Debo reconocer que en el entorno que me muevo, una gran escuela de negocios con empresarios y ejecutivos de alumnos, el Gobierno español actual no es el más admirado del mundo. Si les preguntas por política las respuestas no son nada optimistas.
Sin embargo, cuando les preguntas por la situación de su negocio, su profesión o la de otros conocidos, la respuesta es moderada, pausada. A mi indicador económico particular, el “indicador taxi”, procedente de mis conversaciones con sus conductores y propietarios le pasa lo mismo. Si hablas de política, un alto porcentaje no están contentos con la situación. Pero si les preguntas sobre como va la recaudación, responden que en la línea del año pasado o similar.
De algo si se quejan todos. De la situación tributaria. Unos y otros se encuentran asfixiados. Lo que está permitiendo al gobierno hacer crecer la demanda global con gasto público, que apoyan los fondos europeos de New Generation.
Por eso a pesar de caer en el error de ser pesado, me rebelo ante las previsiones pesimistas o moderadas sobre la economía española de este 2025.
Este es en un mes el segundo artículo anunciando que en España, salvo la aparición de algún “cisne negro” imprevisto, la economía se comportará como el año pasado. Un crecimiento similar al 3,2% del PIB español de este año. No hay razones internas para lo contrario.
Me rebelo ante las previsiones pesimistas o moderadas sobre la economía española de este 2025
El Estado seguirá recibiendo impuestos agrandados por la inflación porque no ha habido deflación de los tramos de IRPF, ni del IVA a pesar de la subida de precios. La demanda de gasto público seguirá empujando el PIB. La creación de puestos de trabajo y disminución del desempleo hará lo mismo con el gasto privado.
En el exterior, las medidas de Trump tampoco van a influir a corto plazo. Otra cosa será el 2026. Pero para entonces hay tiempo de rectificar. La Europa central (Alemania, los Países Bajos, …) puede que experimenten impactos negativos ya en este año por la política arancelaria de EEUU Esos impactos repercutirán en el 2026 en España por descenso de la demanda exterior (exportamos mucho a esos países) y el turismo. Pero en 2025 aún seguirán las pautas de consumo y turismo de los últimos años: creciendo.
En consecuencia, una buena reacción sería ahondar en otros mercados turísticos (asiáticos o el mismo EEUU) y reorientar nuestras exportaciones para mantener la demanda global en 2026 y siguientes.
El desafío está en no dormirnos en el 2025 para afrontar un 2026 en la línea de estos años ¿Seremos capaces?
Los empresarios, profesionales, autónomos y trabajadores españoles en general están demostrando su resiliencia, incluso ante este Estado devorador.
El desafío está en no dormirnos en el 2025 para afrontar un 2026 en la línea de estos años ¿Seremos capaces?
La imaginación y el coraje, fortalezas de nuestra cultura, han conseguido el éxito actual. El 7,5% del PIB es de servicios profesionales no turísticos. Ingeniería, consultoría servicios jurídicos, software, … ¡Quién no lo iba a decir!
Las universidades se están convirtiendo en centros de atracción de estudiantes a nivel global, el turismo universitarios crece a toda velocidad. Necesitaríamos muchas más y bien preparadas.
La sequía del año pasado no se da este 2025. Pero nadie asegura que no repita el 2026.
Las energías renovables funcionan, pero estamos cerrando centrales nucleares que son su back up. Sin ellas dependemos de la importación de energía fósil porque hay momentos en que las renovables no funcionan cuando ni hay sol ni viento. La energía de hidrógeno cada vez se ve más cara y a larguísimo plazo para que sea operativa.
El panorama económico no es ni blanco, ni negro. Es incierto a medio y largo plazo. Incierto porque no sabemos o no queremos afrontarlo como sociedad.
De eso es lo que tendríamos que estar hablando en el debate nacional. Mientras tanto, el barro de la política y el circo de la fiesta mantiene anestesiados a los ciudadanos.
A todo ello hay que añadir que en dos años hay elecciones nacionales, autonómicas y municipales. Los acontecimientos nos pueden pillar como a los conejos que discutían si sus perseguidores eran galgos o podencos. En todo caso eran perros y como tales se comieron a los conejos.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.