uso mixto, combinando residencias, comercios y oficinas de coworking, en respuesta a las nuevas tendencias de trabajo híbrido.
El auge del comercio electrónico también está impulsando una mayor demanda de espacios logísticos, lo que crea una oportunidad para el desarrollo de nuevos centros de distribución en ubicaciones clave. Sin embargo, los inversores deberán ser cautelosos al seleccionar la ubicación de estos activos, ya que la demanda de espacio logístico será mucho más selectiva en 2025. En Europa, donde se espera un déficit de financiación inmobiliaria de hasta 100.000 millones de euros en los próximos años, el mercado value-add ofrece puntos de entrada atractivos para inversores que busquen oportunidades en activos inmobiliarios bien ubicados con potencial de reposicionamiento eficiente.
2025 será un año decisivo para los inversores que sepan identificar y capitalizar las oportunidades emergentes en el mercado. Aquellos con una visión a largo plazo y una estrategia disciplinada estarán bien posicionados para capturar un valor significativo en un entorno global cada vez más competitivo y en constante evolución.
*** Christian Rouquerol y David Martín son Co-Heads de Iberia en Tikehau Capital.