Opinión Blue Monday

Los máximos del Ibex no dan optimismo a 2025

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Los 12.100 puntos superados esta semana suponen una cota importante para el Ibex 35 que no se alcanzaba desde 2010. Un largo período que comprende un cambio de paradigma de los mercados ocurrido en estos últimos 15 años. La pregunta es, mas allá de entender si es o no un momento histórico, ¿es España un mercado para apostar en 2025? Veamos la respuesta.

De entrada conviene explicar que se trata de un titular a medias porque el nivel es histórico sólo gracias a los dividendos. Excluida la caja repartida entre los accionistas, no olvidemos que es hoy el mercado con mayor rentabilidad por dividendo en Europa, el Ibex se encuentra muy rezagado respecto a sus comparables cuyos máximos históricos, con o sin dividendos, fueron superados hace tiempo. 

Un análisis cortoplacista nos dice que con entender la ponderación del índice es suficiente para explicar, sin restar méritos, el rebote de 2024.

Excluida la caja repartida entre los accionistas, el Ibex se encuentra muy rezagado respecto a sus comparables 

El peso de bancos e Inditex, explica casi la totalidad de la subida en un año donde sólo las compañías de energía han quedado muy rezagadas. Es por eso que en el rush final bastaba con que los dos grandes bancos, sin motivo aparente, lo hicieran mínimamente bien. 

Con la vista ya en 2025, para justificar el tradicional potencial medio que los bancos de inversión asignan al Ibex bastaría con repetir el patrón de 2024. Si tomamos como referencia, insisto en lo de habitual porque doy fe que siempre es así, un potencial medio de entre el 10% y el 15%, sería previsible un rango de entre 14.000 y 13.300 puntos.

Pero para sumar ese zurrón de puntos hacen falta varias cosas. En un análisis bottom up, los bancos tendrían que sumar otro 15% medio de subida, Inditex, ya justa en valoración, tendría que remar a doble dígito, y además, contar con algún outsider de peso entre los deprimidos valores energéticos o recuperar para la causa, no se sabe muy bien cómo, a compañías hoy tan denostadas como Grifols u otras que no han funcionado como la fallida OPV, de momento, de Puig Brands.

No parece un ejercicio difícil. Mis dudas vienen desde un ejercicio más holístico de análisis top down en el que parto de la muy difícil situación económica por la que atraviesa Europa, con un motor llamado Alemania gripado, cuyos riesgos no se están ponderado adecuadamente.

El peso de bancos e Inditex, explica casi la totalidad de la subida en un año donde sólo las compañías de energía han quedado muy rezagadas

Francia está en el ojo del huracán en medio de una situación de ingobernabilidad manifiesta e incapaz de controlar su gasto, lo cual no es una novedad porque es algo que no ha sucedido nunca desde que en los 90 se estableciesen los criterios de convergencia de la moneda única con un fallido propósito de rigor en el manejo del déficit y la deuda.  

La prima de riesgo francesa puede aguantar solo porque el BCE está pendiente de acomodar su política monetaria a unos riesgos que de alguna forma nos retrotraen al punto de partida de la crisis financiera, precisamente cuando el Ibex estaba muy por encima de los 12.000 puntos (el máximo histórico sin dividendos data de octubre de 2007 en las puertas de los 16.000 puntos).

No, no soy positivo con Europa. Tengo que reconocer que pocas veces lo soy. No compro esa débil teoría de que los índices tienen necesariamente que converger y que Europa tiene forzosamente que recortar su, lo reconozco, enorme diferencial de valoración con respecto a Estados Unidos. La cuestión no es de infravaloración sino que el inversor está fuertemente balanceado al dólar. Incluso con una divisa verde tan devaluada y con tantos interrogantes sobre la mesa. 

Europa no es un lugar para estar tranquilamente invertido, porque hay un riesgo gigantesco en la geopolítica, la economía y en la energía, en definitiva, en la propia configuración del continente que no invitan al optimismo.

Esto no quita que una carterita de pocos valores lo pueda hacer bien, pero como distribución geográfica la realidad es que los inversores internacionales ponen pocos huevos europeos en su cesta.

Y si las correlaciones funcionan y España acciona algunos mecanismos en su política fiscal y reputacional que nos pueden llevar a una compleja situación de medio plazo, como si no lo estuviese ya, mucho me temo que ese rango de valoración es más un deseo que un objetivo.