"Change is going to do me good", Bernie Taupin.

El crecimiento publicado en el tercer trimestre es la definición de calorías vacías. El Instituto Nacional de Estadística (INE) revisa a la baja el dato de inversión y de exportaciones y aumenta significativamente el de gasto público, dejando un crecimiento insano y de baja productividad.

El gasto público se dispara un 2,5%, tres décimas más que en el avance de octubre. El dato de inversión cae un 1,3%, peor que en la previsión, con las exportaciones revisadas a la baja en medio punto.

Hasta el sector servicios se sostiene por el gasto público. Mientras la actividad del comercio se revisa a la baja en seis décimas, aparece al rescate la actividad de las administraciones públicas, que se revisa al alza en cinco décimas. 

Esta revisión ya es típica. Los datos del INE compensan el deterioro del consumo y el estancamiento de la inversión con más consumo público. En tasa interanual, el INE reduce dos décimas la inversión, pero sube cuatro décimas el gasto público. En tasa interanual, el gasto público aumenta un 5,1%.

No es nada difícil dopar el PIB. Aumentas el gasto público tirando de deuda, cuando la recomendación de Bruselas es no aumentarlo más de un punto. Pero como la Comisión Europea ha dejado de hacer su trabajo, ya está todo solucionado.

Desde 2019, el aumento del gasto público es de más del 19%, para un aumento del PIB de solo 6,6%. 

Toma cohete.

En el tercer trimestre de 2024, el elemento que más crece en el PIB por rentas son los impuestos netos, con un aumento del 8% anual. 

El Instituto de Estudios Económicos (IEE) explica que el gasto público ha dopado el PIB añadiendo 3,6 puntos porcentuales desde la pandemia. Aseguran que "el gasto público se ha consolidado como un elemento estructural en el Presupuesto, lo cual limita el margen de maniobra de la política fiscal y compromete las inversiones necesarias".

Desde 2019, el aumento del gasto público es de más del 19%, para un aumento del PIB de solo 6,6%

Más gasto público significa más deuda y, por lo tanto, más impuestos, menos salarios reales y menos productividad.

Más impuestos, por supuesto. En 2025 se consolidará la mayor subida de impuestos de la historia reciente con nuevas subidas a la electricidad y a la renta.

Tras una ristra sorprendente de revisiones al alza del PIB del pasado, sorprendentes por su magnitud y que solo son al alza, la realidad es que el PIB per cápita de España sigue a la cola de Europa.

Con datos de Eurostat, España pierde convergencia con la UE en PIB per cápita ajustado por poder adquisitivo, pasando de siete a nueve puntos. Además, aumenta la tasa de riesgo de pobreza al 27%, la tercera peor de la UE.

el PIB per cápita de España sigue a la cola de Europa

Como explica Roberto Ordúñez en El Español, la riqueza en España crece un 3,4% en 16 años, 5,5 puntos menos que la eurozona. El PIB per cápita del conjunto de los miembros de la UE creció de 2007 a 2023 un 13,4%, diez puntos más que el de España.

Con datos del Banco de España, la deuda total emitida por las administraciones públicas ha aumentado 407.840 millones de euros con Sánchez y la deuda -pasivos totales- de la Seguridad Social se ha triplicado, aumentando en 95.055 millones de euros.

Sánchez ha despilfarrado el mayor estímulo monetario y fiscal de la historia y deja más población en riesgo de pobreza; el PIB per cápita ajustado por poder adquisitivo estancado; 3,8 millones de desocupados apuntados al SEPE y una economía dopada por el gasto público y la inmigración. 

Todos estos datos son muy preocupantes. Sin embargo, lo que más me preocupa es que la oposición no presente un plan de choque que acabe con este expolio.

El Partido Popular debe explicar que va a revertir todas las subidas de impuestos de Sánchez y el aumento descontrolado del gasto político.

Es frustrante tener que lidiar con la propaganda, fácilmente desmontable, mientras la fundación que debería ofrecer alternativas de verdad para los ciudadanos deja menos actividad que la Fundación Harvey Weinstein.

Entre la socialdemocracia acomodaticia existe un mantra repetido con regularidad. Dicen que no merece la pena hablar de economía porque ésta va bien. Además de ser empíricamente falso, hay que escuchar a las microempresas, a los contribuyentes, a las familias. 

La euforia es innecesaria y falaz, pero no debemos renunciar a ofrecer una alternativa que sea más que presentarse como el contable del despilfarro del anterior. 

España es un gran país y se merece que demos voz a los contribuyentes y creadores de empleo asfixiados.