Trabajadora
En un contexto en el que cada vez son más relevantes la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa (RSC), el área de Recursos Humanos (RR. HH.) se posiciona como un actor crucial para integrar estos valores en el ADN de las empresas.
Tradicionalmente, las áreas especializadas en medio ambiente o relaciones corporativas han liderado las iniciativas de sostenibilidad. Sin embargo, en la actualidad, estas acciones se están integrando de forma más transversal, con el área de RR. HH. desempeñando un rol estratégico.
RR. HH. promueve valores como la diversidad, la equidad y el respeto por el entorno. Además, en la creación de políticas empresariales sostenibles, esta área tiene la oportunidad de liderar cambios significativos, desde prácticas laborales éticas hasta iniciativas de voluntariado corporativo. Otro aspecto crucial es la atracción y fidelización del talento. Los empleados, especialmente las nuevas generaciones, buscan trabajar en organizaciones que compartan sus valores. Hasta el 32% de los españoles no aceptarían un trabajo en una empresa que no comparte sus valores sociales y medioambientales, según un estudio de Randstad.
Para incorporar la sostenibilidad de manera efectiva en el área de RR. HH., podemos llevar a cabo, por ejemplo, un reclutamiento ético y responsable, promoviendo procesos de selección inclusivos que garanticen la igualdad de oportunidades. Asimismo, trabajar con proveedores que cumplan estándares éticos fortalece el compromiso con la sostenibilidad.
Fomentar el voluntariado corporativo es otra forma de integrar la sostenibilidad en las dinámicas diarias de la empresa. Al facilitar la participación de los empleados en actividades como el apoyo a comunidades vulnerables o programas de concienciación ambiental, no solo generamos un impacto positivo en la comunidad, sino que también creamos un sentido de pertenencia y compromiso interno.
Un reclutamiento ético y responsable, promoviendo procesos de selección inclusivos que garanticen la igualdad de oportunidades
Por otro lado, el bienestar de los empleados debe abarcar aspectos físicos, mentales y también ambientales. Iniciativas como el uso de transporte sostenible, el reciclaje o la reducción de residuos en el lugar de trabajo son ejemplos prácticos de sostenibilidad cotidiana. Por último, la formación en prácticas sostenibles e inclusivas de los empleados puede ser decisiva para fortalecer la responsabilidad colectiva y alinearse con los objetivos de la empresa.
En ocasiones, implementar estas iniciativas puede ser desafiante, sobre todo en culturas organizacionales con reticencia al cambio, empresas con limitaciones de recursos o por la dificultad de medir claramente el impacto de nuestras acciones de sostenibilidad y RSC. No obstante, adoptar estas prácticas en el área de RR. HH. no solo refuerza los valores éticos de una organización, sino que también proporciona ventajas tangibles.
Las empresas que muestran su responsabilidad ante la sociedad se posicionan de manera más favorable ante clientes y futuros empleados, mejorando su reputación corporativa. Además, la creación de una cultura organizacional alineada con valores responsables genera un equipo más comprometido y motivado, que siente que contribuye a un propósito mayor.
Esto, a su vez, favorece el cumplimiento normativo y la optimización de costes, ya que muchas de las estrategias sostenibles, como la digitalización o la eficiencia energética, también ayudan a reducir los gastos. Solo con la implementación de medidas de ahorro de luz y gas, las empresas pueden disminuir significativamente sus costos.
En definitiva, la sostenibilidad y la RSC en el ámbito de RR. HH. no son simplemente una tendencia pasajera, sino un componente esencial para construir organizaciones resilientes, responsables y competitivas. Al adoptar estas prácticas, las empresas no solo contribuyen al bienestar colectivo, sino que también aseguran su éxito y relevancia en el largo plazo.
*** Paloma García, profesora de Afi Global Education.