Yolanda Díaz ha querido ejercer de “reina maga” este final de 2024. Su regalo a los trabajadores fue un acuerdo, en el marco del “diálogo social”, para la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin reducción del sueldo. Lo firmó con sus dos pajes, UGT y CC OO. 

Lo firmó y divulgó antes del día 22 de la lotería de navidad, como un anticipo al premio “gordo”. Lo hizo a bombo y platillo. Más bien a bombillito y platillito: su repercusión mediática fue reducida y su valor real discutible. Discutible porque es muy probable que los españolito/as trabajadores no disfruten del regalo de la Vicepresidenta. Es decir que es un acuerdo fake (engañoso) varias razones.

La jornada laboral media española es de 37,1 horas por debajo de las 37,5 que propone el acuerdo. Si hay un conjunto que trabaja las 40 horas actuales, quiere decir que hay muchos que trabajan menos de 37,5. Entre ellos los empleados a tiempo parcial que son muchos.

La jornada laboral media española es de 37,1 horas por debajo de las 37,5 que propone el acuerdo

Según el INE los trabajadores que más horas trabajan son los empleadores, los empresarios sin empleados y los trabajadores independientes. Todos ellos trabajan más de 40 horas semanales (hasta 46,3 los empresarios).

A todos ellos, que son los principales impulsores de la economía y la creación de trabajo, les importa un comino el acuerdo. No se regulan por la ley laboral sino por las necesidades de su bolsillo y la exigencia de su profesión.

También a los empleados a tiempo parcial en relación al tiempo libre, porque, aunque se aplique, un prorrateo de reducción no es significativo.

El acuerdo podría importar a los trabajadores que tienen el tiempo tasado en empresas y sectores cuyo convenio siga con las 40 horas semanales. Como se ve por las cifras media ya hay muchísimos convenios que lo tienen reducido. Por ejemplo, en las Administraciones Públicas.

En el sector privado los convenios firmados en 2024 fijan una jornada semanal de media de 38,5 horas. Eso significa que, habiendo algunos que mantienen las 40 horas semanales, muchos están por debajo o en las 37,5 horas. Ya hay muchos convenios en los que representantes empresariales y sindicales de sector o empresa han hecho ese trabajo.

Encima el acuerdo, teóricamente bajo el “diálogo social” no ha sido firmado por la CEOE. Ha sido un trágala del ministerio y sus acólitos sindicales.

Como se comprueba por la firma de los convenios no es que los empresarios no quieran firmar reducciones de jornada. Lo que quieren es que esas reducciones se realicen por quienes conocen mejor las circunstancias de cada sector o empresa, sus representantes patronales y sindicales, lejos de los burócratas ministeriales.

La sospecha sobre la inanidad del acuerdo se refuerza porque la parte socialista del gobierno parece ajena a él. De hecho, el ministro de economía no estuvo en su firma.

La sospecha sobre la inanidad del acuerdo se refuerza porque la parte socialista del gobierno parece ajena a él

Además, aunque el gobierno lo aprobase, como Decreto-ley, para contentar a la líder de Sumar, la posibilidad de que ese acuerdo pase los trámites parlamentarios es casi nula. Ni Junts, ni el PNV, lo apoyan y son necesarios para la mayoría Sanchista. Incluso Podemos puede alegar que es escaso.

En resumen, estamos ante otro acto de propaganda inútil de un gobierno débil parlamentariamente, dividido en dos o más partes, golpeado en los medios, al que salva una situación social que da una economía que crece a su pesar. Economía a la que Sumar quiere poner trabas con regulaciones fuera de la lógica económica del momento.

La ministra de trabajo es un fake, por sus acuerdos fake y por su proyecto política fake que en lugar de SUMAR se debería llamar RESTAR. 

Algunos expertos en la política de izquierdas insinúan que en una esquina está sentado su antiguo líder a la espera de las próximas elecciones.

Pablo Iglesias se ha apuntado al refrán árabe: “Siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo. Sumar ha perdido hasta su cabeza en Madrid. Errejón ya no cuenta y Más Madrid se va por el sumidero de la historieta (ni siquiera es de la historia).

¡Lo que hay que hacer para mendigar un espacio mediático! Crear expectativas fake.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.