“¿Qué es el dinero? Un hombre tiene éxito si se levanta por la mañana, se acuesta por la noche y hace lo que quiere en el medio” (Bob Dylan).
Cuando se trata de comprar felicidad con dinero, cuanto más, mejor. Así lo afirma un investigador de Wharton, que sostiene que la correlación entre riqueza y bienestar no se estabiliza una vez que los ingresos alcanzan un cierto nivel.
Matthew Killingsworth dijo que tanto los millonarios como los multimillonarios son significativamente más felices que las personas que ganan más de 500.000 $ al año en una actualización de un estudio publicado el año pasado que desafiaba un famoso artículo de 2010 de Kahneman y Deaton que decía que la felicidad tiende a aumentar con los ingresos hasta alrededor de 60.000 a 90.000 $ anuales, punto en el que se estabiliza.
Kahneman y Killingsworth volvieron a analizar ese trabajo y descubrieron que la correlación entre el dinero y la felicidad se extendía a personas con salarios de hasta al menos 500.000 $ al año.
La nueva investigación, que Killingsworth publica por su cuenta (Kahneman falleció en marzo), encontró que las personas con un patrimonio neto de millones o miles de millones informaron una calificación media de satisfacción con la vida entre 5,5 y 6 sobre 7, en comparación con una puntuación de 4,6 para los que ganan alrededor de 100.000 $ anuales y apenas por encima de 4 para aquéllos que ganan entre 15.000 y 30.000 $ al año.
Eso hace que la diferencia de felicidad entre los grupos más ricos y los de ingresos medios sea casi tres veces mayor que la diferencia entre los grupos de ingresos medios y bajos, dijo Killingsworth. “La magnitud de la diferencia entre los ingresos más bajos y los más altos es gigantesca”, afirmó. “Dentro de los límites de lo que el dinero puede explicar, una gran parte de esa diferencia se produce por encima de las rentas medias”:
Si analizamos la felicidad por países, la relación con el dinero también es muy elevada, aunque no perfecta.
El top 20 en 2024 cuenta con nuevos participantes (Costa Rica y Kuwait), a los que se suman las salidas de Estados Unidos y Alemania de los mismos puestos.
La correlación entre el tamaño de la población y la felicidad se puede observar también claramente: entre los 10 primeros, sólo los Países Bajos y Australia tienen más de 15 millones de habitantes. Entre los 20 primeros, solamente Canadá y el Reino Unido tienen más de 30 millones de habitantes:
A pesar de la importancia del dinero, una gran parte de la felicidad depende también de con quién nos relacionamos. Las personas con las que pasamos el tiempo cambian mucho a lo largo de nuestras vidas.
Primero, está la infancia, cuando los amigos y la familia dominan. Luego, aparecen los compañeros de trabajo, las parejas y los hijos.
Por último, están los años de jubilación, cuando las parejas y el tiempo a solas se convierten en los pilares de la vida:
Esto me llegó por WhatsApp esta semana: es muy triste comprobar que en un siglo hemos pasado a emplear casi dos terceras partes de nuestro tiempo a estar conectados a internet. No creo que hayamos avanzado en felicidad en este sentido.
Feliz semana y recordemos que Nana Mouskouri solía decir que “si no has aprendido de la tristeza, no puedes apreciar la felicidad”.