La presidenta del BCE, Christine Lagarde.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. Reuters

Opinión Blue Mondays

Un vistazo a 2024

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El 2024 ha sido un año de montaña rusa para los mercados financieros con la renta variable y fija enfrentando desafíos y oportunidades, con movimientos significativos en las materias primas y un capítulo notable en el mundo de las criptomonedas.

A pesar de esos siempre lógicos vaivenes, el resumen que se puede hacer del año es que al final todo lo que pudo salir bien, salió bien y lo que pudo salir mal, sencillamente no ocurrió.

Renta Variable: entre luces y sombras

El triunfador ha sido el mercado norteamericano. Contrariamente a lo que se pueda pensar la mayor rentabilidad sectorial no ha estado ni en los semiconductores ni en la IA, aunque ambos lo hicieron desigualmente bien, sino en el sector de comunicaciones con protagonistas como Netflix, Meta o Alphabet a pesar de que sus subidas fueran inferiores a las excelsas revalorizaciones de Palantir, Nvidia o Broadcom.

A expensas de lo que suceda en estas últimas sesiones, de los 11 sectores según el GICS ninguno muestra pérdidas, lo que habla de la fortaleza del equity americano.

El par USA-Europa decepciona. La realidad es que el año ha sido algo peor de lo esperado en lo cuantitativo, pero en lo cualitativo la renta variable europea queda muy tocada de cara a 2025.

La fragilidad económica en la zona euro, la incapacidad para formar ejecutivos sólidos que permitan avanzar en los problemas estructurales de déficit y deuda, más los habituales problemas derivados de la caótica visión geopolítica y geoestratégica europea (energía, OTAN, agenda común), forman parte estructural de la valoración fundamental que hacen los inversores, aumentando el gap entre ambos mercados. La incipiente crisis de identidad de la industria europea, con Alemania de protagonista, es motor de lo que creo va a ser fuente de confrontación social. 

Por otro lado, la renta variable china ha sorprendido con una remontada en la recta final del año, superando incluso en rendimiento a los mercados europeos.

Esta recuperación se atribuye a las tradicionales políticas de estímulo implementadas por Pekín dando por hecho que China asume a su manera el keynesianismo como parte de su política de planificación. Su contribución sumada a la de la India, colocan a los mercados emergentes donde se esperaba en el balance anual y muy bien posicionada de cara a 2025.

Renta Fija: navegando en aguas turbulentas

El mercado de deuda ha estado marcado por la cautela. Las expectativas de recortes de tipos por parte de la Fed y otros bancos centrales han generado movimientos dispares en los rendimientos de los bonos soberanos y corporativos.

Sin embargo, la persistencia de la inflación y la incertidumbre económica han mantenido a los inversores en permanente sospecha. Parece que el jugo ya se ha sacado al movimiento de precios y la apuesta es de yield, un peligroso juego si, como parece, la inflación vuelve a escena.

La Fed: decisiones que marcan el rumbo

La Reserva Federal ha jugado un papel crucial en el devenir de los mercados en 2024. Tras un ciclo de incrementos de tipos para combatir la inflación, la Fed ha adoptado una postura más moderada.

Esta prudencia ha influido en la fortaleza del dólar y ha generado divergencias con otras economías, especialmente la eurozona, donde el BCE ha optado por una política más expansiva, aunque dejando entrever una importante dosis de incertidumbre en su mensaje. Por todo ello, le doy un aprobado alto a Powell y un suspenso a Lagarde.

Materias Primas: entre la estabilidad y la volatilidad

El mercado de materias primas ha mostrado comportamientos mixtos. El petróleo Brent se ha mantenido en torno a los 81 dólares por barril, reflejando un incierto equilibrio entre la oferta y la demanda en un contexto de recuperación económica moderada. Por su parte, el oro ha experimentado un año histórico.

La subida de 2024 es la segunda mejor desde que en 1979, en medio de un elevado desorden mundial, más que duplicase su valor. Me quedo con que la casi totalidad del oro que se produce está siendo comprado por los BRICS, un mensaje torpemente poco analizado por lo que subyace detrás del que me haré eco el próximo año en no pocas veces.

Fuera de los dos clásicos, excelente año para los precios agrícolas (cacao, café), materias raras y pinchazo de la burbuja de los precios de los componentes de las baterías por la crisis del vehículo eléctrico.

Criptomonedas: del salvaje oeste a la regulación

El universo de los criptoactivos ha vivido un año también histórico con el bitcoin sobrepasando la barrera de los 100.000 dólares. La demanda ha seguido imparable y eso aceleró la entrada en vigor del Reglamento MiCA marca el fin de una era de desregulación, estableciendo un marco normativo que, a cambio de prometer supuestas mayores garantías a los consumidores y mayor transparencia a los operadores, se busca controlar su esencia que no es otra que la libertad. Las criptos se han alineado con el oro con un mensaje común: el dólar está llegando al fin de sus días. No sabemos cuándo acabará por desmoronarse, pero es cuestión de tiempo que de la actual multipolaridad se pase a un escenario diferente en el que la moneda hegemónica ya no sea el billete verde.