3 de febrero. Desayuno de Europa Press en Madrid. Protagonista el ministro Albares. En la capital a las 8 de la tarde o das una conferencia o te la dan. Ahora también en desayunos o comidas. Algo más saludable porque mejora la compatibilidad con la vida familiar. A esos “eventos” (como ahora se llaman) suele acudir personas interesadas en el tema y el ponente. Pero lo importante es su repercusión mediática. Para eso los hacen los organizadores y los ponentes.

José Manuel Albares, a la sazón ministro de exteriores del gobierno, tenía interés en dejar algunos eslóganes ante la concurrencia y supongo que ante la opinión pública.

Su mensaje fue: “España está en un momento brillante (no usó esa palabra, pero se le entendió) en política exterior”. Nunca en democracia, según él, España ha pintado tanto como ahora (en ese momento alguien en la sala susurró: Aznar). 

Se conoce que el despiste de Trump al confundir la S de Sudáfrica de los BRICS, con la S de Spain, no tiene importancia. Tampoco es significativo que en la toma de posesión en Washington estuviera Abascal y no el presidente Sánchez a quién no se invitó mientras estaban presentes Meloni y Milei. Si eso es pintar, como hubiera dicho Santiago Carrillo, secretario general del PCE en la transición: ¡qué venga Dios y lo vea!

El Gobierno Sánchez (que no hay que confundir con España) se ha colocado en una posición “curiosa” en política exterior. Ha reconocido al Estado Palestino, cuando no lo hacen sus socios europeos (salvo Irlanda y Noruega) y muchos de sus aliados de la OTAN. 

“España está en un momento brillante (no usó esa palabra, pero se le entendió) en política exterior”

También sigue empeñado en empujar el programa 2030 a nivel internacional, cuando el año 2025 es el inicio del final de ese programa. Fundamentalmente, porque los números de la economía no dan para cumplirlo. Es una utopía demasiado costosa para abordarla a corto plazo. La energía de origen Nuclear ya ha sido blanqueada. La energía del hidrógeno aún es demasiado cara. Trump está en contra.

Albares defiende la cooperación internacional al desarrollo, mientas Trump intenta cerrar su institución en EEUU. La defensa que hace el ministro de la Unrra (Organización de la ONU para el Auxilio y la Rehabilitación) choca con la merma de financiación estadounidense ante las acusaciones de que algunos de sus miembros han sido, o son, militantes activos de Hamás. 

Todo ello recuerda las obsoletas reuniones de los “no alineados” de la mitad del siglo pasado. En ellas el líder maltés Dom Miltoff reunía países como Yugoslavia (entonces vigente) o Egipto. Su motivación era separarse del enfrentamiento tanto de EEUU como de Rusia en plena Guerra Fría. 

Ese movimiento de los no alineados es una reliquia histórica que ha llegado a estar presidido por la República islámica de Irán o la Venezuela bolivariana en los últimos años. Ya no tiene ninguna razón de ser y sus reuniones huelen a naftalina de la guerra fría.

El problema es que Albares ni siquiera está “no alineado”, está “desalineado”, desorientado, vagando por un mundo que ya no existe.

El problema es que Albares ni siquiera está “no alineado”, está “desalineado”, desorientado, vagando por un mundo que ya no existe

Ante las decisiones de Trump sobre aranceles, Albares eludió la respuesta a las preguntas de los periodistas con una paráfrasis diplomática. Es el ministro de exteriores de un presidente que se doctoró con una tesis sobre diplomacia económica, pero no tiene ni idea de cómo reaccionar ante un cambio económico mundial.

En el mediterráneo: a) la italiana Meloni se ha adelantado y ya ha hablado con Trump; b) Trump ha ninguneado a España hablando antes con Marruecos; c) En Siria, diga lo que diga, no le hicieron caso y sólo le pidieron dinero: d) Israel no está contenta con el reconocimiento del “Estado Palestino; e) …

A la vista de estos datos ¿está España en uno de sus mejores momentos de prestigio internacional? 

Albares sacó pecho con el 3,2% de crecimiento del PIB. Un crecimiento que se debe a la resiliencia de los empresarios y profesionales españoles al margen del acierto, o no, de las medidas económicas del gobierno.

¿Y con esa posición, Albares quiere hacer una estrategia sobre la política exterior de consenso con la oposición? ¡Vamos anda! Efectivamente Albares está desalineado, desorientado.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.